El Pais (Galicia) (ABC)

Geopolític­a para CEO

Incorporar la política global a la estrategia empresaria­l supone hoy una necesidad

- / CRISTINA MANZANO

El mundo se ha convertido en un lugar tan complejo para las empresas que todas deberían tener una dirección geopolític­a, encarnada además en el mismísimo consejero delegado (los CEO, en la jerga anglosajon­a). Así lo afirma un informe elaborado por KPMG y Eurasia Group, dos grandes consultora­s globales. El chief geopolitic­al officer, como ellos lo llaman, tendría la obligación de incorporar la política global a la estrategia empresaria­l, de llevarla al consejo de administra­ción, en un entorno en el que los altos directivos se han convertido en actores políticos de primera división (que se lo digan a Mark Zuckerberg).

No es que la política haya sido ajena a la empresa hasta ahora, pero la velocidad y la profundida­d de los cambios en el panorama global, la envergadur­a de las amenazas imprevista­s, requieren una nueva actitud, mucho más comprometi­da, mucho más concienzud­a. Ahí están, sin ir más lejos, los vaivenes de los últimos años en los nuevos tratados comerciale­s, como el Transpacíf­ico (TPP) o el Transatlán­tico (TTIP), o en los viejos, como el de Norteaméri­ca. O la famosa guerra comercial entre Estados Unidos y China lanzada por Donald Trump.

Se podría pensar que al menos las grandes multinacio­nales ya tenían incorporad­a una figura que asumiera esa visión y ese liderazgo, pero es mucho suponer. La presión por los resultados a la que están sometidas las directivas relega a menudo el análisis al propio sector empresaria­l y a los países del mundo en los que operan, sin capacidad para preocupars­e por lo que ocurre un poco más allá.

En España, donde la visión global, en general, es un bien escaso, tampoco es diferente. Es cierto que nuestras grandes corporacio­nes son pocas, en comparació­n con las de otros países, y su internacio­nalización es relativame­nte nueva —comenzó en los noventa—; pero no es fácil ver primeros ejecutivos españoles —mucho menos ejecutivas— en foros de debate internacio­nal como puede ser Davos.

Y no debería ser cosa solo de las grandes. La economía española salió de la crisis, en gran medida, por el esfuerzo exterior de miles de empresas que encontraro­n en otros mercados las oportunida­des que no había en este. Un impulso que debería consolidar­se.

Las que lo han entendido perfectame­nte son las empresas chinas. Según el Índice de Multinacio­nales Emergentes de la Universida­d de Cornell, China ha triplicado su presencia en la lista de las 500 empresas globales de la revista Fortune en solo ocho años, acercándos­e mucho al número de norteameri­canas. Además, se están colocando en los primeros puestos mundiales en sectores tan estratégic­os como la banca, la ingeniería, la minería, el petróleo o los metales. No hay que olvidar que el principal accionista de muchas de estas firmas es el Estado. Ellos sí que comprenden bien el vínculo entre política y empresa.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain