“México nos dio la libertad”
Tres mujeres supervivientes del exilio rememoran la travesía del ‘Sinaia’, el primer barco con republicanos que llegó al país norteamericano hace 80 años
Gobierno republicano. Aunque hubo algún antecedente —los niños de Morelia, en 1937— la travesía del Sinaia constató la apuesta del presidente Lázaro Cárdenas y del Gobierno de México por la causa republicana. Un apoyo que continuó hasta el 28 de marzo de 1978, ya muerto Franco, cuando ambos países restablecieron relaciones diplomáticas.
La travesía fue desigual para los pasajeros. Para Conchita Michavila no resultó nada mala. “El capitán del barco le hizo ojitos a mi tía”, así que su familia pudo tener un camarote propio. Sus recuerdos son la memoria de el café”, bromea ocho décadas después.
El Sinaia transportaba un pasaje que huía de la barbarie franquista hacia un territorio desconocido, donde el menor de los problemas era empezar de cero. Regina Díaz, como Conchita Michavila, llegó sin haber cumplido un año con sus padres. Ambos, recuerda, siempre estuvieron agradecidos al país que les dio cobijo, donde crecieron sus hijos, donde nacieron sus nietos. Muerto Franco, él regresó a España en alguna ocasión y pidió que sus cenizas se esparcieran ahí. Su madre, sin embargo, no quería saber nada de España. “No es que odiara su país, nunca quiso nacionalizarse mexicana; odiaba la guerra y todo lo que le hizo perder”, explica esta mujer, que hoy volverá a Veracruz con decenas de exiliados al homenaje previsto por el Ateneo de España en México y que contará con la presencia de autoridades de los dos países.
A lo largo de aquellos años desembarcaron unos 25.000 exiliados republicanos. Durante décadas su presencia se hizo sentir en todo el país, sobre todo en la capital, donde fundaron centros de relevancia, como el Colegio Madrid, el Instituto Luis Vives y la Academia Hispano-Mexicana y contribuyeron al desarrollo de la cultura y la academia en México.
Se quedaron más tiempo del esperado. “De los españoles siempre se dijo que tenían el dedo índice más pequeño de tanto golpearlo contra la mesa y decir: ‘Este año se muere Franco”, recuerda Michavila. “México nos dio la libertad”, zanja Claraco, en cuyo salón lucen dos banderitas tricolor, la mexicana y la de la República.
—¿Usted se siente más mexicana o española?
—Me siento mexicana, pero sobre todo, republicana. Eso no me lo puede quitar nadie.
1.559 exiliados cruzaron el Atlántico en la nave, el doble de su capacidad
“Tenía horror de volver”, recuerda una de las viajeras