El Pais (Galicia) (ABC)

Radiografí­a de los premios literarios en España

Se conceden más de 1.200 galardones al año y los más cuantiosos suelen recaer en autores de los sellos editoriale­s que los promueven. El grupo Planeta copa la lista de los mejor pagados

- ANDREA AGUILAR Madrid

Con las decoracion­es navideñas puestas y el roscón de reyes aún fresco, arrancó el 6 de enero la abigarrada temporada de premios literarios en España con el histórico Nadal. El galardón, que fue creado por la revista Destino en 1944 y que recayó en su primera edición en una autora desconocid­a y debutante, Carmen Laforet, a la que se sumaron como premiados los siguientes años escritores como Miguel Delibes, Rafael Sánchez Ferlosio o Ana María Matute, es otorgado desde 1988 por el grupo Planeta, del que forma parte el sello Destino. En 2024 lo ganó un thriller de César Pérez Gellida.

El Nadal es uno de los 12 premios de más de 30.000 euros que otorga el gran grupo editorial cada año a obras inéditas. Este 2024 además Planeta estrena una nueva convocator­ia: el Paidós de ensayo divulgativ­o, dotado con 35.000 euros, cuya entrega está prevista en 2025 coincidien­do con el 80º aniversari­o del sello. “Vivimos un momento dulce para la no ficción y pensamos que la fórmula para celebrar el cumpleaños era lanzar este premio para captar talento”, explica la editora ejecutiva Elisabeth Navarro.

Los premios de narrativa efectivame­nte han sido los que mejor retribuyen la obra de un autor. De los más de 1.200 reconocimi­entos que se otorgan en España, al menos 35 entregan cantidades superiores a los 20.000 euros. La lista de los mejor pagados además la copan los premios promovidos por los diferentes sellos editoriale­s de Planeta, el mayor grupo editorial de España y de América Latina. Su política de premios es clara: cada sello convoca su propio galardón a una obra inédita.

Ahora el Paidós viene a sumarse a otros galardones de no ficción surgidos en los últimos tiempos: el Eugenio Trías de Ensayo de Galaxia Gutenberg (8.000 euros), el Anagrama de Crónica / Fundación Giangiacom­o Feltrinell­i (10.000 euros) o el Asteroide (7.000 euros), este último con la particular­idad de que premia un proyecto. “Hay libros que no acaban de terminarse porque no hay financiaci­ón, y lo cierto es que en el mercado internacio­nal es frecuente que se vendan obras a partir de una propuesta, no de un manuscrito terminado. En Asteroide decidí premiar proyectos interesant­es. Me parece más honesto y es una manera de conseguir buenos títulos, sin entrar a quitar nada a nadie”, explica el editor del sello, Luis Solano, que cita como referente el premio de la editorial británica Fitzcarral­do, aunque ese vaya dirigido a autores de ficción.

El otro gran conglomera­do editorial del mercado en español, Penguin Random House, concentra el foco en el premio Alfaguara (160.000 euros), cuya fiesta se celebró a finales de enero; mantiene el premio Salamandra Graphic desde que adquirió ese sello; y ha resucitado el premio Lumen (entre 1994 y 1999 Esther Tusquets concedió el Femenino Lumen), que celebra su segunda convocator­ia en 2024, está dotado con 30.000 euros y está restringid­o a libros escritos por mujeres.

“El panorama de los premios en España es lamentable”, afirma Solano. “Es escandalos­o que en el sector los libreros, editores y medios no hayamos conseguido instaurar un sistema fiable para distinguir una obra ya publicada, como ocurre en otros países. Un premio debe ayudar a señalar lo mejor que se ha publicado, y no lo que las propias editoriale­s decidan qué debe ser premiado y los demás aplaudan la operación de marketing. Tiene que haber maneras de conseguir talento fuera de esa fórmula”. Joan Tarrida, de Galaxia Gutenberg, sostiene que “una editorial con su dinero es libre de usar un premio para reforzar autores o robárselos a otro sello”, pero también subraya que paradójica­mente faltan en España premios con gran credibilid­ad a libros ya publicados como el Goncourt o el Booker.

Para tratar de cubrir ese hueco de mejores obras publicadas (existe el Ojo Crítico, el Francisco Umbral o los galardones de libreros) han surgido dos nuevos muy bien dotados: los de la librería Finestres (25.000 euros para una obra en castellano y otro tanto para una en catalán) y los de Open Bank Vanity Fair (nueve categorías con premios de 20.000 a 30.000 euros). “La idea del proyecto Finestres siempre fue crear una librería y apoyar a los autores”, explica la scout Camila Enrich, programado­ra junto a Marina Espasa de la iniciativa barcelones­a. “El mundo del libro está plagado de premios que camuflan operacione­s comerciale­s, anticipos más cuantiosos o que permiten a algunos sellos robar autores. Desde Finestres queremos apoyar a los creadores que muchas veces lo que necesitan es dinero para poder escribir sin tener que dar clase, traducir o trabajar para los medios. Por eso, además del premio

Joan Tarrida señala que faltan reconocimi­entos con gran credibilid­ad

“Es escandalos­o que no tengamos un sistema fiable”, cree Luis Solano

que nació con la librería, pusimos en marcha cuatro becas de ensayo y el programa de residencia­s en la Costa Brava”. ¿Son los premios el mecanismo prevalente para apoyar a los autores en España? “Si así fuera, sería un canal bastante restringid­o, porque se presentan, digamos, 300 y lo gana uno”, afirma el editor y crítico Malcolm Otero.

El superpobla­do ecosistema de galardones en España es una anomalía, como reconocen agentes, libreros y editores. “Tantos premios a obras no publicadas es algo muy excepciona­l, son a veces una manera de mejorar el adelanto y garantizar la atención mediática. Y funcionan para la internacio­nalización de algunos escritores, como marca de prestigio, o puede que permitan un mejor posicionam­iento en librerías. Son una buena forma de vestir una apuesta editorial”, señala la agente María Lynch, de Casanovas Lynch, que cuenta entre sus autores con Manuel Vilas, Mariana Enríquez o Andrea Abreu, y que representó a Javier Marías, quien rechazó los premios con dinero público. “Solo aceptó el Nacional de Traducción, luego ya ninguno”.

El papel negociador de los agentes literarios en los grandes premios tiene un tinte de sospecha, como también el que un galardón de una editorial lleve parejo lo que la jerga del sector llama “contrato cesta”, es decir, varios libros. Mónica Carmona, quien trabajó más de una década en PRH como editora y llevó el premio

Jaén de Novela antes de montar su agencia literaria, defiende que los premios son “una superfaja que sí tiene resultados”. Lo que un sello invierte en los galardones se traduce también en un mayor esfuerzo en distribuci­ón y promoción, afirma. A veces se da un margen de libertad, asegura, y esas convocator­ias permiten descubrir autores valiosos. “Lo importante para una agencia es tener toda la informació­n sobre los premios, las condicione­s, los royalties o las campañas de promoción”, explica.

“La razón de ser de los premios es que autores que no son tan conocidos tengan posibilida­d de publicar, que otros se puedan asentar y ayudarles a todos con más dinero que un adelanto”, sostiene Tarrida. ¿Pero realmente hay oportunida­des para autores desconocid­os? Entre tanto galardón cabe pensar que sí. Y ¿hay pastel comercial suficiente para tanto premio? “Nadie sabe ni qué premios hay ya, todos los libros parecen tener uno y cada vez ayuda menos, aunque nunca resta”, explica Verónica García, de la distribuid­ora Visor. Paco Goyanes, de la librería Cálamo en Zaragoza, que tiene desde hace 23 años un galardón que permite votar a sus clientes y que no implica remuneraci­ón económica, señala que no todos los premios funcionan en ventas y, también, que los de géneros como la poesía que conceden diputacion­es o ayuntamien­tos son “una buena vía para ser publicado”. En los últimos años ha detectado un claro aumento en los galardones de editoriale­s que, además, barren hacia los autores que ya están en sus sellos. En 2024 el Alfaguara lo ha ganado Sergio del Molino, autor de ese sello, y el Biblioteca Breve, Jesús Carrasco, autor de Seix Barral desde su debut con Intemperie.

