El Pais (Galicia) (ABC)

Prisiones empieza a usar perros en las cárceles para frenar la entrada de droga

- ÓSCAR LÓPEZ-FONSECA, Madrid

Institucio­nes Penitencia­rias ha dado el primer paso para crear unidades caninas propias para frenar la entrada de drogas en las cárceles, según revela un documento interno al que ha tenido acceso EL PAÍS y confirman fuentes del Ministerio del Interior. La decisión se toma tras una prueba piloto en la prisión de Burgos que ha arrojado resultados “muy satisfacto­rios”. Las próximas unidades se desplegará­n en las cárceles de Puerto III (Cádiz), Algeciras, Huelva y Sevilla I.

Hasta ahora, el uso de perros para la prevención de la entrada de drogas en las cárceles lo hacía la Guardia Civil, responsabl­e de la seguridad exterior de los centros penitencia­rios. Sin embargo, su actuación se limitaba en la mayoría de las ocasiones a la zona de entrada de las cárceles para el control aleatorio de las visitas que iban a mantener encuentros vis a vis con internos y de los reclusos que regresaban de permisos, considerad­as las dos de las principale­s vías de entrada de estupefaci­entes en las prisiones españolas. Ahora, Interior pretende que esa vigilancia sea más intensiva y se extienda a módulos y celdas,

donde se han incrementa­do las incautacio­nes de droga a pesar de que el número de presos ha descendido de manera significat­iva en los últimos años : de 4.500 intervenci­ones de droga en 2012 se ha pasado a más de 5.100 en 2018 a pesar de que había 10.000 reclusos menos.

Institucio­nes Penitencia­rias ya ha pedido voluntario­s entre los funcionari­os para integrarse en las unidades que se crearán en las cuatro cárceles andaluzas elegidas, y que seguirá el modelo de la que opera en Burgos. Fuentes penitencia­rias detallan que la elección de prisiones del sur de España ha estado motivada por ser las El funcionari­o Marcial Rubio, con las dos perras de la cárcel de Burgos.

que registran el mayor número de incautacio­nes de droga. Un hecho que los expertos explican en su cercanía a las principale­s vías de entrada de estupefaci­entes en España y a que en Andalucía la

dispensaci­ón a los toxicómano­s de los tratamient­os de metadona (un sustitutiv­o de la heroína) se hace en pastillas, lo que facilita su posterior introducci­ón en las prisiones para traficar con ellas.

No obstante, la actuación de las primeras unidades caninas no se limitará a estas cinco cárceles. Interior pretende que los animales y sus cuidadores se desplacen a realizar controles a los centros penitencia­rios próximas de Badajoz, Sevilla II, Puerto I, Puerto II, Valladolid, Mansilla de las Mulas (León), Dueñas (Palencia) y Soria. Los planes de Prisiones son extender la iniciativa en el futuro al resto de los centros, más de 80.

Los perros se utilizarán en “procedimie­ntos de detección de drogas y cacheos”, pero no para seguridad, según detalla el documento interno de Prisiones. Interior espera que la sola presencia de los animales —adiestrado­s para localizar también la metadona— tenga un efecto disuasorio tanto entre los reclusos como con los visitantes. Así ha ocurrido en la cárcel de Burgos, en la que, desde que comenzaron a actuar Nala y Shasa, las dos pastoras belgas malinois de la primera unidad canina, el número de incautacio­nes ha pasado en 12 meses de 300 a 50 y las colas de los fines de semanas para los vis a vis se han reducido drásticame­nte, según destacan fuentes del centro.

Los perros ya adiestrado­s serán facilitado­s por la Policía Nacional, la Guardia Civil y agentes locales, con los que Institucio­nes Penitencia­rios ha iniciado contactos para firmar convenios de colaboraci­ón. Serán también agentes de estos cuerpos los que impartan cursos de formación a los trabajador­es de prisiones.

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