NAVARRA, REGRESO AL PULSO DE LA TIERRA
Una de las regiones europeas que más apuesta por la sostenibilidad propone rutas, gastronomía y planes en conexión con la naturaleza. Probar es regresar.
La acelerada forma de vivir ha cambiado la forma de viajar. Lejos de las aglomeraciones, el ruido y las prisas, cada vez más los viajeros buscan destinos que se caractericen por el contacto directo con el entorno natural: paisaje y paisanaje donde compartir historias, gastronomía y experiencias. Y todo esto confluye en Navarra, tierra de bosques y desiertos, montañas, ríos y santuarios, que puede presumir de un turismo diferente y sostenible. Un turismo que vuelve a conectar con el latido de la tierra.
Naturales y protegidos.
El 33% de la Comunidad Foral está protegido, por su importancia medioambiental. Un derroche de aire puro y enclaves naturales en los que disfrutar del senderismo, el ciclismo o el avistamiento de aves, rutas con historia y leyendas para entretener a niños y mayores. Las Bardenas Reales, Reserva Mundial de la Biosfera, ofrece un paisaje semidesértico, casi lunar, distinguido por el imponente Castildetierra. Es uno de los tres Parques naturales de Navarra, como el gran jardín botánico en el Señorío de Bertiz o la sierra de Urbasa-Andía, donde descubrir el camino de pozas cristalinas que lleva al nacedero de Urederra. La región suma 38 Reservas naturales con más de 9.000 hectáreas de extensión, 47 Monumentos naturales y 28 Enclaves naturales.
Sostenibilidad viajera.
La defensa y conservación de estos espacios naturales forman parte de la filosofía viajera en Navarra. La tendencia del slow travel o “viaje lento” es uno de los atractivos de este destino, que apuesta por el desarrollo de sus entornos rurales y sus ciudades sin aglomeraciones. En primavera, la explosión de colores en Navarra invita a redescubrir el placer de perderse en sus rutas, incluido el Camino de Santiago.
La cocina navarra y la economía circular también son sinónimos de consumo responsable desde hace siglos, cuando las verduras llegaban de la huerta al plato directamente, sin saber que los abuelos de los abuelos ya habían inventado el “kilómetro cero” en sus cocinas. Con una alineación de lujo: alcachofas y espárragos, sabrosos pimientos asados que acompañan platos de carne, txistorras, conservas, vinos, quesos de Idiazabal y Roncal, aceites, dulces y pacharán, para perpetuar el recuerdo.
Más info en visitnavarra.es
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