España desperdicia el talento inmigrante
El 54% de los extranjeros universitarios está sobrecualificado en su trabajo, frente al 33% de los españoles, según la Encuesta Europea de Población Activa
María Eugenia González es licenciada en Contabilidad por la Universidad Nacional Autónoma de México. “Trabajé 15 años como contable y administrativa en una escuela de idiomas y llegué a ser la subdirectora. En otros centros fui profesora de inglés”, resume. Su situación cambió radicalmente al cruzar el Atlántico. “Me ha costado mucho regularizar mi situación en España y no he conseguido homologar mis estudios”, lamenta esta mexicana de 59 años. Desde que vive en Málaga solo ha encontrado empleos de limpieza. “Eché currículums de lo mío, pero no me llamaron”.
Un millón de entrevistas recogidas en la Encuesta Europea de Población Activa revela que el de González no es un caso aislado. EL PAÍS, en una investigación conjunta con Lighthouse Reports, Financial Times y Unbias the News, ha tenido acceso exclusivo a los microdatos del sondeo. Estas respuestas anonimizadas revelan hasta qué punto muchos extranjeros con estudios universitarios están excluidos del mercado laboral europeo y cómo los países no aprovechan su talento, un fenómeno conocido como brainwaste (desperdicio de cerebro en inglés). En España, se concreta en tres brechas clave entre inmigrantes y nativos: sobrecualificación, desempleo e ingresos.
La diferencia de sobrecualificación entre los nacidos aquí (33%) y los extranjeros (54%) es de 21 puntos, considerando las respuestas a la encuesta entre 2017 y 2022. España es el tercer país con más extranjeros sobrecualificados (después de Italia y Grecia) y la brecha con los locales es la quinta más alta del continente.
La procedencia de los extranjeros también influye. Si se cuentan sólo los llegados desde África, Asia y América Latina, la brecha se ensancha hasta 24 puntos: el 57% están sobrecualificados, siete puntos más que los que llegan de países del norte global.
La investigación además revela que el 12,7% de los inmigrantes con estudios universitarios está desempleado (un 15,1% entre los que llegaron hace menos de 10 años), frente al 7% de los españoles con el mismo nivel educativo, una distancia solo superada en Grecia y Suecia. Las brechas no acaban cuando encuentran empleo, porque también ingresan menos: en una escala salarial de 10 escalones (deciles), el inmigrante medio con estudios universitarios está casi un escalón y medio por detrás del español medio.
Los empleados extranjeros, independientemente de sus estudios, son cada vez más importantes para el mercado laboral español: son el 14% del total, casi el doble que hace dos décadas, en un mercado laboral que nunca ha empleado a tantas personas a la vez (21 millones de trabajadores).
“Las deficiencias del mercado de trabajo español siempre se exacerban con los migrantes. Los españoles ya están más sobrecualificados que otros europeos, así que sin duda los extranjeros en España lo estarán más aún”, confirma el responsable de Migraciones de CC OO, José Antonio Moreno, al ser preguntado por los resultados de la investigación. Es un análisis parecido al de Cristina
Antoñanzas, vicesecretaria general de UGT: “No dice nada bueno de nuestro mercado laboral. Es terrible que los empresarios hablen de falta de mano de obra, que insistan en mecanismos para incentivar más llegadas y a la vez ya haya tantos inmigrantes aquí que no pueden desarrollar su profesión”. Pese a las quejas empresariales y de parte del Ejecutivo, España registra una de las menores tasas de vacantes sin cubrir de Europa, según Eurostat. Fuentes del Ministerio de Migraciones reconocen que los problemas de sobrecualificación afectan en mayor medida a los inmigrantes, pero subrayan que es un “fenómeno generalizado en la UE”. Para solucionarlo el departamento de Elma Saiz apuesta por “implicar a las empresas y adoptar fórmulas para buscar y retener talento”. Este periódico ha pedido la participación de CEOE y Cepyme, las principales organizaciones empresariales, para analizar los nuevos datos, pero han rechazado la invitación.
Homologaciones. Un obstáculo importante para los inmigrantes que buscan empleos cualificados en España es el reconocimiento de sus titulaciones, según todos los expertos. El análisis de EL PAÍS y Lighthouse revela que dos tercios (67%) de los que no consiguen homologación hacen trabajos para los que están sobrecualificados. Entre los que sí la consiguen, un 49% acaba en un empleo por debajo de su formación. Esto quiere decir que incluso con un título tan válido como el de un trabajador español, los extranjeros encaran más dificultades.
