Ferrovial acaricia su sueño americano. Un año después del traslado de la sede a Países Bajos, la constructora de la familia Del Pino espera el visto bueno del supervisor estadounidense para empezar a cotizar en Wall Street y ampliar su base de inversores
Gucci está en horas bajas. La mala marcha de la firma italiana por la debilidad del mercado chino pasa factura a su matriz, el conglomerado francés Kering, propiedad de François-Henri Pinault
Ferrovial se ajusta los calcetines. No es un chiste. La compañía que preside desde hace 24 años su primer accionista, Rafael del Pino (tiene el 20,4% del capital), trabaja desde hace más de un año para salir a Bolsa en EE UU y cumplir con la Ley Sarbanes-Oxley (Ley Sox, “calcetines” en inglés informal o jerga). Esta norma regula desde 2002 en EE UU la presentación de informes financieros y la auditoría de las empresas que cotizan o quieren cotizar. Ferrovial quiere. La compañía busca el impulso del Nasdaq —el segundo gran mercado bursátil de EE UU— para cumplir el plan estratégico que denomina Horizonte 26, centrado en infraestructuras sostenibles en EE UU y Canadá y con el radar enfocado en la movilidad, la energía y el transporte.
Ferrovial había planeado y anunciado el estreno bursátil al otro lado del Atlántico para el primer trimestre de este año. No ha sido posible, ha tenido que aportar más información y el proceso no está cerrado. Un contratiempo porque la compañía justificó el traslado de su sede a Países Bajos hace algo más de un año, precisamente, como un paso necesario para saltar al gran mercado estadounidense y atraer inversión. Con su salida de España provocó una fuerte controversia empre
sarial y política cuyos ecos permanecen, aunque macerados en los buenos resultados del último ejercicio: más negocio —ingresos de 8.514 millones, una mejora del 12,8%—, más beneficios —460 millones netos, un incremento del 150%— y más inversiones —545 millones—. Los inversores esperan buenas noticias y la acción ha subido en un año por encima del 30%.
El interés por seducir a los inversores en EE UU es lógico. “Nos coloca en el mapa como compañía de referencia en las infraestructuras”, explican desde la compañía. “Cotizar en el Nasdaq nos va a permitir acceder a una base de inversores que se ajusta más a nuestro perfil internacional. La triple negociación [Madrid, Ámsterdam y Nueva York] hará de Ferrovial una empresa aún más sólida”, añaden estas fuentes. Los analistas de Bankinter avalan la jugada: “Más del 80% de la valoración de Ferrovial viene de EE UU y Canadá. Ambas economías ofrecen un entorno favorable para las infraestructuras en 2024, con crecimiento económico, que se traducirá en mayores tráficos; inflación todavía elevada que permitirá incrementar tarifas; y fin del proceso de subidas de tipos, incluso posible rebaja a finales de 2024 o principios de 2025”. Hay más: el 92% de las inversiones hasta 2027 están asociadas al área norteamericana. “Mantenemos una visión positiva sobre la compañía a largo
plazo por la calidad de los activos”, apunta Ángel Pérez Llamazares, de Renta 4.
Incluso las concesiones maduras —caso de la autopista canadiense 407 ETR— junto a las estadounidenses en fase de lanzamiento en Texas, Virginia o Charlotte se están comportando mejor de lo previsto, subrayan los analistas. Es lubricante para un motor empresarial complejo, compuesto de autopistas, aeropuertos, energía y construcción. Aunque la deuda del grupo es relativamente elevada —en torno a 6.800 millones de euros—, está vinculada a concesiones seguras y estructurada a largo plazo. El calendario de vencimientos es cómodo, de 500 millones de media anual, y la caja de la matriz suena bien: 950 millones —dato de 2023—, detallan en Bankinter.
Posición financiera
La posición financiera es importante porque de ella depende parte de la inversión en nuevas concesiones y la continuación del proceso de gestión —rotación— de activos para tomar posiciones favorables y vender más. JP Morgan apunta en un reciente informe que la compañía es optimista “sobre las futuras oportunidades de inversión en autopistas gestionadas en EE UU, con una cartera identificada de siete proyectos”. Parte clave de la gestión de activos es la anunciada venta del 25% del aeropuerto de Heathrow (Reino Unido) a los fondos Ardian y PIF por 2.735 millones de euros.
Sobre la venta de Heathrow, los analistas de Alantra recuerdan que el acuerdo está condicionado a que Ardian y PIF adquieran hasta el 60% de la participación y encuentren socios que compartan la inversión. Uno de los posibles candidatos era el fondo australiano Macquarie, que ha descartado participar en la operación. “Que Macquarie se retire es una noticia negativa para Ferrovial”, sostienen estos expertos. Ferrovial admite que “todavía no existe certeza de que la transacción [Heathrow] vaya a cerrarse”. En todo caso, mantiene la participación del 50% en los aeropuertos de Aberdeen, Glasgow y Southampton, en el Reino Unido; de un 60% en el aeropuerto de Dalaman, en Turquía, y de un 49% en la Nueva Terminal Uno del aeropuerto JFK, de Nueva York.
Aunque con flecos abiertos, Ferrovial sigue en la tarea que detalló en su último informe anual y que básicamente consiste en poner al día “los programas estratégicos destinados a la adaptación de los requisitos técnicos y organizativos requeridos por Sarbanes-Oxley (Sox) que comenzaron a mediados de 2023, así como a las SEC Final Rules on Cybersecurity”. Entre otras cosas, tiene que aportar información exhaustiva sobre la compra recién anunciada de un 24% de IRB Infrastructure Trust al fondo soberano de Singapur (GIC) por 740 millones. IRB cuenta con 12 concesiones de autopistas en la India y una cartera comprometida de tres concesiones adicionales.
En los mercados y en los negocios siempre hay riesgos. Por eso algunos pasos, como el traslado de la sede, son delicados. “Es probable que el movimiento no se haya entendido correctamente por parte de la opinión pública”, admiten en la compañía, “pero estamos satisfechos con el proceso emprendido porque nos acerca más a nuestro objetivo de seguir fortaleciendo nuestra presencia internacional”. Para quienes criticaron el cambio de sede, incluso desde el Gobierno, el grupo tiene dos mensajes. Uno, que desde el traslado, Ferrovial ha aportado más a España; y dos, que más allá de la ubicación de la sede, Ferrovial sigue siendo “una empresa española, porque aquí están nuestras raíces y nuestro compromiso con España sigue intacto”.
La anunciada venta del 25% del aeropuerto de Heathrow está aún por materializarse
“Nuestro compromiso con España sigue intacto”, aseguran fuentes de la compañía
Kering está pasando por un mal momento. Lo admite hasta su presidente, François-Henri Pinault. El imperio francés del lujo, uno de los grupos más importantes del sector, lanzó un profift warning al mercado alertando de una evolución de las ventas en el primer trimestre del año un 10% inferior a la prevista hace unos meses. La mala racha no es nueva y se debe sobre todo a los malos resultados en la región asiática de su marca insignia, Gucci, principalmente en China. Además de la firma italiana, la que más pesa en su catálogo, la compañía controla otras casas como Yves Saint Laurent, Bottega Veneta o Balenciaga.
El mal momento de la empresa le ha pasado factura en Bolsa. El pasado 20 de marzo, un día después de que el imperio del lujo alertara de las malas cifras trimestrales, sus acciones se desplomaron hasta un 12% en la sesión. Un día negro, que supuso una de las peores sesiones de su historia, con una pérdida de más de 6.000 millones de euros en capitalización bursátil. Kering es uno de los principales motores del CAC 40, el índice principal de la Bolsa francesa junto con L’Oréal, LVMH y Hermès. En los últimos 12 meses, las acciones pierden un 35% de su valor.
Los ingresos del grupo durante el primer trimestre de 2024 se publicarán el 23 de abril, después de un año calificado de “difícil” por Pinault, presidente de Kering desde 2005. Aunque la facturación de la empresa alcanzó 19.566 millones de euros en 2023, cayó un 4% (2% en términos comparables) respecto a 2022, cuando los ingresos fueron de 20.351 millones de euros. El beneficio neto del último ejercicio, por su parte, disminuyó un 17%, y se situó en 2.980 millones de euros.
Las cifras ponen de manifiesto las dificultades que atraviesa la compañía francesa en el mercado chino, uno de sus principales motores de crecimiento y donde la recuperación económica tras el fin de las draconianas medidas covid cero no ha llegado del todo. El gigante asiático busca reactivar una economía lastrada por un mercado inmobiliario deprimido, una baja demanda interna y altas cifras de desempleo juvenil. Los temores a una ralentización entre los compradores chinos han afectado duramente a Gucci, que representa más de la mitad de las ventas de Kering y más de dos tercios de sus ganancias. La región asiática (sin
Japón) supone un 39% de la facturación de la marca italiana. Para el grupo Kering, la aportación a los ingresos totales es del 35%.
La situación preocupa. En 2023, la facturación de Gucci cayó un 6% respecto al año anterior (2% en términos comparables), situándose en 9.873 millones de euros. Y para el primer trimestre de 2024, el grupo del lujo anticipó que las ventas de la casa florentina fundada en 1921 serán un 20% inferiores respecto al año pasado en términos comparables. La empresa, sin embargo, ha querido enviar un mensaje tranquilizador: “La nueva colección ha tenido una acogida muy favorable”.
Kering se reorganiza desde hace varios meses alrededor de su marca insignia. “La prioridad es volver a encarrilar a Gucci”, aunque “eso no ocurrirá de la noche a la mañana”, admitió Pinault tras la presentación de los resultados anuales. Los cambios ya han empezado. En julio de 2023, el multimillonario nombró a su entonces mano derecha, Jean-François Paulus, como nuevo presidente de la firma italiana. El grupo francés del lujo también decidió separarse de su icónico creador artístico, Alessandro Michele, y reemplazarlo por Sabato de Sarno.
Su primera colección, Ancora, se estrenó en la Semana de la Moda de Milán en septiembre, cambiando el rumbo de la marca y apostando por nuevas bases más clásicas. En marzo fue cuando esta nueva línea llegó a grandes ciudades de China tratando de cortejar a los consumidores con el despliegue de tiendas efímeras y eventos con influencers locales.
Los próximos meses serán decisivos para saber si los directivos de Kering han acertado con el golpe de timón. “El mercado aún no sabe si a los chinos les gustará el lujo silencioso [quiet luxury, en inglés] de Sabato De Sarno”, indican los analistas de Bernstein en una nota distribuida recientemente a sus clientes. “Las malas noticias de Kering son específicas de la empresa, pero son también un buen recordatorio de que la confianza del consumidor y el gasto discrecional en China son débiles”, añaden. Por su parte, la consultora Bain & Company ha advertido de que “después de un repunte general el año pasado, se espera que el mercado chino del lujo crezca a un ritmo medio de un dígito en 2024”.
Menor dependencia
Apostar por la gallina de los huevos de oro tiene sus riesgos. A lo largo de los años, la compañía francesa ha ido reduciendo — aunque mínimamente— su guccidependencia. Pero sus otras marcas no han rellenado estos espacios con la fuerza necesaria para compensar la menor aportación de la firma italiana. La segunda marca del grupo, Yves Saint Laurent, que supone cerca de un 16% de la facturación de Kering, vio sus ingresos caer un 4% el pasado año. Los ingresos de la tercera enseña en importancia, Bottega Veneta, se redujeron un 5%. La categoría “otras casas”, que incluye, entre otros, la marca española Balenciaga, cuya imagen quedó dañada tras una polémica campaña de marketing, registró a su vez un descenso de sus ingresos del 9% el pasado año. La única filial del grupo que tuvo un buen comportamiento fue Kering Eyewear, con un aumento récord de sus ingresos del 38%. Además de los cambios en Gucci, Kering lanzó una división de belleza que busca expandir en los próximos años, y dio su primer paso con la adquisición del fabricante de perfumes de alta gama Creed en junio de 2023. El pasado verano también anunció la compra de una participación del 30% en la famosa marca de moda Valentino, por 1.700 millones de euros, al fondo catarí Mayhoola. El objetivo es seguir invirtiendo en las distintas casas del conglomerado. El impacto de esta estrategia de inversión, según reconoció el presidente del grupo, pesará sobre los resultados a corto plazo.
El grupo busca nuevas vías de ingresos en el área de belleza y ha comprado el 30% de Valentino