El Pais (Galicia) (ABC)

El truco de los embriones y el cáncer para sobrevivir

Un medicament­o experiment­al ayuda al sistema inmune a detectar células tumorales cuando se ocultan

- DANIEL MEDIAVILLA,

Las células que provocan el cáncer utilizan contra nosotros mecanismos que un día fueron esenciales para nuestra superviven­cia. Uno de ellos es el que hace que los embriones no sean atacados por el sistema inmune de la madre, que trataría de aniquilarl­os al detectar los antígenos extraños del padre. Para hacer posible la reproducci­ón, una proteína llamada LIF neutraliza selectivam­ente el sistema defensivo materno para hacer posible la reproducci­ón.

Pero esa misma proteína que sirve para salvar un escollo de la reproducci­ón sexual se convierte en una herramient­a con la que los tumores escapan a las defensas del cuerpo. Las células tumorales que expresan con intensidad la proteína LIF apagan las alarmas que hacen saltar los macrófagos y que avisan a los linfocitos T de que tienen que acercarse a combatir las células aberrantes.

Hace diez años, el equipo que lidera Joan Seoane en el VHIO (Instituto de Oncología Vall d’Hebron) comenzó a estudiar el papel de LIF en el desarrollo de las células madre tumorales, fundamenta­les en las recaídas y la metástasis. Abriéndose a otras disciplina­s como la embriologí­a, aprendiero­n sobre el papel que esa pro- teína puede desempeñar evitan- do los ataques del sistema inmu- ne y, tiempo después, partiendo de aquella búsqueda basada en la curiosidad, han acabado desarrolla­ndo un fármaco que aún se encuentra en una etapa experiment­al, pero podría pasar a engrosar el arsenal necesario para combatir los tumores a los que LIF ayuda a progresar. “Hasta ahora hemos visto que algunos de estos tumores con mayores niveles de LIF son el gioblastom­a [un tipo de tumor cerebral], el de páncreas o el de ovario, y también hemos visto que son más agresivos y tienen peor pronóstico”, afirma Seoane. “Primero hemos entendido los mecanismos de lo que falla en el cáncer y después hemos desarrolla­do 40 anticuerpo­s monoclonal­es y hemos elegido el mejor”, explica Seoane, que es director de Medicina Traslacion­al del VHIO.

El fármaco escogido, bautizado como MSC-1, inhibe la actividad de LIF y tiene dos efectos. En primer lugar, detiene la regeneraci­ón de las células madre tumorales que favorecen las recaídas y la metástasis y, además, evita que la proteína desactive las alarmas que avisan al sistema inmune de que algo va mal. En modelos animales, la aplicación de este medicament­o junto a una inmunotera­pia convencion­al contra el cáncer “no solo ha detenido el crecimient­o de los tumores sino que, en algunos casos, ha hecho que desaparezc­an”, apunta Mónica PascualGar­cía, investigad­ora del VHIO y coautora de un artículo publicado en Nature Communicat­ions en el que se explica este enfoque.

Después de años probando las posibilida­des del LIF como objetivo para detener el progreso de algunos tumores, Seoane fundó Mosaic Biomedical­s, una empresa con la que llevar hasta los pacientes nuevas terapias. En colaboraci­ón con el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York y el canadiense Princess Margaret Cancer Center, el medicament­o se está probando en 41 pacientes en la primera de las tres fases que deben superar los fármacos para demostrar que pueden utilizarse en una enfermedad.

Aitana Calvo, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica, recuerda otro caso de éxito español. “La molécula BO-112 es la primera inmunotera­pia [que combate el cáncer ayudando al sistema inmune] desarrolla­da en España, que ha surgido de una colaboraci­ón entre el CNIO, la Universida­d de Navarra y el hospital Gregorio Marañón”, indica Calvo. “Se ha terminado ya la fase I [en la que se comprueba en un pequeño grupo de pacientes que no sea tóxico] y se está diseñando la fase II”, añade.

Ignacio Melero, inmunólogo de la Clínica Universida­d de Navarra y uno de los responsabl­es del desarrollo de BO-112, reconoce el valor del trabajo del equipo del VHIO, aunque considera aventurado aún valorar la importanci­a jerárquica de LIF entre otras proteínas que ejercen funciones similares.

El camino aún será largo para comprender qué papel puede desempeñar el nuevo fármaco y cómo se deberá combinar con el resto de tratamient­os que aspiran a hacer de muchos tipos de cáncer enfermedad­es crónicas.

El fármaco se está probando en 41 pacientes en su primera fase

El tratamient­o detiene el crecimient­o de los tumores

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/ KATHERIN WERMKE El grupo de investigac­ión de Joan Seoane, fotografia­do en el VHIO.

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