Nuevo capítulo en la batalla de Katy Perry por comprar un convento
“Intento luchar, pero no sé cuánto tiempo voy a poder”. Beligerante y con las ideas claras se muestra la monja Rita Callanan, de 81 años, que no da por perdida la guerra contra sus dos poderosos rivales: la archidiócesis de Los Ángeles y la cantante Katy Perry, quien quiere comprar el convento en el que vive Callanan. “No me gusta Katy Perry y estoy segura de que yo no le gusto a ella”, ha manifestado la religiosa al diario The New York Post. Y ha añadido que la cantante tiene “las manos manchadas de sangre”, en referencia a la muerte en 2018 de Rose Holzman, otra de las religiosas que vivía en el convento y que falleció tras perder el conocimiento en la sala del tribunal en pleno proceso, que dura ya cuatro años.
El enfrentamiento comenzó en 2011, cuando Katy Perry se fijó en el convento en el que residían las religiosas, un edificio de 2.000 metros cuadrados construido en 1927. La cantante lo intentó comprar por 11,5 millones de euros cuando todavía vivían allí cinco religiosas. Tres se mostraron a favor de la venta y dos —Rita y Rose— en contra. Mientras, otra empresa inmobiliaria negoció con las monjas y llegó a cerrar la compra del convento.
La archidiócesis se opuso a la venta ya que tenía el derecho a tomar una resolución. Perry también denunció a la empresa citada, ganó el juicio y se pudo quedar con el convento aunque, según Callanan, nunca formalizó la compra.
El edificio vuelve a estar a la venta por 22 millones, pero ahora Perry no se decide, la inmobiliaria dispuesta a comprarlo se halla en bancarrota y el aumento de precio ahuyenta a otros posibles compradores, situación que ahoga financieramente al convento.