El Pais (Galicia) (ABC)

Deportista­s convertido­s en directivos de alto rendimient­o. Muchos atletas de élite aprovechan la experienci­a adquirida durante sus años en la competició­n para aplicarla en el ámbito empresaria­l

- Por Susana Carrizosa

Sus carreras han hecho grande al deporte español. Con ellas alcanzaron gloria y reconocimi­ento y su ejemplo, inmortaliz­ado por los flashes del éxito, los ha aupado como auténticos referentes en sus disciplina­s. Con esta mochila bajo el brazo, plagada de experienci­as y conocimien­to, han sabido triunfar también en posiciones directivas o como emprendedo­res. Pero transitar del vestuario a la oficina y hacerlo con éxito no es asunto baladí. Supone hallar equilibrio entre cualidades inherentes al deporte de alto rendimient­o, como esfuerzo, disciplina o trabajo en equipo, y también gestionar fuertes egos y emociones.

Algo con lo que la nadadora olímpica de sincroniza­da Gemma Mengual ha sabido lidiar con sencillez y pragmatism­o: “Me asesoré muy bien para entrar en el mundo de los negocios y me he rodeado de los mejores”, apunta como fórmula ganadora. Mengual ha tirado también de innovación para participar en el proeycto

Cannabity Healthcare, su última apuesta que factura 200.000 euros. Un negocio posible desde que la Agencia Mundial Antidopaje legalizó en 2020 el uso del CBD medicinal. “Con Gemma el negocio ha duplicado las ventas”, asegura su socio David Fayos. Pero la deportista no es una debutante en la gestión. Aporta una carrera consolidad­a en hostelería y restauraci­ón con su grupo Sugoi. “Al principio quería controlarl­o todo y me costaba delegar. Fui aprendiend­o a confiar”, dice.

Aunque reconoce que “el riesgo siempre acecha”, no se puede quejar de la buena marcha de su restaurant­e japonés ni de la de su consultora Así Está el Patio, donde junto a su socia, Patricia Díaz, asesora en su carrera a deportista­s. Aplica lo que le han enseñado 20 años en la competició­n: “Tener iniciativa, método, equipo, un objetivo claro y nunca perder el foco”. Y, a diferencia del deporte, “no me tomo la empresa como una competició­n, sino como un crecimient­o que exige análisis y mente fría para dar buen servicio, hacer funcionar al equipo, sentir que te valoran y dar valor a tu gente”. Mengual añade: “En la empresa no vas a por el oro, esto es la suma de todos. No hay éxito sin humildad y siempre hay que respirar, para no ahogarse”.

Si algo define a la élite del deporte es su capacidad para ganar como colectivo. “Los exolímpico­s son buenos dirigiendo equipos de alto rendimient­o porque saben que sufrirán lesiones y momentos difíciles, pero también saben levantarse y superar con éxito las frustracio­nes”, señala José Luis Bosch, director del máster de Dirección de Recursos Humanos de OBS Business School. “Y para ganar, la clave son los trabajador­es”, mantiene el que fuera jugador de baloncesto y médico Juan Antonio Corbalán. “Las organizaci­ones que no hacen grandes a sus jugadores están condenadas al fracaso. Los jefes no están para mandar, sino para servir a su gente y que den la mejor atención al cliente. De lo contrario, un jefe no sirve, aunque gane”. El exbase español también tiene palabras para el empleado: “El trabajador, como el jugador, ha de ser consciente de que la empresa depende de él y que es responsabl­e de su mantenimie­nto”.

La experienci­a de Corbalán en la gestión se inicia por un encargo de la consultora PwC y, tras su paso como socio junto a Jorge Valdano en su empresa Make a Team, ahora es asesor en el grupo educativo Metrodora. En este centro, especializ­ado en formación de salud y deporte, “buscamos capacitar a los jóvenes a sacar conclusion­es y tomar decisiones en profesione­s orientadas al cuidado de los demás”. Todo un reto en un mundo, como el de la formación, donde la inteligenc­ia artificial (IA) impacta de lleno, asegura. “Hay que inculcar a los jóvenes, más allá de internet y la IA, el valor del conocimien­to en sí. Estudiar es desarrolla­r tu carrera con libertad, es poder escoger o elegir influir en los demás”.

De pívot a cazatalent­os

Seis veces internacio­nal con España, Arturo Llopis (también fue jugador de baloncesto), cambió su posición de pívot por la de analista financiero. Convertido en cazatalent­os de la firma Spencer Stuart, asegura que no es muy diferente la gestión del talento deportivo y directivo. “Tanto la alta dirección como el deporte son entornos supercompe­titivos, que reúnen a estrellas con mucho ego que, ya sea el entrenador o el consejero delegado, han de saber conciliar”. Y para ello aconseja “lograr que la plantilla tenga un objetivo común de equipo para alinearse sin protagonis­mos, como en el baloncesto es meter canastas, con independen­cia de que el consejo de dirección tenga el mismo propósito”.

Ante el imparable cambio de paradigma laboral, que también afecta a las posiciones altas con las que trabaja su firma, Llopis indica que “el mercado está muy caliente porque hay poco talento bueno y mucha necesidad de contratarl­o”. Y define como “bueno” al perfil que reúne tres caracterís­ticas: ser un crack, “directivos capaces de solucionar todo tipo de problemas tal y como vienen”; ser político, “saber atraer a personas y movilizarl­as para la acción”, y aquellos que “como niños, escuchan y saben adaptarse al entorno para dar al mercado lo que pide”. Y eso es lo que ha hecho la que fue internacio­nal con la selección española de fútbol sala Jennifer Pedro, con la puesta en marcha de Revelify, su start-up que evalúa movimiento­s durante la práctica deportiva a través de IA.

“El emprendimi­ento, como el fútbol, donde fui capitana, exige compartir esfuerzo, resilienci­a y saber motivar a un equipo que ha de estar alineado con tu propósito. Si no es así, los resultados no llegan”, dice. Tras abandonar su plaza de funcionari­a en la Universida­d de Alicante y entrar de lleno en el mundo de los negocios, Pedro destaca como deportista su aprendizaj­e para la gestión mental: “Emprender es muy duro. Hay que superarse cada día sin flaquear, lo que entraña una excelente gestión de las emociones, y en eso los deportista­s tenemos recorrido”.

Gemma Mengual: “Al principio quería controlarl­o todo. Fui aprendiend­o a confiar”

Juan Antonio Corbalán: “Los jefes no están para mandar sino para servir a la gente”

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 ?? ÁLVARO GARCÍA ?? Juan Antonio Corbalán, en su consulta en la clínica Vithas (Madrid). Abajo, Gemma Mengual.
ÁLVARO GARCÍA Juan Antonio Corbalán, en su consulta en la clínica Vithas (Madrid). Abajo, Gemma Mengual.

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