Empuje para los emprendedores
Llevar las ideas a la realidad necesita de unos puentes que el Santander ha tendido a 7.000 universitarios aprendices de empresarios.
El grupo mantiene 1.100 acuerdos de colaboración con instituciones de enseñanza de 21 países
Emprender es un verbo que quiere mejorar el mundo. El infinitivo de un cambio. Pero para conjugarse necesita personas que lleven las ideas a la realidad. Cruzar ese puente, caminar esos pasos, resulta difícil. “El talento emprendedor está distribuido por todo el mundo, áreas de conocimiento y niveles sociales. Sin embargo, por desgracia, no sucede lo mismo con las oportunidades. Por eso nuestros programas buscan cerrar esa brecha”, reflexiona Javier Roglá, director global de Santander Universidades y Universia. El banco ha trazado una urdimbre densa de ayu- das que une esas dos orillas. Promueve 350 programas de emprendimiento conectados a universidades de todo el mundo. A través de esos encerados se impulsan cada año las ideas de 7.000 emprendedores. Son iniciativas con sujeto y predicado. Frases que dan esperanza. Yolanda González, al frente de Nanocore Biotech, usa las placas de Petri para mejorar los tratamientos del cáncer infantil; Beatriz Ramis, con su proyecto SNA, reduce el tiempo de estancia de los enfermos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y Patricia Aymá crea plásticos sostenibles a partir de desechos orgánicos. Son tres ejemplos. Hay decenas. Pero
todos entienden la vida como un lugar que debe ser mejorado.
Sobre ese prisma reluciente de mil caras, el Santander ilumina el universo de los emprendedores. En cada país brilla una faceta. En España, durante ocho ediciones, Santander YUZZ ha impulsado los proyectos de 4.200 jóvenes. Estos días, su relevo, la iniciativa Explorer, da formación, apoyo y mentoring gratuito a chicos de entre 18 y 31 años que persiguen construir sus negocios. Un compromiso internacional. El banco respalda en Chile la iniciativa Brain Chile. Es una aceleradora de ideas con base científica y tecnológica. Mientras, en México, concede el Premio Santander a la Innovación. Precisamente en esa ciudad anunció en octubre el lanzamiento de Santander X, el mayor ecosistema del mundo destinado a emprendedores universitarios.
Desafío mundial
Nadie lo duda. El desafío de la educación se ha sentado en todos los pupitres del planeta. Y pide, con urgencia, respuestas. El banco ofrece algunas. A través de Santander Universidades mantiene más de 1.100 acuerdos de colaboración con instituciones de enseñanza de 21 países. El año pasado, el grupo respaldó 3.900 proyectos universitarios y concedió 36.000 becas. Un álgebra de ayudas que encaja con la geografía de una entidad en cambio. “La base de nuestra transformación es una cultura que promueve una forma de hacer las cosas sencilla, personal y justa en toda la organización”, explicaba Ana Patricia Botín, presidenta de Santander.
El andamiaje de una política de sostenibilidad que viaja fuera del banco pero también dentro. El año pasado, 60.000 empleados participaron en programas de voluntariado. Una implicación que les llevó lejos. Desde la formación financiera para estudiantes, ancianos y personas de bajos ingresos en Europa hasta el apoyo a la educación infantil en Brasil. Porque hay tantas causas en el planeta como días. Hay tantas batallas que dar como soldados. Una de las más urgentes es la de la desigualdad. Y aquí los microcréditos están cargados de razones. El Santander respalda 250.000 proyectos de este tipo en América Latina. Pequeñas cuantías de dinero que tienen un efecto maltusiano en la mejora de la vida de miles de personas. Actos que reflejan los compromisos y las palabras. “Tan importante como obtener buenos resultados financieros y comerciales, e incluso más, es hacerlo de la forma adecuada”, escribió Ana Patricia Botín en su presentación al informe de sostenibilidad de 2016. La ética del dinero.
Por eso unas 300.000 personas han aprovechado el último año las iniciativas de educación financiera. Se trata de despejar incógnitas en esa ecuación que es siempre la vida cotidiana. Entender la declaración de la renta, conocer la diferencia entre una tarjeta de crédito y de débito o consumir de manera inteligente. Vivimos rodeados por la economía. Vivimos exigidos por su conocimiento. Una exigencia que llega a niños, jóvenes, colectivos vulnerables, emprendedores y empresas. Esta formación se ha convertido en uno de los principales ejes del voluntariado corporativo del banco. En lo que va de año, 433 voluntarios (en activo, jubilados, prejubilados) han impartido en España 18.000 horas de estas enseñanzas. Progreso social Todas estas propuestas que nos hablan de emprendedores, educación financiera, microcréditos o formación evidencian la importancia de la inversión privada en el progreso de la sociedad. Sobre ella, la política de sostenibilidad del banco dibuja una serie de principios y compromisos dirigidos a crear valor a largo plazo para sus grupos de interés. Son valores escritos negro sobre blanco en los diferentes informes de sostenibilidad del grupo pero sobre todo son valores prácticos. Santander quiere ayudar, entre 2016 y 2018, a cinco millones de personas. El pasado ejercicio invirtió 209 millones de euros —157 millones en educación superior y 52 millones en proyectos de apoyo a la comunidad—, colaboró