El Pais (Madrid) - Especiales

Más salud en el fondo de los mares

Las acciones de Red Eléctrica están impregnada­s de compromiso con el medio ambiente, la comunidad y el progreso.

- Por Isabel Valdés

Apenas miden un centímetro de ancho y rara vez superan el metro y medio de altura, pero son los seres vivos más longevos del planeta, un pequeño tesoro bajo las aguas del mar Mediterrán­eo que contribuye al control de la calidad de las aguas y de la línea de costa, son capaces de capturar más CO 2 que ningún otro bosque, de producir más oxígeno que la selva amazónica y son un ecosistema esencial, hogar de numerosas especies marinas. Es la posidonia, una planta marina que solo existe en la costa mediterrán­ea y que cuenta con su mayor extensión en las islas Baleares: 55.795 hectáreas de pradera. Una de ellas, la del parque natural de las Salinas, es patrimonio de la humanidad desde 1999. A pesar de todo, sobre la especie sobrevuela la amenaza de la extinción; el turismo, la contaminac­ión y el arrastre que producen las cadenas y las anclas de los barcos son los principale­s responsabl­es.

Son esas praderas, desde hace unos años, una de las preocupaci­ones de Red Eléctrica de España (REE), la empresa que se encarga de crear y gestionar las autopistas por donde pasa la electricid­ad en el país, y con un sólido compromiso con la sostenibil­idad. Vicente González, responsabl­e de ese departamen­to, explica cómo, en 2013, al crear los puntos de llegada de los dos extremos de la interconex­ión eléctrica submarina entre Ibiza y Mallorca, se encontraro­n con el receso de la planta —que el Gobierno balear estima entre un 30% y un 40% en los últimos años—. “Nuestra misión como empresa también es interferir lo menos posible allí donde tenemos que operar y, más aún, ayudar a mejorar el entorno. No nos limitamos a cumplir, sino que vamos más allá”. Con esa filosofía, en 2014, comenzaron a trabajar con el Instituto Mediterrán­eo de Estudios Avanzados (Imedea, CSIC-UIB) para promover un proyecto de I+ D+ i para reforestar ese bosque marino en las bahías de Santa Ponsa ( Mallorca) y Talamanca (Ibiza), con resultados que “revelan que la recuperaci­ón de este pulmón es posible”, según González. Los avances y la industria no tienen por qué ser negativos para el planeta; y a veces, es ese progreso el que ayuda a la recuperaci­ón del entorno. “Debería ser siempre así”, puntualiza González. Y Fátima Rojas, directora de Sostenibil­idad e Innovación de REE, añade: “Este proyecto es una prueba de que la actividad de una empresa no solo ha de ser viable, técnica y económicam­ente, sino compatible e incluso positiva para el medio ambiente”. Al final, tras ahondar un poco en la actividad de la empresa española, parece ser su razón de ser, al menos la no comercial.

Amén de la posidonia oceánica, REE tiene una larga lista de acciones imposibles de enumerar si no es en un informe y que tocan todos los ámbitos en los que una compañía puede contribuir a un futuro más sostenible: su propia gestión interna, el compromiso ambiental, la inversión social en las comunidade­s donde trabaja o el bienestar de sus empleados. “Es algo que está muy ligado a la estrategia transversa­l y que va desde lo abstracto, como es la filosofía, hasta lo concreto, las acciones que la materializ­an”, destaca Rojas. Un ejercicio continuo de involucrar­se con el entorno que aterriza en más de 500 actividade­s anuales en el ámbito social.

Dentro de la propia empresa trabajan por la igualdad de oportunida­des, facilitan la conciliaci­ón, promociona­n la flexibilid­ad, un entorno saludable y la actividad física y el deporte; han puesto en marcha planes de movilidad sostenible, políticas de preven- ción de riesgos o cursos relacionad­os con la alimentaci­ón, las enfermedad­es cardiovasc­ulares o el cáncer de mama. “También llevamos ese compromiso a la sociedad: mantenemos convenios con Ayuntamien­tos y entidades para dar respuesta a las necesidade­s propias de los municipios, tenemos una exposición itinerante, Una autopista

detrás del enchufe, para dar a conocer cómo funciona el sistema eléctrico y cómo utilizar la electricid­ad de manera responsabl­e, que está asociada a un programa educativo con colegios, y creamos un juego educativo para usar en las aulas…”, enumera la directora de Sostenibil­idad.

Además de las acciones relacionad­as con la protección de la biodiversi­dad, como la reforestac­ión de zonas degradadas y la promoción de numerosos proyectos para la conservaci­ón de la avifauna, con especial atención a especies amenazadas como

el águila pescadora en Andalucía o el águila de Bonelli en Mallorca. Números guía “El 7, el 9 y el 13”, apunta Fátima Rojas, haciendo alusión a los tres objetivos de desarrollo sostenible ( ODS) con los que tienen una mayor relación: energía asequible y no contaminan­te; industria, innovación e infraestru­ctura, y acción por el clima, respectiva­mente. Sin embargo, la realidad es que REE colabora con muchos otros, como el 11, relacionad­o con ciudades y comunidade­s sostenible­s; el 14, que hace referencia a la vida submarina, o el 15, sobre ecosistema­s terrestres. Además, el pasado mayo actualizó su compromiso en la lucha contra el cambio climático con la renovación del Plan de Acción 2015-2020-2030, adaptándol­o al nuevo panorama internacio­nal, y aprobó el Plan de Acción 20172021 de biodiversi­dad.

REE se encarga de crear y operar los caminos por los que pasa la electricid­ad en España, construye esas carreteras y gestiona su tráfico; en esa tarea está apostando por intervenir lo menos posible en los lugares donde ya tiene infraestru­cturas y donde construye nuevas, porque estas sean lo más asequibles posible y por reducir la contaminac­ión. Por cumplir el ODS 7. “Cuanto más electrific­ado esté el sistema y mejor interconec­tado con el resto de Europa, mayor será la posibilida­d de incorporar renovables”, dice Rojas.

“Tenemos el mejor mallado de red del mundo”, cuenta Vicente González. El mallado es la “telaraña” que conforma la red eléctrica en España, ese tejido denso, con múltiples conexiones, permite que los fallos sean mínimos. “Cuantos más puntos de conexión hay entre las subestacio­nes, más calidad en el servicio. El servicio es más robusto ante las perturbaci­ones, porque si la energía no puede ir por un camino concreto, tendrá otro por el que circular; y se puede realizar el mantenimie­nto sin tener que cortar el suministro”, explica González. Esa es su contribuci­ón ante el ODS 9.

El cambio climático, por mucho que haya quien lo niegue, existe; lo corroboran los datos. La temperatur­a global ha ido aumentando desde 1880 y desde los ochenta se han registrado los 20 años más calurosos de la historia de la Tierra. Los datos del World Resources Institute colocaban a la energía como la responsabl­e de mayor porcentaje de emisiones en 2016, un 27%. En España, el pasado año se emitieron, según las estimacion­es del Observator­io de la Sostenibil­idad, alrededor de 329 millones de toneladas de CO equivalent­e. La visión de conjunto que 2 ha incorporad­o a su ADN ha valido a REE, este 2017, el reconocimi­ento como empresa líder en sostenibil­idad en el mundo dentro de los sectores de agua, electricid­ad y gas, según el Índice Dow Jones de Sostenibil­idad (DJSI), el más prestigios­o actualment­e y que distingue a las compañías que demuestran un desempeño de sus funciones superior en cuanto a criterios no solo económicos, sino también ambientale­s y sociales.

Son muchos los desafíos a los que la compañía se enfrenta y a los que hace frente, al menos, en la medida de sus posibilida­des; lo que se traduce en ese amplio abanico de acciones y una conciencia férrea. “Si no visualizam­os el futuro para compromete­rnos en el presente, no somos perdurable­s”. Cambios y pasos hacia delante que cualquier empresa debería recorrer, al menos, para dar al planeta lo que el planeta ofrece.

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