"Es importante que las empresas equilibren la riqueza que extraen de un territorio con la riqueza que le aportan"
¿La botella de la RSC está medio vacía o medio llena? Posiblemente, ambas. Orencio Vázquez, coordinador del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, describe avances clave pero también nuevos retos que van más allá de la buena voluntad y los re
Cuando el Observatorio comenzó a analizar la contribución social del sector privado en 2004, incluso el término RSC estaba en ciernes. Desde entonces el avance se ha acelerado, según su coordinador, en los tres grandes actores de los que depende: la conciencia social, la proactividad empresarial y la legislación pública que obliga a progresar, por ejemplo con el reporte anual de la gestión de riesgos y sus resultados.
Pero en este tiempo la evolución económica y el cambio climático han elevado a otra escala la presión sobre la RSC. "Hoy enfrentamos desafíos medioambientales enormes y, aunque se mejora la eficiencia energética, por otro lado algunos sectores aumentan su nivel de emisiones y el modelo basado en el consumo de bienes y servicios es cada vez más insostenible", apunta Vázquez.
Este contexto macro "hace que la capacidad de las empresas para aportar soluciones unilaterales quede reducida" y sea más necesaria que nunca la coalición de esas tres fuerzas: la presión social que acaba traducida en normativas y políticas para orientar las iniciativas del mundo empresarial, a lo que se añade un factor al alza: la presión de los inversores que incluyen la reputación y los valores intangibles de una compañía en el cálculo de su valor. "Hemos visto la capacidad de esa alianza para alcanzar resultados en inclusión, reducción de brechas salariales o derechos laborales, aunque el reto medioambiental es mucho más complejo", explica el experto.
Hablamos de globalización, tanto de los riesgos y los objetivos climáticos como de las relaciones comerciales. Mientras en España y Europa crecía el compromiso corporativo, político y social, sus economías se deslocalizaban y externalizaban limitando el impacto de ese compromiso. "Si dependes de terceros países para fabricar y obtener suministros, también dependes del comportamiento y la legislación de esos países que a veces son mucho menos garantistas", desbribe Vázquez.
Así que la RSC española y comunitaria en parte se la juegan en el tablero global. De ahí que algunas tendencias casi geopolíticas tengan tanta importancia para la responsabilidad corporativa de andar por casa. Entre ellas destaca por ejemplo la posible reindustrialización europea —una idea potenciada por la experiencia de la pandemia—, que permitiría un mayor control de la cadena de suministro y, por tanto, de sus políticas de RSC.
El Observatorio insiste en que este concepto es clave aquí y ahora, sin esperar a un proceso de reindustrialización todavía poco más que teórico. Es decir, una de las palancas para profundizar el alcance de la RSC es que las empresas extiendan esos mismos criterios a la cadena de valor y a las compañías que les surten. "Por ejemplo, si aplicas un código ético, si exiges condiciones de acceso y cumplir requisitos de emisiones, de gobernanza, anticorrupción o de derechos laborales y humanos, y si vas a realizar revisiones periódicas sobre el cumplimiento de todos estos indicadores". Para lograr ese objetivo también resulta útil el conócete a tí misma: realizar diagnósticos profundos —aquí ayuda la tecnología— sobre quién eres como empresa y cuál es la capacidad real de tu política RSC para influir en los entornos donde tienes presencia.
Para Vázquez, en este sentido aplica un concepto sencillo que además opone el foco local frente a esas grandes tendencias globales: "Es importante que las empresas ponderen y equilibren la riqueza que extraen de un territorio con la riqueza que le aportan". Se trata de contribuir, en la medida de lo posible, a ese entorno cercano mediante la contratación local de personas y suministros, o el pago de impuestos en ese territoro, o con otras inciativas sociales y ambientales en función de la actividad de cada compañía.