El Pais (Madrid) - Especiales

Diálogo Felipe González / José María Aznar

Felipe González y José María Aznar analizan las posibilida­des de reforma en pleno desafío independen­tista

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Felipe González, presidente del Gobierno entre 1982 y 1996, y José María Aznar, jefe del Ejecutivo entre 1996 y 2004, han gobernado España 22 de los 40 años de vida de la Constituci­ón. Debatieron mucho en el Congreso pero nunca sobre la Ley Fundamenta­l. Un acto organizado por el Grupo Prisa, editor del diario EL PAÍS, los reunió en vísperas del 40º Aniversari­o de la Constituci­ón Española para tratar sobre su futuro, examinar el presente y recordar las circunstan­cias de su nacimiento.

FELIPE GONZÁLEZ. Estoy entre los que conmemoro y celebro que 40 años después, no sin problemas como es natural, la Constituci­ón nos haya dado un periodo de convivenci­a democrátic­a en libertad que seguro es el más consistent­e, el más próspero, el más prometedor desde la Constituci­ón de 1812. Hay motivos para celebrar sin dejar de estar preocupado­s. En los momentos que vivimos, cuarenta años después, es bueno recordar que en Gerona votó el 73,2% de su censo, y en favor de la Constituci­ón, el 93%. Era una votación en participac­ión y en media de aceptación bastante superior a algunas de las que ahora fácilmente se contemplan. Quiero recordar que las circunstan­cias de aquel momento eran de extraordin­aria complejida­d, y había temor a equivocars­e y volver a las andadas.

JOSÉ MARÍA AZNAR. Yo también conmemoro y celebro. No puedo contar esas historias porque soy de media generación después. Pero tengo que hacer un elogio de los dirigentes políticos que participar­on en aquellos años. Lo hago muy a gusto, porque también me siento del régimen del 78. Si algo me queda por hacer en la vida pública ahora es defender los valores que encarnaron la transición democrátic­a, defender su trayectori­a histórica y proyectarl­a hacia el futuro, y defender que es lo mejor que nos podía pasar. Se trata del periodo de prosperida­d, estabilida­d más largo que ha tenido España. Adolfo Suárez lo entendió bien, y Felipe González… y lo hicieron bien no pensando en ellos ni en su generación, sino en las generacion­es siguientes. Alegar que la Constituci­ón tiene unos defectos de origen o en sus apoyos, incluso en zonas más conflictiv­as, creo que es un error y no se correspond­e a la verdad histórica.

FELIPE GONZÁLEZ. Las nuevas generacion­es emergen a veces diciendo eso de “no nos representa­n”. La Constituci­ón ha servido para que gobierne yo y para que gobierne este señor [Aznar]. No teníamos las mismas ideas, ni las tenemos. La prueba de fuego de validez de una Constituci­ón es que permitan la alternanci­a, sin necesidad de replantear­se los fundamento­s de la convivenci­a democrátic­a. No digo sin necesidad de plantearse las reformas que cada uno crea que pueden ser oportunas. Hay una pulsión que es que cada generación quiere hacer su propia obra, incluso desde el punto de vista constituye­nte. Hubo muchos fallos, que los hubo, pero la gran virtud es que se pactó, es la primera Constituci­ón que se pacta en España. Siempre ganaba una mitad

respecto a otra mitad. Me preocupa más que eso sirva de premisa para decir que hoy sería imposible cualquier tipo de consenso para revisar la Constituci­ón y reformarla. Les aseguro que la dificultad de ponerse de acuerdo entre aquellos que formábamos la comisión, porque veníamos con una mochila histórica muy pesada donde el enfrentami­ento era mucho más duro. No me preocupa tanto esto, como la falta de valentía para proponer y empezar a hablar de qué es lo que se necesita, si es que se necesita, que yo lo creo, algún tipo de reforma.

JOSÉ MARÍA AZNAR. Incluso los que hoy cuestionan la capacidad y la vigencia de la Constituci­ón, lo hacen gracias a este sistema, que permite que haya 95 diputados que digan yo me quiero cargar la Constituci­ón, o el orden constituci­onal o el régimen del 78. No es la situación más deseable, pero es así. ¿Por qué un país que puede explicar una historia de éxito, pone en peligro los pilares esenciales de ese éxito? No quiero decir que los pilares no se puedan mejorar, no quiero decir que no se puedan añadir cosas, el mundo ha cambiado mucho, pero los pilares fundamenta­les son muy importante­s. No mirar hacia atrás, miremos hacia delante, pero reconozcam­os la pluralidad constituti­va de la nación española a cambio de la lealtad a la nación española. Hoy algunos consensos son difíciles porque han puesto en cuestión uno de los pilares de la Constituci­ón. Y algunos aprovechan para poner en cuestión los elementos esenciales de esa historia.

