El Pais (Galicia) (ABC)

Belleza minuciosa en la campiña

Burgos Una bodega de Norman Foster, pueblos bonitos, mosaicos romanos y paisajes de película se suman a la muestra de Las Edades del Hombre en un viaje lleno de historias

-

por un pasadizo aéreo (musealizad­o); atrajo órdenes y conventos, y llegó a gobernar desde aquí medio mundo. Al morir Felipe III, viendo que podía ser juzgado por malversaci­ón, se hizo nombrar cardenal, como cantaba una copla popular: “Para no morir ahorcado / el mayor ladrón de España / se vistió de colorado”.

Otro villano, o héroe, según desde qué lado se mire, fue el cura Merino, que se enfrentó a Napoleón. Sus guerriller­os conocían bien el intrínguli­s de bodegas que trufan el pueblo y las convirtier­on en refugios. El cura Merino está enterrado junto al convento de clarisas y tiene una ruta temática; lo mismo que el vino de aquellas bodegas, que gozan de su propia denominaci­ón de origen: Arlanza (rutadelvin­oarlanza.com). Se puede probar tapeando en torno a la plaza Mayor, sobre todo por la calle de Luis Cervera, donde se encuentra un excelente asador, Fonda Caracoles, y varias tiendas con dulces y productos típicos. También tiene ruta señalizada José Zorrilla, que venía de joven a pasar los veranos en casa de su tío y se enamoró de una moza que le dio calabazas; junto a la casa, a pocos pasos de Angeli, un muro exhibe el oportuno grafiti “No es verdad, ángel de amor…”, que el Tenorio susurra a la novicia doña Inés.

Hablando de monjas: en Lerma son muy populares “las monjas del WhatsApp”, las dominicas que desde su convento pegado al parador crean grupos de chat a los que envían a diario un reto de amor. No menos populares son “las monjas en vaqueros” (su hábito es de denim), congregaci­ón crecida por “el efecto Virginia”, una joven que atrajo como maestra de novicias tantas vocaciones que tuvieron que trasladars­e a La Aguilera y Valencia, y solo vienen a Lerma a vender sus dulces; la historia recuerda al musical La llamada. Son ahora unas 300, bajo la nueva regla Iesu Communio. Acosado, el pobre jabalí se refugió en la ermita de un risco sobre el río Arlanza, vigilado todavía hoy por nubes de buitres leonados. El cazador era el conde Fernán González, y tres ermitaños cuidaban el lugar. Uno de ellos, san Pelayo, predijo al conde que vencería a los moros en la decisiva batalla de Carazo. Así fue, y el conde, agradecido, fundó bajo la peña el monasterio de San Pedro de Arlanza. Con el tiempo, uno de sus monjes escribió el Poema de Fernán González, monumento literario de la lengua y especie de carta puebla de Castilla. Pues el futuro reino era entonces “un pequeño rincón”, y Fernán González consiguió una independen­cia de facto peleando con moros y cristianos: “El conde don Fernando, con muy poca compaña (…), mantuvo siempre guerra con los reyes d’España / non daba más por ellos que por una castaña”.

El conde fue enterrado en el monasterio. Pero tras la Desamortiz­ación (1835), su sepulcro fue trasladado a Covarrubia­s y el cenobio quedó abandonado. Peor fue en la década de 1960, cuando la fiebre de los pantanos daba sus últimos coletazos y se proyectó inundar todo el valle con la presa de Retuerta. Por fortuna, aquello se paró a tiempo. Ahora se están consolidan­do las ruinas y se espera terminar las obras este mismo verano.

Cuando aquello era puro despojo, se convirtió en la misión de San Antonio de la película El bueno, el feo y el malo (1966). Gente emprendedo­ra ha creado la Ruta BFM que también incluye el cementerio de Sad Hill, a cinco minutos de Silos, donde tiene lugar el duelo final de la película protagoniz­ada por Clint Eastwood. Rehecho y señalizado, Sad Hill se extiende a los pies de la sierra de Carazo, el “muy fiero castellar” donde se libró la batalla real del romancero. Y que sirvió de decorado para otra película, El valle de las espadas (1963), biopic de Fernán González (hacía de conde Espartaco San

En Silos confluyen, entre otros, el Camino del Cid y el Camino de la Lengua Castellana, bien señalizado­s

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain