¡No lo lean!
Cayó en mis manos una publicación escrita por una chica, pequeñita y rosa (la publicación digo, y bueno la chica también). Sin atender al título me sumergí en su lectura, esperando que se me propusieran los típicos temas que interesan a las mujeres: cómo hacer para que tu exnovio regrese a tu lado; diferencia entre las mechas balayage y las californianas; pantalones de tiro alto, ¿a quién le queda bien? Etcétera.
Sin olerme la tostada me sorprendió que la escritora no se expresaba de una manera sencilla y pícara (como cabía de esperar), sino que lo hacía con un lenguaje elaborado (utilizando incluso oraciones subordinadas) y con templanza, atemperando sus emociones. “Le habrá ayudado un hombre a escribirlo” pensé. Seguí leyendo y… ¡en qué momento!
Todo el mundo sabe que las personas más inteligentes son: hombres, heterosexuales y blancos (las tres cosas a la vez). ¿Hace falta aclarar esto? Uno escucha lo que dice, por ejemplo, Jordan Peterson y ¿qué más se puede añadir? De su boca salen verdades como puños, sin ambages; es un señor cimarrón y montaraz.