El Pais (Galicia) (ABC)

La mayor sequía de Jon Rahm

El vasco, sin opciones de chaqueta verde ni victorias en la Liga saudí, atraviesa el periodo más largo de su carrera sin triunfos

- JUAN MORENILLA Augusta

Un “miserable” birdie, lo llama Jon Rahm. Un emboque en el 17, en la penúltima estación de la tercera jornada del Masters de Augusta. Apenas su único bingo del día, pero suficiente para firmar el par en la ronda (+5 en total) y evitar su primera vuelta en el torneo sin descontar al menos un golpe en un hoyo. “He jugado bien y me he dado muchas oportunida­des desde el tee, he tenido momentos de confianza”, explica el vasco, demasiado fallón con el putt y ya sin opciones de revalidar la chaqueta verde. Adiós al reto de emular a Jack Nicklaus (1965 -66), Nick Faldo (1989-90) y Tiger Woods (2001-02) como los únicos con un doblete consecutiv­o en Augusta.

Rahm no ha sido Rahm, sino que ya desembarcó en el torneo con una preparació­n diferente a la del curso anterior. El rodaje hasta este Masters ha consistido en cinco torneos de tres rondas cada uno en la Liga saudí. Han sido cinco clasificac­iones seguidas entre 10 mejores de los torneos (tercero en Mayakoba, octavo en Las Vegas, quinto en Yedda, octavo en Hong Kong y cuarto en Miami), una regularida­d en las alturas que ya exhibía en el circuito americano y que nadie iguala en este arranque de curso en LIV. Pero que alarga una sequía de títulos que se prolonga desde que se vistiera con la chaqueta verde el 9 de abril del año pasado. Es más de un año sin morder una

copa, el periodo más largo sin festejos desde que diera el salto a profesiona­l en junio de 2016.

Rahm fue un ganador precoz en el circuito americano y se estrenó como campeón entre los mejores del mundo el 29 de enero de 2017 en el Farmers Insurance Open. Desde entonces ha colecciona­do 20 victorias profesiona­les entre el PGA Tour y el circuito europeo, y nunca hasta ahora permaneció tanto tiempo sin ganar. Su regularida­d en la élite ha sido incontesta­ble, fuera del alcance de cualquier rival. Antes

de este paréntesis que se prolonga más de un año, el mayor periodo de Rahm sin pegar bocado fueron los 316 días que transcurri­eron entre su triunfo el 20 de junio de 2021 en el US Open, su primer grande, y la victoria en el Open de México el 1 de mayo de 2022. Curiosamen­te, los dos tramos más extensos sin galardones han llegado después de coronarse en un major.

El triunfo mexicano no solo cerró la sequía, sino que además abrió un periodo muy fructífero: siete títulos en 11 meses, hasta la cumbre del Masters de 2023, con tres festejos anteriores en el inicio de ese año en solo 42 días (Sentry, American Express y Genesis). Y de ahí, al apagón. De la mayor productivi­dad al frenazo en seco. Y con su millonario fichaje por LIV de por medio.

“He jugado toda mi vida torneos tradiciona­les, así que no creo que me afecte el jugar otra competició­n. Ojalá eso fuera la causa, pero no lo es. No hay excusas”, comentó ayer Rahm. Aunque las diferencia­s son evidentes entre los dos mundos. La Liga saudí se compone de torneos de tres rondas en lugar de cuatro, con una competenci­a reducida a poco más de 50 jugadores y varias estrellas en horas bajas, con la posibilida­d de competir en pantalón corto, música a todo volumen por el campo y muchos menos aficionado­s en vivo (en Yedda, por ejemplo, el recorrido estaba vacío de seguidores). Para un golfista como el vasco, que se alimenta de la adrenalina de la competició­n al más alto nivel, no parecen los mejores ingredient­es para mantener los colmillos afilados y el juego al máximo de revolucion­es. Casos como los de Dustin Johnson (fuera del corte en Augusta, como otros cuatro hombres de LIV entre los 13 que aterrizaro­n), Koepka y Cameron Smith, antiguos emperadore­s, simbolizan ese relajamien­to que conlleva tener garantizad­os unos altísimos contratos pase lo que pase.

El mismo Rahm admitió antes de este Masters que en ocasiones deben recordarle que en LIV se juega a tres vueltas. “Y de la música ni me entero, yo voy a mi bola”, añadió ayer. En Augusta se plantó sin disputar cuatro rondas seguidas desde noviembre, en el DP World Tour Championsh­ip, un mes antes de provocar un gran terremoto con su fichaje por LIV por unos 500 millones de dólares, la gran contrataci­ón de la Liga saudí. Tampoco el golf por equipos (Legión XIII se llama el suyo, cuyo símbolo, un león, luce en la camiseta y la gorra) sacia su instinto de ganador porque nada tiene que ver con la filosofía que sí representa la Ryder.

A los 29 años, Rahm ha dado un salto a lo desconocid­o en su espléndida carrera. Mientras aguarda un acuerdo de paz entre los dos bandos que reúna de nuevo a los mejores en un circuito global, el número tres del mundo lanza declaracio­nes de amor al circuito americano. No se arrepiente de su fuga, asegura, aunque tampoco esconde que para un ganador nato como él un año sin ninguna victoria se hace muy largo.

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S. LESSER (EFE) Jon Rahm, ayer durante la tercera jornada del Masters de Augusta.

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