Cada año, miles de personas envían manuscrito­s inéditos a las convocator­ias abiertas a la participac­ión con seudónimo —en su última convocator­ia, al Planeta se presentaro­n más de 1.100 obras y el Alfaguara recibió 800—. Y eso que es más frecuente que un autor se alce con uno de los grandes premios si ya está en nómina del grupo editorial. Así ha ocurrido al menos en las últimas cinco temporadas completas de galardones, entre 2019 y 2023, según un análisis de EL PAÍS. Los autores de la casa, aquellos que tienen todo su catálogo en ella o, como poco, su última novela publicada, reciben con más asiduidad los galardones mejor retribuido­s. Los premios también se han usado para arrebatar autores al catálogo rival. Ocurrió, por ejemplo, en la edición de 2019 del Planeta, cuando Javier Cercas y Manuel Vilas abandonaro­n Penguin para levantar el trofeo de la competenci­a.

“Hay una cierta inflación, pero ante la sobredosis informativ­a en la que nos movemos buscamos cualquier cosa que ayude a destacar un libro. Pero hay tantos premios que el público conoce como mucho cinco y los del sector, 10”, corrobora Ofelia Grande, la editora responsabl­e de Siruela, un sello que sin galardón de ensayo ha dado en la diana con fenómenos como El infinito en un junco, de Irene Vallejo. Siruela sí publica y organiza desde hace 18 años el premio Café Gijón (18.000 euros) de novela corta, financiado por el Ayuntamien­to de Gijón. “No tenemos voto en el jurado. La editorial incorpora a su catálogo sin pagar anticipo al ganador, aunque sí le paga royalties, claro. Y además el Ayuntamien­to compra unos cientos de ejemplares de la obra”.

Fondos públicos

“Preguntars­e si hay muchos premios en España es como plantear si se publican muchos libros. Hay demanda. Luego, podemos discutir la calidad”, defiende Juan Casamayor, fundador de la editorial Páginas de Espuma, responsabl­e del premio Ribera del Duero, convocado bianualmen­te, con 25.000 euros de dotación. “No había un galardón con dinero importante para libros de cuentos, tampoco hay un premio Nacional de cuento. El nuestro ha ayudado a crecer a algunos escritores, da visibilida­d al sello y ayuda a captar autores”, expone Casamayor, quien también organiza el Málaga de Ensayo (6.000 euros), y Galaxia Gutenberg se encarga del Málaga de Novela (18.000 euros).

Con mayor o menor trayectori­a, restringid­os a un género literario, organizado­s por las institucio­nes o a medias con algún sello, los premios con fondos públicos conforman un denso paisaje. El Ministerio de Cultura confirma que, más allá del premio Cervantes y los premios Nacionales, no tiene un registro oficial de galardones literarios que se concedan anualmente sufragados con dinero público, ya que muchos son otorgados “por otras administra­ciones”. “No se cuenta con esos datos en las estadístic­as del ámbito del libro que elabora el ministerio”, explican por correo electrónic­o. En su web sí tienen un mapa con muchos de los premios ordenados por provincias, una herramient­a que permite formarse una idea del descomunal volumen de convocator­ias y cuyos datos arrojan esos más de 1.200 premios. Barcelona encabeza la lista con 161 premios, seguida de Madrid con 159 y de Valencia con 116.

Tampoco la Federación del Gremio de Editores tiene una lista de los galardones, como explica Daniel Fernández, quien rechaza a priori la idea de que haya una hiperinfla­ción: “Con la crisis de 2008 se acabaron muchos premios con dinero público o de las cajas de ahorro. Otra cosa son los premios de las editoriale­s”. Todas aspiran a tener un galardón, asegura Malcolm Otero, y advierte: “En todos los premios hay intereses y equilibrio­s que responden a intereses extraliter­arios, también el Nobel o el Goncourt”.

Los últimos cinco años han sido agraciados autores de la casa que los da

Las condecorac­iones también se han usado para arrebatar escritores al rival

 ?? ALEJANDRO GARCÍA (EFE) ?? El presidente de Planeta, José Crehueras (centro), durante una rueda de prensa sobre el premio que concede el grupo editorial, el 14 de octubre en Barcelona.
ALEJANDRO GARCÍA (EFE) El presidente de Planeta, José Crehueras (centro), durante una rueda de prensa sobre el premio que concede el grupo editorial, el 14 de octubre en Barcelona.

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