Rita Hayworth revolucionó el Prado
El museo vuelca en la web más de 400 archivos audiovisuales sobre su historia
Rita Hayworth y Rex Harrison rodaron en el Museo del Prado la comedia de George Marshall Último chantaje (The Happy Thielves en su título original). Era 1961 y la actriz pelirroja ya era mundialmente conocida por Gilda. Cabe imaginar que su sola presencia debió de revolucionar Madrid y las salas de la pinacoteca dedicadas a Velázquez que recorrieron las cámaras mientras la pareja a la que ambos encarnaban estudiaba cómo robar un cuadro.
Ese momento figura en uno de los 400 archivos audiovisuales que el Prado ha recuperado para volcarlos en su web (museodelprado.es/bicentenario/memoria-audiovisual) como parte de las celebraciones de sus 200 años. Es una iniciativa destinada a la investigación y el entretenimiento realizada en colaboración con RTVE y Filmoteca Española junto a numerosas entidades privadas. Unas 300 piezas ya están disponibles y el resto se irán subiendo a lo largo del año.
Alberto de Prada, director del fondo documental de TVE, explica que se ha aprovechado para catalogar, digitalizar y recuperar los archivos. Gracias a ello se ha descubierto material inédito, como el documental de Basilio Martín Patino Introducción al Museo del Prado (1987), y se han recuperado cinco cortometrajes necesitados de atención inmediata: Velázquez
(1937), de Ramón Barreiro; La mitología en el Prado: Rubens
(1948), de José María Elorrieta; Il Paradiso Perduto (1948), de Luciano Emmer y Enrico Gras; Goya en el Museo del Prado, de José A. Sobrino (una producción de los cincuenta cuyo sonido no se conserva), y El Greco. Un pintor, un río, una ciudad
(1960), de Jesús Fernández Santos, considerado el cineasta que más ha trabajado sobre el Prado como tema, en torno al que filmó una docena de documentales. Uno de los más famosos es Tres horas en el Museo del Prado (1968), basado en el libro homónimo de Eugenio D’Ors.
Josetxo Cerdán, director de Filmoteca Española, aconseja ver los archivos de películas rodadas dentro o fuera de la pinacoteca porque suponen una fuente de información incalculable sobre la arquitectura, vestuario o comportamientos de cada una de las épocas de las que hay constancia fílmica.
Además de las visitas de protagonistas de muchas películas, figuran fragmentos de títulos hiperconocidos como Las chicas de la Cruz Roja. Lo más sorprendente puede ser conocer las películas de ficción con alusiones a obras maestras de la pinacoteca, conocidas como tableaux vivants. Hay dos versiones de Locura de amor (el filme de 1909 de Ricardo de Baños y el de 1948 de Juan de Orduña) que representan el lienzo Doña Juana la Loca (1877), de Francisco Pradilla. Y, más reciente, la recreación de Los fusilamientos (1814) en Goya en Burdeos, de Carlos Saura (1998).