El dinero que el BCE dio a la banca sirvió para impulsar el crédito
Ahora que el Banco Central Europeo (BCE) ha puesto en marcha una nueva ronda de inyección de liquidez, el Banco de España publica un estudio sobre el efecto del primer programa, entre septiembre de 2014 y junio de 2016. La conclusión es que las conocidas como TLTRO (en español, operaciones de refinanciación a largo plazo con objetivo específico) facilitaron el crédito en la zona euro incluso entre entidades que no participaron del programa.
Las TLTRO daban financiación en condiciones ventajosas siempre que el dinero se repartiese en préstamos. Formaron parte del arsenal con que el eurobanco combatió el peligro de la baja inflación y la escasa actividad crediticia, una revolución que levantó críticas feroces e introdujo a la eurozona en un terreno antes transitado por Japón o EE UU.
Un éxito criticado
Años después, el consenso entre economistas valora la iniciativa como un éxito que sacó al euro de las turbulencias. Pero algunos sectores son críticos, sobre todo entre los países del norte, consideran que han estado activas demasiado tiempo, que pueden generar nuevas burbujas y que crean un impuesto oculto al ahorro al dejar de retribuir a los ahorradores para dar a los deudores tipos más bajos.
En este contexto, el Banco de España analiza la primera inyección con las respuestas que 130 bancos de 13 países remiten al BCE en su encuesta de préstamos bancarios.
Las TLTRO, según el estudio, tuvieron efectos directos e indirectos. Entre los primeros, contribuyeron a relajar las condiciones para que se concediese crédito a grandes empresas y a bajar los tipos de interés que se aplican a los préstamos considerados seguros.
Respecto al impacto indirecto, el Banco de España observa que “provocaron una relajación de los criterios de aprobación de préstamos también en los bancos no participantes”. Esto sucedió por dos vías: por un lado, se intensificó la competencia y los bancos que recibieron la liquidez pudieron competir de manera “más agresiva”. Por otro, al dar la liquidez a mansalva, los bancos pidieron menos financiación de depósitos o interbancaria, que se hizo más barata.