El Pais (Galicia) (ABC)

La Autoridad Fiscal critica que no se evalúe la recolocaci­ón de parados

- ANTONIO MAQUEDA,

Podría parecer obvio que si las Administra­ciones gastan más de 6.000 millones en intentar recolocar parados, debería haber un control de la eficacia de lo que se paga. Sin embargo,

Algunas comunidade­s lo hacen bien pero otras lo hacen francament­e mal, explican los autores del proyecto conocido como spending review. “La Airef constata que los datos suministra­dos han sido insuficien­tes. La evaluación completa de la eficacia por comunidad no ha sido posible”, destaca el organismo encargado de velar por las cuentas públicas en un informe que ya adelantó EL PAÍS. Solo se ha podido hacer en Aragón según denuncia la Autoridad Independie­nte de Responsabi­lidad Fiscal (Airef), no lo hay. El Tribunal de Cuentas y los intervento­res certifican que el gasto se ejecuta según la legalidad. Pero no hay datos que permitan evaluar y hacer

y con el programa estatal Prepara. Por eso, ha elaborado una guía para adoptar sistemas de datos evaluables y comparable­s. De modo que en el futuro se pueda controlar la eficacia de las ayudas a parados, igual que en otros países. No hay un problema tanto de control del gasto como de baja eficacia, indican. Aun así, la Airef recalca que no es posible conocer la cifra exacta que se dedica, en parte por la complicada división de un seguimient­o de los parados que reciben ayuda. La Airef no logró examinar qué medidas funcionan y cuáles no, que era el objetivo inicial de la revisión de estas políticas. Y parte del problema reside en las autonomías.

competenci­as entre Administra­ciones. Y estima un rango de entre 6.000 y 6.500 millones.

La institució­n observa que en relación con el PIB se gasta lo mismo que en otros países. Sin embargo, el dinero por desemplead­o es mucho menor. Además, se gasta mucho en incentivos a la contrataci­ón —un 40% del total—, en vez de destinarlo más a orientador­es que atiendan a los parados —una partida que solo supone un

15% del gasto—. Si se compara con los Estados que mejor lo hacen, el uso de orientador­es es la mejor opción, dice la Airef. En segundo lugar, se debería optar por la formación —que abarca un 25% del gasto—. Solo que los cursos no siempre son efectivos y en España deberían adaptarse mejor a las necesidade­s del mercado.

Pese a la falta de datos, la Autoridad Fiscal examinó el funcionami­ento de los servicios de empleo autonómico­s. Y concluye que “se aprecian sustancial­es diferencia­s en la calidad del servicio”. Subraya que coincide el peor rendimient­o con unas altas tasas de paro. Según la clasificac­ión, de peor a mejor figuran: Castilla-La Mancha, Andalucía, Canarias, Baleares, La Rioja, Madrid, País Vasco, Valencia, Castilla y León, Murcia, Navarra, Galicia, Aragón, Cataluña y Asturias.

Hay muchas diferencia­s por comunidade­s en la formación que dan y que subcontrat­an, apunta. Y defiende que el reparto de fondos por autonomías debería ligarse más a resultados.

El organismo sostiene que se tiene que revisar el sistema de subvencion­es a la formación porque “es cuestionab­le”. Detecta una escasa vinculació­n entre los cursos y las necesidade­s del mercado laboral. Hasta pone el ejemplo de una localidad en la que abunda la producción de legumbre, que no necesita frío, pero el curso que se oferta es el de refrigerac­ión, quizás porque sea el que imparte la academia contratada.

Por otra parte, pide mejorar la autonomía de las oficinas de empleo para que puedan incentivar a sus trabajador­es, innovar y adaptarse al mercado local. En Alemania incluso hay una clasificac­ión de las oficinas y el desemplead­o puede elegir las que dan mejores resultados, señala.

La Airef resalta que en muchos países se paga a empresas en función de las reinsercio­nes conseguida­s. Además, recomienda que haya especialis­tas dedicados a captar ofertas de empresas.

Respecto al Prepara, un programa del anterior Gobierno del PP que combinaba un subsidio con la formación, la Airef considera que no contribuyó a mejorar la probabilid­ad de que el parado se incorporas­e al mercado laboral durante los seis meses de prestación. Es decir, no incentivó la reinserció­n. A pesar de los 1.400 millones gastados entre 2012 y 2017, la probabilid­ad de encontrar un trabajo entre los 850.000 beneficiar­ios fue incluso menor.

a zonas rurales, donde “los volúmenes sean bajos y no permitan una rentabilid­ad”. Esto es, en poblacione­s de menos de 5.000 habitantes.

En el documento, de 84 páginas, también hay propuestas “para flexibiliz­ar las obligacion­es de servicio público” como la reducción “del número de días en que se entrega la correspond­encia (tal y como ha hecho Italia) en la medida en que no parece que sea una demanda ciudadana”. O reducir el número de oficinas o el de buzones. Fuentes de la Airef insisten en que el estudio plantea reformas para mejorar la eficiencia del servicio universal de Correos. Y señalan que el trabajo se ha hecho codo con codo con los responsabl­es del Ministerio de Fomento, de quien depende la empresa pública Correos.

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