ZARAUTZ, UN DESTINO PARA TODO EL AÑO

Mar y montaña, gastronomía y un casco histórico único. Esta ciudad palpita al ritmo de su tradición y su señorío. Conocerla (o volver) es siempre un aliciente

En Zarautz el mar te acompaña a todas partes. Su ritmo acompasado va contigo en un paseo por el malecón, en el monte, en las conversaciones mientras te tomas unos pintxos o en sus acogedoras y tradicionales fiestas, donde la música, el folklore, las regatas y los deportes rurales te harán vibrar. La playa de Zarautz, la más larga del litoral vasco, es una de las preferidas por surfistas de todo el mundo. Sus coloridos toldos, sus famosas olas o las esculturas que, expuestas permanentemente en su malecón conforman el museo al aire libre más salado del mundo, hacen de Zarautz una digna candidata a las mejores postales de la costa. Si, en cambio, prefieres la fuerza del mar abierto, no dudes en subir al contiguo monte Talaimendi, desde donde se avistaban ballenas en el pasado, y descubre el cargadero de minerales de Mollarri y la tradición industrial de este idílico paisaje.

Zarautz, a 20 kilómetros de Donostia-San Sebastián, es hoy en día una pequeña ciudad moderna y con ritmo propio, que siente con orgullo sus tradiciones. Un pueblo que vive en euskera, la lengua viva más antigua de Europa. Un idioma que zarauztarras de todas las edades cuidan con mimo, que disfrutan compartiendo con las y los visitantes y que podrás sentirlo en sus calles.

Mar y montaña son el escenario ideal para disfrutar de saludables paseos sin necesidad de alejarse de la costa, como el que, siguiendo el malecón, ofrece la espectacular pasarela de madera de 700 metros sobre el sistema dunar más extenso del litoral guipuzcoano y declarado Biotopo. El casco histórico de Zarautz y su patrimonio cultural son protagonistas de las visitas guiadas con las que disfrutar de numerosas anécdotas.

Zarautz en familia. La variada agenda de actividades permite mil maneras de disfrutar en familia: jugando en amplios parques urbanos, disfrutando de la naturaleza que rodea la ciudad con sencillos paseos como la Ruta de los árboles, visitando las bodegas de txakoli o, por qué no, probando a subirse a una tabla de surf. Además, hay experiencias diferentes y sorprendentes, como una escape room o recorridos de orientación y en bicicleta.

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