El “precipicio” de la nueva fecha de salida
El ministro de Economía del Reino Unido, Philip Hammond, acusó ayer al candidato Boris Johnson y a su promesa de abandonar la UE el 31 de octubre, por las buenas o por las malas, de llevar de nuevo al país al borde del precipicio. “No creo que sea sensato que los candidatos se encajonen en esa esquina”, dijo en un evento organizado por la agencia Bloomberg. “El Parlamento no permitirá nunca un Brexit a las bravas, y nuestra experiencia sugiere que no va a ser tan fácil cerrar un acuerdo en la Cámara de los Comunes”, dijo Hammond, quien ha sugerido que apoyaría una moción de censura para frenar al nuevo primer ministro, si decide ignorar al Parlamento. a los euroescépticos. Baker se ha especializado en disciplinar las filas de sus diputados y asegurar los apoyos, y está convencido de que en la primera votación de descarte, que se celebrará hoy, Johnson saldrá victorioso junto a tres o cuatro candidatos más.
Con el abogado general
Su campaña está siendo muy calculada, con apariciones mínimas ante los medios y un intento de transmitir la seriedad y el rigor que no ha tenido en los últimos años. Fue todo un golpe de efecto que la estrella invitada para presentar al candidato fuera Geoffrey Cox, el abogado general del Estado. Este brillante abogado ha sido leal hasta el último minuto a Theresa May, le ha plantado cara en las reuniones internas del Gobierno para explicarle lo que podía y no podía hacer jurídicamente, ha defendido apasionadamente el plan del Brexit de la primera ministra ante un Parlamento hostil, y, sobre todo, tiene la fama de metódico y riguroso de la que Johnson carece. “Son tiempos extraordinarios y necesitamos imaginación política y capacidad de liderazgo, en vez de respuestas burocráticas, para estar a la altura del reto”, dijo Cox.
Johnson aparece ahora mucho más centrado y decidido a dar la batalla que hace tres años, cuando la puñalada por la espalda de su entonces aliado y hoy rival, el ministro de Medio Ambiente, Michael Gove, le llevó a retirarse de la carrera el mismo día en que tenía previsto lanzar su candidatura. Ayer se presentó como el único capaz de hacer frente a las amenazas que suponen para el Partido Conservador Nigel Farage y Jeremy Corbyn, prometió acabar con las divisiones en el partido y en el país provocadas por el Brexit, y anunció un conservadurismo con preocupaciones sociales y medioambientales. Frente a una prensa que no dejaba de preguntarle por sus errores pasados y sus meteduras de pata, no se salió del guion y recordó constantemente su exitosa etapa al frente de la alcaldía de Londres.
trata de una bomba ya encendida. Si no la desactivamos ahora, no seremos capaces de hacerlo en septiembre o en octubre”. Una vez elegido el nuevo primer ministro, en la última semana de julio, el Parlamento entrará en su receso de verano y el plazo para cualquier solución alternativa a un Brexit a las bravas será muy limitada.
Los euroescépticos celebraron la derrota como una confirmación de que la Cámara no tiene una posición tan unánime como parecía en un principio a la hora de rechazar un Brexit sin acuerdo, aunque por el tono del debate más bien pareció que los conservadores moderados se negaron a dar un cheque en blanco a la oposición. Y que desde la dimisión de May y el inicio de la contienda interna por el liderazgo del partido, ha desaparecido, momentáneamente, la sensación de urgencia vivida en Westminster en los últimos meses.