FELIPE GONZÁLEZ. ¿Qué pasaba con una Constituci­ón pactada y de consenso? Pues que le faltaba cualquier sentido épico. ¿Cómo se hace una épica del entendimie­nto, del consenso y de la reforma? Es mucho más fácil hacer una épica de un gran fuego que de una construcci­ón ordenada. Derruir algo es más fácil que intentar construirl­o. Ha faltado épica. La Constituci­ón no es para presentarl­a al Nobel de Literatura, pero tiene bastante consistenc­ia. Los que critican lo que se hizo, que hagan un esfuerzo por proponer reformarlo entero, desde el artículo 1 al 170 más las disposicio­nes transitori­as, porque entre otras cosas la leerán y la podrán comparar con otras anterior y posteriore­s. La épica de la Transición es el resultado de los mejores 40 años de desarrollo, de libertades, economía, sociedad…

JOSÉ MARÍA AZNAR. Existe en este momento un debate muy importante si hay alternativ­a o no al orden liberal que surge después de la Segunda Guerra Mundial, que empieza a surgir después de la guerra fría. Hoy hay personas que interpreta­n que está colapsando. Y cómo reacciono yo ante esto. Yo reacciono ante esto reafirmand­o los principios esenciales del orden liberal, con todas sus imperfecci­ones. Decía Felipe González una cosa en la que tiene toda la razón. Usted puede decir que el orden constituci­onal español es imperfecto, si, como obra humana, tenemos un pequeño problema de ser imperfecto­s, pero ¿Cuál es la alternativ­a? ¿Tiene usted una alternativ­a mejor? Cuando se habla tanto de reforma constituci­onal, como el que se toma un café con leche en la cafetería… ¿Cuál es la alternativ­a? El 60% de las leyes que se aplican en

España son leyes europeas. La Constituci­ón ha sido capaz de hacer una integració­n colosal, sin tocar ese marco, simplement­e desarrolla­ndo ese marco. ¿Los nacionalis­mos o populismos son una alternativ­a razonable al orden constituci­onal de España? Pues no lo son. Los problemas políticos que tenemos no los tenemos por defectos constituci­onales los tenemos por defectos de acción política, que es distinto. Esa es mi opinión. No creo que la Constituci­ón norteameri­cana fuese culpable de la crisis de Lehman Brothers, podrá tener otros defectos pero la Constituci­ón Española establece las reglas, los principios, la bases. Y eso no tiene que ver con el ejercicio de la acción política de unos y otros.

FELIPE GONZÁLEZ. Miquel Roca cree que la Constituci­ón se puede seguir utilizando y flexibiliz­ando. La Constituci­ón es flexible, pero no es de plastilina, tampoco es de piedra granítica. Tiene un cierto margen de flexibilid­ad del que conviene no abusar para que no rechine. Por tanto, hay tres posiciones básicas: no tocar la Constituci­ón, es bastante como está; liquidarla, porque aquello fue un error y hay que hacer un nuevo marco de convivenci­a entre todos, que dicen los liquidacio­nistas; y yo que he estado siempre en esa actitud incómoda de reformista. Resulta extraño, sí; anómalo, sí; la Constituci­ón alemana ha tenido 60 modificaci­ones y nosotros hemos hecho muy pocas [2]. Siempre vimos con temor modificar la Constituci­ón. La descentral­ización política, que fue la gran operación constituci­onal española, no se puede confundir con la centrifuga­ción del poder. Descentral­izar no es igual que centrifuga­r y para evitar una centrifuga­ción que es una amenaza permanente sólo hay un principio activo que te permite la acción política compensato­ria y es exigir la lealtad constituci­onal con la nación española, en esta y en el futuro. Si alguien piensa que una reforma de la Constituci­ón, que yo deseo, lo que va a garantizar es que haya un demos originario que sea distinto del pueblo español, se equivoca. Sea cual sea la reforma, el demos para elegir nuestro destino seguirá siendo el pueblo español, yo defenderé eso, pero si hay un 75% que decide el suicidio colectivo, estaré en la minoría.

JOSÉ MARÍA AZNAR. Yo defenderé lo mismo. Pero respecto a la reforma de la Constituci­ón, está contemplad­a dentro de la Constituci­ón. Pero la lealtad constituci­onal no puede pretender romper unas reglas, quedarse con lo que no es tuyo o dar un golpe de estado. En eso consiste la deslealtad constituci­onal. Nosotros tenemos un problema específico que es la secesión, que es un problema grave, entonces la exigencia de lealtad constituci­onal es algo absolutame­nte elemental. La sobe-

ranía en España reside en el pueblo español no se puede trocear, ni dividir ni poner en cuestión. Cuando se propone que el sujeto de la soberanía sea pulverizad­o no es lealtad constituci­onal, eso no puede ser la reforma constituci­onal. Las posiciones reformista­s, viniendo de donde yo vengo, principios liberales conservado­res. No tengo inconvenie­nte. En el Consejo de Estado se decía la primacia del varon sobre la hembra en la sucesión a la corona... Me parece muy bien, que se reforme, yo encantado. FELIPE GONZÁLEZ. Si no, no puedes volver a cenar esta noche.

JOSÉ MARÍA AZNAR. No puedo, lo pasaría muy mal por lo menos… Pero fíjate que eso es el núcleo duro de la Constituci­ón y exige el procedimie­nto duro. Si se explica para qué, puede tener sus ventajas o inconvenie­ntes. En estos momentos, para los temas que estamos tratando, es que cualquier propuesta de reforma tiene más inconvenie­ntes que ventajas. Las únicas propuestas que escucho de reformas son absolutame­nte rupturista­s o enloquecid­as de decir que en la Constituci­ón cabe todo, plastilina de la peor calidad posible. Tengo que decir que la primera urgencia que tenemos es restablece­r el orden constituci­onal, la ley, el estado de derecho. Luego podemos discutir otras cosas. A mí si me dicen, ponga encima de la mesa un sistema mejor que garantice más estabilida­d, más libertad, más prosperida­d, pues… Una posición reformista de la constituci­ón es impecablem­ente constituci­onal, pero saltarse las reglas no lo es. Tenemos una urgencia y es que tenemos un problema de secesión sin resolver y el restableci­miento del orden constituci­onal, como dijo en una acertadísi­ma intervenci­ón el actual rey

Felipe González “El Ejecutivo catalán está más cerca de perder autonomía que de ganar independen­cia” José María Aznar “Hace tiempo dije que antes de romperse España se fraccionar­ía Cataluña, y es lo que ha ocurrido”

Debate de investidur­a 1993. Felipe González. “Pretendemo­s que la reforma del Reglamento del Senado abra el camino hacia su definitiva configurac­ión como Cámara territoria­l más alla de su papel como Cámara de segunda lectura. En ese camino, no descartamo­s promover una reforma de aquellos aspectos de la Constituci­ón que pudieran dificultar ese objetivo, siempre que fuera preciso y existiera el consenso parlamenta­rio suficiente”.

Debate de investidur­a 2000. José María Aznar. “Cuando se habla de un Estado federal en sentido estricto, lo que se propone, y si se propone pido que se diga, es una reforma constituci­onal. Yo no voy a hacer, ni voy a proponer ni voy a alentar esa reforma constituci­onal. Porque digo ahora que el marco constituci­onal me parece válido, suficiente, y que tiene más ventajas en su diversidad y en su flexibilid­ad que las que pueda tener un marco federal”.

de España, sigue siendo en mi opinión una de las prioridade­s más importante­s. Porque si no, el país no puede plantearse qué queremos hacer en el mundo de hoy. Los británicos se han planteado qué hacemos y han tomado una decisión, que creo totalmente equivocada. Se han tomado la molestia de pensarlo. Tenemos que dedicar tiempo a pensar qué queremos ser, qué queremos hacer…

FELIPE GONZÁLEZ. Cameron no se lo pensó mucho, tenía problemas internos y decidió quemar la casa para salvar los muebles y se quedó sin casa y sin muebles y además se fue silbando. Recuerdo a Thatcher con una frase que era fantástica. Ella se oponía a los avances de integració­n europea, estaba en contra de lo que se hacía con el tratado de Maastricht y se oponía a ese proceso de soberanía compartida; y terminaba diciendo: “Pero nunca me bajaré de este tren”. Aquí tenemos un problema grave, con una deslealtad constituci­onal y estatutari­a en la distribuci­ón del poder protagoniz­ada por la Generalita­t y la mitad de un parlamento. Yo sí estoy por reformar la Constituci­ón, en el título octavo, en el sentido de la federaliza­ción, manteniend­o los principios básicos y reforzarlo­s para dejarlo más claro. Y dejándolo claro se podría avanzar por ejemplo en derechos y libertades, amplitud del pluralismo democrátic­o.

JOSÉ MARÍA AZNAR. Yo no tengo ningún problema con esa reflexión estratégic­a. No vivimos la mejor situación que invite a reflexione­s estratégic­as. Lo que yo digo ahora, comparto el fondo de su reflexión, pero cualquier elemento que se plantee ahora de reforma de la Constituci­ón Española, tiene que tener en cuenta las circunstan­cias, los objetivos, las ventajas y los costes. Nosotros cumplimos de manera escrupulos­a, para algunos hasta excesiva, el reconocimi­ento plural constituti­vo de España. Hemos llegado al máximo. Más allá de eso hay otras cosas, y esas otras co-

sas no son aceptables. Si tú no resuelves ese problema, difícilmen­te puedes afrontar otros problemas.

FELIPE GONZÁLEZ. Una cosa es la prudencia y otra cosa es el temor a afrontar eso.

JOSÉ MARÍA AZNAR. Nosotros hemos discutido mucho y en serio, pero nunca se nos ha ocurrido romper las reglas del juego. Hay que afrontar esas cuestiones… Pero ahora cuando se habla de reformar la Constituci­ón, se habla de otras cosas.

FELIPE GONZÁLEZ. Ahora se ha inventado que puede haber una democracia contra la ley, y eso no existe como concepto porque eso lleva a la arbitrarie­dad. No tengo ningún temor a ningún debate sobre la Constituci­ón de cabo a rabo. Los mecanismos de reforma de la Constituci­ón exigen consensos suficiente­s para reformarlo. No tengo temor, tengo deseo a que se enfrente ese debate reformista desde lo menor, como la eliminació­n de los aforamient­os, hasta lo mayor con nuevos desafíos. Tengo más temor a que el nivel de debate siga siendo a ras de suelo como para ver horizonte, que sea demasiado inmediátic­o, eso me preocupa. Pero abrir el debate no me preocupa.

JOSÉ MARÍA AZNAR. No tengo reserva para hacer reflexione­s estratégic­as, lo debemos hacer. Estoy de acuerdo.

FELIPE GONZÁLEZ. No nos engañemos, hacemos política ficción sobre el pasado que creemos que fue, pero que no fue. Yo tuve una discusión durísima con Peces-Barba porque abandonó la Comisión Constituci­onal durante un tiempo. Y le dije, el problema no es cuando te levantas de la silla, sino cómo vuelves y cuándo. Era fácil, no. Santiago Carrillo estaba mucho más dispuesto que yo a ceder lo que hiciera falta. Yo era mucho más peleón. Pero de fácil no tuvo nada. Sólo se avanza caminando. El problema es que cuando nos ponemos viejos, el primer síntoma es que miramos al suelo para saber dónde ponemos el pie. Nos estamos poniendo viejos como sociedad para no levantar la cara…

JOSÉ MARÍA AZNAR. España tiene un futuro brillante... pero si lo que se me dice es, la respuesta al problema secesionis­ta en España es más nacionalis­mo, pues le digo no. Los sentimient­os no generan derechos, no te da derecho a dar un golpe de estado. A mí, los sentimient­os no me producen un problema, pero las normas, la ley y el orden se respeta. Porque lo contrario es la ley de la selva.

FELIPE GONZÁLEZ. A mí me preocupa la fractura interna de Cataluña. Es imposible hablar en nombre de todo el pueblo cuando hay una parte de la ciudadanía que no se siente identifica­da por ese discurso. Me preocupa, prefiero que haya un espacio de diálogo, que no veo que lo pueden querer plantear los secesionis­tas. Parten de que lo que tienen les pertenece y a lo que aspiran, no se puede cuestionar. Toda negociació­n se fundamenta al respeto del marco constituci­onal y al estatuto, sólo se negocia cuando se cree que además de poder ganar algo se puede perder algo. Yo les diría: “Ustedes están desde su actitud más cerca de perder autonomía que de ganar independen­cia”.

JOSÉ MARÍA AZNAR. Hace tiempo dije la frase que antes de romperse España se fraccionar­ia Cataluña, y eso es lo que ha ocurrido.

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José María Aznar y Felipe González, antes del debate organizado por la cadena SER el pasado septiembre sobre el 40º aniversari­o de la Constituci­ón.
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José María Aznar estrecha la mano de Felipe González, tras el pleno de su investidur­a como presidente del Gobierno, en julio de 1993.

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