El Pais (Madrid) - Especiales

Del cabo de Palos a Galápagos con el actor Ginés García Millán

El actor murciano es un enamorado de La Habana y Machu Picchu. Ha desayunado entre iguanas en las Galápagos y disfruta del Mediterrán­eo en cabo de Gata. Y en su maleta nunca faltan los libros de poesía

-

Ginés García Millán nació en 1964 en una habitación del hotel Salas de Puerto Lumbreras (Murcia), que regentaban sus padres. Recuerda la cocina como las bambalinas de un gran teatro. Era a la vez plaza de pueblo y ventana al mundo. “Me crie viendo a gente que tenía otra manera de hablar, de vestir, de entender la vida”, cuenta. Lo que despertó su curiosidad y sus ganas de viajar. El actor, que en enero estrena la serie Matadero en Antena 3 y está de gira con la obra de teatro Espía a una mujer que se mata, versión del Tío Vania, de Chéjov, a cargo de Daniel Veronese, siempre se mueve con libros de poesía en la maleta. Ha desayunado con iguanas en las Galápagos y Asia es su asignatura viajera pendiente. ¿Dónde se ha sentido más feliz? En La Habana. Mi primera serie me permitió estar dos años viajando por Sudamérica; me fascinó el continente y, en concreto, la capital de Cuba. Tenía 25 años, y aquello fue un regalo. La serie se llamaba Nazca y estaba dirigida por Benito Rabal. Allí conocí a Paco Rabal, que me decía, “haz cine y conocerás mundo y mujeres”. ¿Qué lugar merece la fama que posee? Machu Picchu, en Perú, por su increíble belleza. Su destino favorito. Creo que La Habana también. Cuba me marcó, he vuelto hace poco, después de casi 30 años, y ha sido una experienci­a fantástica. No es la ciudad que conocí en 1990, pero yo tampoco soy el mismo. Su vista preferida. Cabezo de la Jara, en la sierra entre Murcia y Almería. Veo montañas hermosísim­as, el Mediterrán­eo y Mojácar al fondo. Algún placer viajero inconfesab­le. Es confesable: perderse. Un gran placer. Algún rinconcito estupendo. La costa desde cabo de Palos a cabo de Gata, entre Murcia y Almería. ¿Qué frase en otro idioma emplea con más frecuencia? Alguna en francés. Y tusen takk (muchas gracias en noruego), desde que hace dos años viajé por el país. El hotel más fastuoso que conoce. Recuerdo, no por su lujo pero sí por ser muy especial, el Oloffson en Puerto Príncipe, en Haití. Su belleza decadente me fascinó. Otro es el Embajador, en Santo Domingo, donde pedí, y me dieron, la habitación donde se había rodado alguna escena de El Padrino. ¿Y el más humilde? El único alojamient­o que había en Alausí, en los Andes de Ecuador. Lo recuerdo con muchísimo cariño porque nos trataron de maravilla. Eso sí, para comer solo había seco de gallina o caldo de gallina. Nos empeñamos en hacer unas migas murcianas, y bueno, algo salió. Un plato incomprens­ible. En Ciudad de México quise probar unos gusanos que se comen vivos. Me puse a la cola pero, cuando llegó el momento, me eché para atrás.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain