El club sanciona con una elevada multa al francés
El Barcelona se cansa de las reiteradas faltas de puntualidad del delantero y aplicará el palo y la zanahoria para reconducir la situación
La comisión deportiva, la secretaría técnica y el cuerpo técnico del Barça están de acuerdo en que los enredos de casa se quedan en casa, siempre bajo la filosofía del palo y la zanahoria. Se aplicó con Arturo Vidal, cuando reclamó en los medios más minutos y expresó su contrariedad en las redes sociales, y se ha puesto en práctica con Ousmane Dembélé, tan reiterativo en sus faltas de puntualidad como determinante sobre el césped porque en los últimos cinco duelos ha repartido tres asistencias y marcado otros tantos goles. El último, con una colosal galopada desde el centro del campo y tras el quiebro oportuno en el área, frente al Tottenham.
Ya sabía el Barça antes de ficharlo que el francés andaba reñido con las normas, caótica su vida porque no va con la mejor de las compañías del mismo modo que se pirra por la PlayStation más que por una dieta sana —el club le contrató un cocinero— o por la disciplina. Pensaban en el Barça que serían capaces de ordenar su vida por la importancia de llevar el escudo. No se consiguió en el primer curso y el club le puso al secretario técnico Abidal a su vera para aconsejarle y orientarle.
“Pero lo que no puede ser es que también sea un despertador”, lamentan fuentes del club, contrariados por las tardanzas del 11.
Se sabe que Valverde no es un técnico dictatorial porque no es de los que busca el conflicto sino las soluciones. Tiene mano izquierda con los jugadores —se cuentan con los dedos de la mano los que le han criticado durante su carrera— y siempre recurre al diálogo para cerrar los apuros. “Pero cuando castiga, castiga”, recuerda un exjugador del Espanyol que lo tuvo como entrenador y que recuerda la sanción que le impuso a Luis García (10 días apartado) por hablar mal de uno de los preparadores físicos. Y con Dembélé, aunque mantenga un discurso público conciliador, Valverde está erosionado, hasta el punto de que desde el club se ha