Noruega desinvierte en combustibles fósiles para volcarse en las renovables
El Parlamento noruego aprobó ayer la decisión del Fondo de Pensiones de Noruega de desinvertir en empresas de combustibles fósiles, por un valor estimado de 11.000 millones de euros, para volcarse en las energías renovables. Esta determinación se basa en el descenso permanente de los precios del petróleo, principal fuente de ingresos del país nórdico, con el objetivo de “reducir la vulnerabilidad de la riqueza y diversificar”, según fuentes del Ministerio de Finanzas.
La decisión de que el Fondo de Pensiones de Noruega (también conocido como el Fondo del Petróleo y considerado como el fondo soberano más grande del mundo) se deshaga de sus inversiones en crudo contó con el apoyo unánime de todos los representantes del Parlamento noruego que votaron ayer. Aunque no se ha fijado la cifra exacta que destinará a invertir en renovables, se calcula que el Fondo está autorizado para desembolsar hasta 17.000 millones de euros (hasta un 2% de sus recursos) en proyectos eólicos y solares en mercados maduros, una cifra por encima de los 11.000 millones que obtendría por la venta de sus participaciones en las empresas de combustibles fósiles.
Según fuentes del sector, la medida se convertirá en la mayor desinversión en combustibles fósiles y la mayor inversión en energías renovables realizada hasta la fecha. El fondo es un gigante que posee un promedio del 1,3% de todas las empresas que cotizan en bolsa en el mundo, lo que supone que la decisión vaya a tener una repercusión inevitable en los mercados internacionales.
En todo caso, es un cambio trascendental en el mercado internacional de petróleo, gas y carbón. En la actualidad, el Fondo, gestionado por el estatal Norges Bank Investment Management, tiene invertidos en torno a
32.000 millones de euros en grupos petroleros, principalmente en Shell, BP, Total, Exxon y, a más distancia, el español Repsol, en el que controla en torno al 1,5% del capital.
El Fondo ha recibido, además, el mandato de desinvertir en empresas carboníferas, entre las que se incluyen RWE y Glencore, que serán retiradas de su cartera de inversiones en función de los nuevos criterios de exclusión ética que maneja el organismo estatal.
La pretensión del fondo noruego abre una oportunidad de interés para España, ya que el programa del Gobierno español para potenciar las energías renovables recogido en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima se convierte en un reclamo para canalizar las inversiones foráneas. Una de las tareas principales del Ejecutivo de Sánchez es despejar el fantasma que llevó a los inversores internacionales a alejarse de los proyectos españoles y, en muchos casos, denunciarla por la paralización de las subvenciones a las renovables.
Más economía que ética
Según el análisis encargado por el Ministerio de Finanzas noruego, se estima que el valor del mercado mundial de infraestructuras de energía renovable crecerá casi un 50%, de 2.900 millones de dólares en 2017 a 4.200