EL IMPULSO DE LAS FUNDACIONES
Las fundaciones, el brazo ejecutor de la acción social de las empresas, están de moda. Cada vez más organizaciones crean estas instituciones sin ánimo de lucro para que trabajen de forma independiente en un fin específico. Así lo han hecho recientemente Cepsa, EDP o AON. La tendencia responde, en opinión de Javier Nadal, presidente de la Asociación Española de Fundaciones (AEF), a la madurez alcanzada en España por la RSC. “Las compañías ven en las fundaciones el mejor instrumento para canalizarla. Aunque también hay cierto efecto emulación por el que algunas, que ven el impacto que generan las fundaciones de sus competidores, deciden crear la propia”, sostiene. Una cuarta parte de las 14.000 fundaciones que existen en España tienen como fundador al dueño de una empresa, organizaciones que controlan el 30% de su presupuesto de 8.000 millones de euros en total en 2014, según los últimos datos de la AEF. Una situación que a Nadal le gustaría que cambiase para que los particulares (que hacen un 10% de las aportaciones) incrementaran su participación en ellas, tal y como ocurre en Estados Unidos, donde mueven el 75% de los ingresos, para que así la dependencia de las compañías fuese menor. Después de haberse resentido por la crisis económica (sus ingresos se redujeron un 30% entre 2009 y 2012), “en gran parte debido a la crisis de las cajas de ahorros y su Obra Social”, las fundaciones avanzan en su recuperación como se desprende del crecimiento del empleo y de las donaciones ciudadanas. Bien les vendrá cuando los beneficiados han pasado de 18 a 35,6 millones de personas.