Sancionada una empresa iraquí
Estados Unidos ha impuesto sanciones a la empresa iraquí Manabea Tharwat al-Janoob Trading (también conocida como South Wealth Resources Company) y a dos ciudadanos iraquíes vinculados con ella. Les acusa de ayudar a la Fuerza Qods mediante el contrabando de armas por valor de millones de dólares. La Fuerza Qods es la unidad de élite de la Guardia Revolucionaria de Irán (Pasdarán), encargada de las acciones en el exterior. Según el comunicado del Departamento del Tesoro estadounidense, el sistema urdido le permitió evadir las sanciones contra Irán a través del sistema financiero iraquí. Washington incluyó a los Pasdarán en su lista de organizaciones terroristas el pasado abril. compradores de crudo iraní (aunque ha respetado las sanciones), lo que le permite tener canales de comunicación con ambos.
De hecho, antes de viajar a Teherán, el dirigente japonés habló por teléfono con Trump y también con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y los hombres fuertes de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salmán, y Emiratos Árabes, Mohamed Bin Zayed. Estos tres países respaldan la mano dura de EE UU con Irán. No obstante, tanto funcionarios japoneses como iraníes han tratado de rebajar las expectativas al respecto. Cualquier paso en el sentido de abrir una vía de diálogo requeriría el visto bueno del líder supremo, quien tiene la última palabra en todos los asuntos de seguridad nacional. Pero aunque el ayatolá Jamenei va a recibir al primer ministro japonés hoy, algo que hace con contados dignatarios extranjeros, el significado es objeto de debate.
“La Casa del Líder se opone a negociaciones. Han llegado a la conclusión de que la amenaza de guerra no va en serio y utilizan estas visitas para reforzar su legitimidad ante la opinión pública”, señala a EL PAÍS un analista. En su opinión, las sanciones “han favorecido a los sectores ultra, al dejar fuera de juego a moderados y reformistas ante las próximas elecciones”.
De hecho, la visita ha evidenciado las divisiones internas. Mientras los periódicos reformistas la celebran (“La oportunidad japonesa”, titulaba ayer a cuatro columnas en primera el diario Etemad), los más conservadores cuestionan su misión. “Señor Abe, ¿cómo puede fiarse de un criminal de guerra?”, interpelaba Farhikhtegan sobre la poco sutil imagen del champiñón nuclear de Hiroshima. Reconociendo lo difícil de la tarea, Sazandegi optaba por “Un samurái en Teherán”, con una caricatura de Abe ataviado como un guerrero japonés con el escudo del Capitán América.
El primer ministro nipón no es el único dirigente que ha tratado de rebajar la tensión. Tras la visita esta semana del ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, la UE va enviar a Irán en los próximos días a Helga Schmid, la alta funcionaria que está al frente de los esfuerzos por salvar el acuerdo nuclear.