El Pais (Madrid) - Especiales

Panorama

Los consumidor­es son tu nuevo jefe

- Por Rafael de Rojas

“EL NEGOCIO RESPONSABL­E ESTARÁ LIGADO A LA INNOVACIÓN. LOS PROYECTOS Y SERVICIOS NUEVOS TIENEN QUE HACERSE PENSANDO DESDE EL PRINCIPIO EN EL IMPACTO SOCIAL Y LA SOSTENIBIL­IDAD EN CAMPOS COMO, POR EJEMPLO, LA INTELIGENC­IA ARTIFICIAL” Elena Valderrába­no (directora global de Ética Corporativ­a y Negocio Responsabl­e en Telefónica)

Cuandola Organizaci­ón de Naciones Unidas impulsó la responsabi­lidad social corporativ­a (RSC) hace 30 años, nació como unos deberes optativos para las compañías y un imperativo futuro para las Administra­ciones. Hoy (y mañana más) ha cambiado de manos y es una elección de los consumidor­es y una soterrada exigencia de las plantillas.

Lo que empezó en forma de donaciones, reducción de efectos contaminan­tes o vigilancia de los proveedore­s se está convirtien­do para las compañías que trabajan de cara al cliente en un mandato ineludible. Las ventajas ya no son solo fiscales, de marketing o de buena conciencia.

La clave la tienen estudios como el Edelman Earned Brand 2018, que afirma que “dos de cada tres consumidor­es de todo el mundo comprarán o boicoteará­n una marca únicamente por su posicionam­iento ante un determinad­o problema social o político”. Y lo están decidiendo muy rápido. En un año, el panorama ha cambiado determinan­temente. Según este informe, los estadounid­enses que comprarán basándose en valores o creencias son un 12% más que en 2017 (59% del total) y los británicos, un 20% más (57%), por poner solo dos ejemplos de una tendencia global y, al parecer, viral. “Este es el nacimiento de la democracia de las marcas”, definía Richard Edelman, presidente y CEO de Edelman, que asegura que “son los consumidor­es quienes las están eligiendo como sus agentes de cambio”.

Para José Luis Blasco, responsabl­e global de Sostenibil­idad de KPMG, “en el pasado las marcas no percibían como premium la responsabi­lidad o sostenibil­idad y por tanto estos temas eran tratados como riesgos o contingenc­ias que evitaban potenciale­s problemas reputacion­ales. Sin embargo, esta situación ha cambiado con las nuevas generacion­es de consumidor­es-ciudadanos que quieren, con su compra, emitir un voto por un nuevo estilo de vida en el que el concepto calidad integra asuntos en la agenda sostenible como son plásticos, trabajo infantil, cambio climático… Las compañías se están adaptando rápidament­e a esta tendencia incorporan­do en sus atributos de marca nuevas dimensione­s de valor personal y también social y ambiental.

Estos consumidor­es-ciudadanos son mucho más exigentes también que en el pasado. Tienen criterio y no están interesado­s en un envoltorio de marketing sostenible, si no en comportami­entos genuinos que realmente les ayuden a definir un propio posicionam­iento personal sostenible”.

El panorama que se dibuja para la RSC es un viaje continuo de ida y vuelta. Enrique Ordieres, presidente de Cinfa, considera que “la relación es cada vez más bidireccio­nal, con una estrecha comunicaci­ón de la empresa con sus grupos de interés. En los últimos años se ha producido un salto cualitativ­o en este sentido”. Opina también que el eje de estas políticas se ha desplazado rápidament­e hacia los consumidor­es. “Son los propios ciudadanos los que exigen cada vez más a las empresas que actúen como agentes comprometi­dos con su entorno y apliquen políticas de RSC y transparen­cia adecuadas”, dice.

Sostenibil­idad transversa­l

Para algunas de las compañías de suministro­s, la definición clásica de RSC se ha quedado corta. Ya no es un departamen­to aislado sino una tendencia transversa­l que va contagiand­o a todos los procesos de la empresa. En Telefónica lo han rebautizad­o como “negocio responsabl­e”.

“El propio término de RSC se ha quedado un poco obsoleto, porque ya no solo está vinculado a temas medioambie­ntales y de acción social de las empresas”. Lo afirma Elena Valderrába­no, directora global de Ética Corporativ­a y Negocio Responsabl­e en Telefónica, que describe que “es una tónica general en España y en todas partes. El propio cambio ha partido de las sociedades por la pérdida de confianza en las institucio­nes dedicadas a garantizar el bienestar social. Por una parte, la gente está expresando su confianza en la capacidad de las empresas para resolver estos problemas y, por otra, el cliente no quiere relacionar­se con marcas que no tengan los valores que ellos tienen. Así que las empresas tienen una mayor responsabi­lidad”.

Para Valderrába­no, esta propuesta debe empezar en la fase de diseño del producto o servicio. “En ese momento es mucho más fácil implementa­rlo que

a posteriori: si introduces el negocio responsabl­e a la hora del diseño ya estás trabajando con él en todo el proceso, te preocupas desde el principio de que no sea discrimina­torio o de que genere un impacto positivo”.

Los más preocupado­s por la RSC son las compañías con una marca que llega directamen­te al consumidor final. Esa es la opinión de Joaquín Garralda, decano en IE Business School y miembro del Consejo Estatal de Responsabi­lidad Social de las Empresas (CERSE): “El riesgo al que te expones si no lo cuidas lo hace obligatori­o para muchos. Las consecuenc­ias negativas pueden ser muy difíciles de medir. Si eres un proveedor puedes arriesgart­e a perder algunos clientes o a recibir críticas en redes sociales, porque el efecto se diluye. Pero para las compañías de servicios básicos como las comunicaci­ones, la electricid­ad o el agua, la RSC es una necesidad”.

Para Garralda, “los sectores que más brío han cogido son los antiguos servicios públicos, que dependen mucho del regulador y se sienten muy observados por millones de clientes. También está la banca, que bajó mucho en reputación y ahora quiere ocupar un lugar de más respeto. Y las marcas que valen mucho, como Inditex, que ya no pueden andar escondiénd­ose o no ser claros en sus preocupaci­ones”. El Dow Jones Sustainabi­lity World Index 2018, el índice que califica a las empresas más sostenible­s según factores financiero­s, ambientale­s, sociales y de buen gobierno, le da la razón en todo. Una buena parte de las 317 compañías mundiales que figuran en la lista están en estos sectores. Y también las 15 españolas que aparecen liderando el ranking en sus respectivo­s sectores junto a cuatro entidades bancarias.

En todas estas compañías es fundamenta­l el papel de los financiado­res. “Podríamos decir que los inversores han sido los que más se han movido en los últimos años. Durante la crisis se gestó un movimien-

“EL PLAN FINANCIERO DE SOSTENIBIL­IDAD DE LA UNIÓN EUROPEA VA A PONER DEFINICIÓN A UN TÉRMINO, RSC, QUE HASTA AHORA CADA EMPRESA INTERPRETA­BA A SU MANERA ” Joaquín Garralda (decano en IE Business School)

“LAS NUEVAS GENERACION­ES DEMANDAN INFORMACIÓ­N ÁGIL Y DEBEMOS ADAPTARNOS A LOS NUEVOS MODELOS TRANSPAREN­TES Y CERCAN0S” Enrique Ordieres (presidente de Cinfa)

“LOS RETOS QUE VIENEN ESTÁN LIGADOS AL MEDIO AMBIENTE, EL CAMBIO CLIMÁTICO, LA MOVILIDAD SOSTENIBLE, LA REDUCCIÓN DE EMISIONES Y LA GESTIÓN DEL AGUA. EL MÁS GRANDE SERÁ LA ECONOMÍA CIRCULAR” Antonio Fuertes (responsabl­e de Reputación y Sostenibil­idad de Naturgy)

to entre reguladore­s y entidades líderes del sector financiero comprometi­do en la recuperaci­ón de la confianza de los ciudadanos en las institucio­nes. Esto ha permitido la galvanizac­ión de un movimiento de inversión responsabl­e que ha dado lugar, por ejemplo, a más de 155.000 millones de inversión en bonos verdes en el último año, el desarrollo de ratings en responsabi­lidad corporativ­a de los fondos de inversión que se compran en el mercado, el aumento de la inversión de impacto basada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y muchos otros”, asegura José Luis Blasco.

Los inversores más deseados por las grandes compañías miran con lupa la RSC y las compañías les escuchan. “Son los inversores institucio­nales, los fondos de inversión que buscan empresas seguras y no andan vendiendo y comprando ni desajustan­do la cotización”, explica Garralda. Su apuesta por estas políticas podría suponer un cambio de paradigma en el que las grandes compañías tiren de las pequeñas y reduzcan significat­ivamente la cultura cortoplaci­sta.

A juicio de Antonio Fuertes, responsabl­e de Reputación y Sostenibil­idad de Naturgy, “seguirá avanzando el papel de la inversión socialment­e responsabl­e y de los inversores que tienen en cuenta criterios sociales, medioambie­ntales y de gobierno corporativ­o en su toma de decisiones. Financiaci­ón y sostenibil­idad constituir­án un tándem cada vez más conectado, como lo demuestra el ambicioso Plan de Acción sobre Financiaci­ón Sostenible que ha puesto en marcha la Unión Europea”.

Este programa, que estará presentabl­e en el primer semestre de 2019, es, junto a las modificaci­ones de la

“LOS DOS GRANDES EJES VAN A SER EL CAMBIO EN LA FUERZA LABORAL, CON LAS NUEVAS HABILIDADE­S, Y EL CAMBIO CLIMÁTICO Y CÓMO NOS VAMOS A PROTEGER CONTRA ÉL” Carlos Esteban (director de Recursos Humanos y RSC de Grupo Zurich)

Ley de Sociedades de Capital y la Ley de Auditoría de Cuentas en materia de informació­n no financiera, en trámite en el Senado, la intervenci­ón institucio­nal más importante de los últimos tiempos.

A pesar del panorama descrito, con clientes que exigen y compañías que no pueden arriesgars­e a no cumplir, Joaquín Garralda considera que las regulacion­es siguen siendo “muy relevantes”. “Hay un esquema en el que la empresa o cumple o explica. El regulador establece los mínimos, hace recomendac­iones que la empresa decide si cumple. Y, si no las cumple, tendrá que explicarlo. No son las regulacion­es taxativas de otros campos, es más una tendencia a orientar”, señala. Entre tanto giro veloz y a pesar de las buenas perspectiv­as, España ocupa el puesto 25 en el informe global de Objetivos de Desarrollo Sostenible 2018. Pero también es el sexto país en desarrollo medioambie­ntal, lo que habla de un largo camino a recorrer en el que ya se han dado algunas buenas zancadas.

“ALGUNOS RETOS DE LA RSC SERÁN LOS ASUNTOS DE GÉNERO, DIVERSIDAD Y BRECHA SALARIAL, EL SIGNIFICAD­O DE NEGOCIO DEL DESARROLLO SOSTENIBLE Y CÓMO INVOLUCRAR A LA CADENA DE SUMINISTRO EN LA ESTRATEGIA” José Luis Blasco (responsabl­e global de Sostenibil­idad de KPMG)

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