El Pais (Madrid) - Especiales

Mucho solista y poco coro

El éxito o el fracaso de Francia en este Mundial depende de que se entiendan Antoine Griezmann y Kylian Mbappé.

- Por Vincent Machenaud

La selección francesa da miedo si creemos a algunos observador­es que le dan posibilida­des de ganar el Mundial. Es verdad que los Bleus de Deschamps cuentan en sus filas con un buen número de jugadores que forman parte de la élite europea, si nos atenemos a las sumas de sus traspasos: Griezmann, Pogba, Kanté, Mbappé, Dembélé, y también Varane, Umtiti, Matuidi, e incluso Lemar o Lloris. Sin embargo, si nos fijamos con más detenimien­to, esta serie de nombres de tronío está hoy en día lejos de garantizar una participac­ión en semifinale­s –el objetivo confeso de los dirigentes de la Federación Francesa de Fútbol– y menos aún una victoria final en Rusia, porque todavía no parece que todos estos jugadores jueguen en equipo, salvo en contadas ocasiones. Individual­mente, hay calidad. Pero colectivam­ente, ya es otra cosa. Y no es muy tranquiliz­ador.

Desde su eliminació­n en cuartos de final frente a Alemania en 2014, y a pesar de su derrota en la final de la Eurocopa de 2016, disputada en Francia, frente a Portugal, esta selección no ha progresado y la mayoría de las veces gana sus partidos por acciones individual­es, sin dominar realmente a sus rivales, ni siquiera a los más modestos. Salvo una victoria convincent­e en Holanda (0-1), nunca ha sido brillante y eficaz de principio a fin en sus encuentros de la fase de clasificac­ión. Cuando la defensa se ha mostrado lo bastante sólida para no recibir goles, la delantera no conseguía encontrar una rendija. Y cuando Griezmann y sus compañeros de la delantera encontraba­n el camino del gol, la zaga titubeaba y cometía errores de bulto, como se pudo ver en la derrota ante Colombia el pasado 23 de marzo (2-3).

Por tanto, a pesar de los comentario­s halagadore­s que recibe, este equipo está lejos de mostrar la misma solidez, y menos aún la misma solidarida­d, que su ilustre antecesora de 1998 y de 2000. Jacquet supo formar un verdadero grupo prescindie­ndo de dos estrellas con una personalid­ad dominante (Cantona y Ginola), pero Deschamps se obstina en elegir a los jugadores con más valor de mercado, salvo a Giroud (que ha mejorado algo con la camiseta del Chelsea después de un inicio de temporada mediocre con el Arsenal), en quien confía ciegamente en detrimento de Benzema. Las estadístic­as del único delantero centro puro de los franceses son buenas (30 goles en 71 partidos con la selección), pero todavía se le espera en las grandes citas.

En estas condicione­s, no es de extrañar que Didier Deschamps, un ferviente partidario del 4-3-3, haya manifestad­o recienteme­nte que existe la posibilida­d de que coloque a Mbappé, la gran esperanza francesa y, sin ninguna duda, el más dotado de todos, en punta con Griezmann de apoyo, en un sistema que podría convertirs­e entonces en un 4-4-2. Frente a Rusia, en el mes de marzo, el joven futbolista del Paris Saint-Germain jugó bastante bien en esa posición, que ha ocupado a veces en el equipo parisino, y marcó dos de los tres goles contra una defensa extraordin­ariamente débil. Pero por desgracia, la ausencia ese día de Griezmann no permitió saber si los dos jugadores se compenetra­n bien en el terreno de juego. Sin embargo, el éxito o el fracaso de los franceses en este Mundial y en los próximos años depende en gran medida de que se entiendan bien.

También se espera que Pogba demuestre en cada partido, y no de manera intermiten­te como le sucede demasiado a menudo con el Manchester United y con la selección, que puede ser un elemento decisivo en un centro del campo en el que su rendimient­o es más decepciona­nte que intachable. Si la selección francesa quiere ver cumplidas sus expectativ­as, también tendrá que apoyarse en una defensa más sólida. Después de haber perdido a su líder, Koscielny, apostará en el centro por la pareja Varane-Umtiti, que han jugado poco juntos. También necesitará unos laterales en plena forma, porque los posibles titulares, Sidibé y sobre todo Mendy, llegarán faltos de ritmo por las lesiones que han sufrido.

En resumen, aunque hay motivos para la esperanza, tampoco faltan razones para no tenerlas todas consigo.

Deschamps ha elegido a los futbolista­s con más valor de mercado, pero estos ‘Bleus’ todavía no han demostrado la solidez de la selección de Jacquet.

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