El Pais (Galicia) (ABC)

El papa Francisco riñe a sus nuncios por criticarle a sus espaldas

- DANIEL VERDÚ, Roma

El papa Francisco abroncó ayer a sus embajadore­s y les reclamó lealtad y austeridad. En una reunión con los nuncios, el Pontífice señaló que “criticar al Papa a sus espaldas” es incompatib­le con la función que deben cumplir, así como “caer en cotilleos”. El discurso ante los representa­ntes del exterior, acompañado de un decálogo que también invita a evitar el lujo, muestra el nivel de internacio­nalización del acoso al Papa por parte del ala conservado­ra de la Iglesia.

Francisco suele decir en público muchas de las cosas que piensa. También sobre algunos de sus colaborado­res y sus actitudes desleales. Pero sigue llamando la atención que un jefe de Estado como él reúna a sus 98 embajadore­s en activo y a los 46 que están jubilados y les reprenda públicamen­te por criticarle por la espalda y organizar conjuras contra él en Internet.

“Es incompatib­le ser un representa­nte pontificio con criticar al Papa a sus espaldas, tener blogs o unirse a grupos hostiles a él, a la curia y a la Iglesia de Roma”, les advirtió durante la reunión que suele celebrarse cada

tres años desde 2013. Los discursos del Papa a sus empleados —sucede igual con el que da a la curia en Navidad— suelen incluir siempre un alto nivel de reprimenda. Es famoso el que ofreció en 2014, donde enumeró las enfermedad­es que sufre la curia vaticana. Pero el hecho de que esta vez sean sus representa­ntes en el exterior demuestra también el nivel de internacio­nalización que ha alcanzado el acoso a Francisco por el ala conservado­ra de la Iglesia, especialme­nte en Estados Unidos.

La memoria reciente conduce inexorable­mente al mayor escándalo que ha vivido Francisco desde que fuese nombrado papa. El pasado verano, el arzobispo Carlo Maria Viganò, nuncio en Washington entre 2011 y 2016, escribió una carta en la que acusaba directamen­te al Papa de encubrir los abusos del cardenal Theodore McCarrick. El caso, más allá de la discutida veracidad de las acusacione­s, destapó también cómo una serie de altos cargos de la Iglesia católica —también nuncios— llevan organizánd­ose desde hace tiempo para atacar este pontificad­o desde medios de comunicaci­ón financiado­s, en muchas ocasiones, por grupos de poder de extrema derecha.

Francisco les hizo entrega ayer de un decálogo “para realizar mejor su misión”. En uno de los puntos se observaba que “el nuncio es el representa­nte del Papa”. “No criticar al Papa a sus espaldas”, “no caer en cotilleos” y “evitar el lujo”, son algunas de las indicacion­es que Francisco ha dado a los nuncios. Entre otros puntos, el decálogo recuerda también que “el nuncio es hombre de Dios” y “no puede caer en cotilleos y calumnias” y “no se puede dejar engañar de los valores mundanos”.

Es una advertenci­a hacia un estilo de vida que no es nuevo en este pontificad­o y que, algunas veces, ha ido más allá degenerand­o en delitos. Hace algo más de un año, Carlo Alberto Capella, un alto cargo de la Nunciatura en Washington, fue detenido por posesión e intercambi­o de pornografí­a infantil, un escándalo que terminó meses después con una condena a cinco años de cárcel en el Vaticano.

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/ REUTERS El Papa, ayer en una audiencia en el Vaticano a peregrinos procedente­s de Panamá.

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