A pesar de su importancia, el proceso de homologación sigue teniendo fallos. La asociación Homologación Justa Ya reúne a 3.000 profesionales extranjeros que quieren desarrollar su oficio en España: “Homologar es demasiado difícil y [el proceso] es totalmente denigrante. En promedio la vida se congela durante tres años”, denuncia una de sus representantes, Rami Ahmadi.
La italovenezolana Bárbara Puglisi ayuda a muchos inmigrantes en ese proceso, a través de la ONG Ecos de Paz. Esta experta lo compara con EE UU, donde se habilitan certificaciones a través de cursos de tres o cuatro meses que permiten “ejercer en lo básico de tu profesión, mientras esperas para homologar el título: ¿por qué en España un ingeniero tiene que esperar hasta cinco años?”. Hace más de un año que el Ministerio de Universidades puso en marcha un nuevo sistema para agilizar estas homologaciones ante el crecimiento de peticiones: en 2015 se registraron 13.522 solicitudes; hasta septiembre de 2023 se habían recibido 37.748, casi el triple.
El corporativismo de muchos colegios profesionales es también un aspecto importante cuando se habla de las dificultades para homologar titulaciones, según Moreno de CC OO. “Por su corporativismo, no quieren que entren en tromba muchos empleados, quieren tener la manija”. Coincide con él Rosa Aparicio, colombiana y experta en migraciones del Instituto Universitario Ortega-Marañón: “Sufrí esto de primera mano, me resultó muy difícil”.
Mercado laboral. Otra falla estructural del mercado laboral español que enquista este problema es la tasa de paro general, la más alta de Europa (un 11,5%, frente al 6% de la UE). Esto hace
que en España haya más competencia por cada puesto. “Esto dificulta la capacidad de las personas migrantes con alta cualificación para ubicarse en empleos acordes a su capital humano”, opina Mónica María Monguí, especialista en migraciones e investigadora de la Complutense. “Sectores predominantes como el turismo y la agricultura limitan las oportunidades para trabajos más cualificados”, añade. Es decir, hay menos empleos disponibles que en otros países y no abundan los que exigen estudios superiores.
La tasa de universitarios en España está entre las más altas del continente, y esto también contribuye a estrechar la puerta para trabajadores extranjeros como el argelino Anas Boukli, que estudió farmacia en su país. “Trabajo como repartidor, pero tengo experiencia en mi país como farmacéutico hospitalario. Estoy decepcionado y frustrado”, dice a sus 26 años este vecino de Granada.
Vive en la misma ciudad y tiene la misma edad que el marroquí Anas Khouader: “Vine a España por las oportunidades laproblemas
borales, pero me está costando mucho. Ahora no tengo trabajo”. Completó sus estudios de Relaciones Laborales en la Universidad de Granada, pero aún así no tiene el permiso de trabajo: “Estoy haciendo un máster relacionado con mis estudios porque con la nueva normativa (el arraigo por formación, que ha disparado el número de estudiantes de fuera de la UE) después podré trabajar. Pero mis administrativos echan para atrás a los posibles empleadores”. Fuentes del Ministerio de Migraciones reivindican la medida del arraigo por formación: esta vía para estudiantes extranjeros (que ha beneficiado a 300.000 desde agosto de 2022) les permite trabajar y estudiar en España.
“Es una discriminación, un sesgo que existe aunque las empresas digan que no”, comenta Aparicio. Como documentó en un estudio de 2023, muchas compañías “no imaginan” a extranjeros en puestos que exigen formación universitaria: en su trabajo demostró que los currículums de los hijos de extranjeros eran menos elegidos.
Demostraciones. Marianna Martínez borró algunos de sus méritos de su currículum. “Cuando ven que tienes un nivel alto se echan para atrás. He quitado cosas para que no piensen que tenía demasiada formación”, lamenta esta venezolana, consultora y doctora en Sociología por la Universidad de Zaragoza, donde encontró su primera oportunidad en España tras años en call centers. Un caso como el suyo conduce a Ahmed Khalifa, presidente de la Asociación Marroquí para la Integración de los Inmigrantes, a la siguiente reflexión: “Los inmigrantes tenemos que demostrar muchísimo más, no podemos ser mediocres. Tienes que ser siempre el mejor, y lo peor es que es una situación aceptada. Hay un techo de cristal que no puedes superar”.
A la brecha entre migrantes y nativos se añade la de género, según los datos analizados, a los hombres les afecta la sobrecualificación 17 puntos más que a los nativos, mientras que entre las mujeres la diferencia crece hasta los 24.
Desperdicio. La mayor exigencia con respecto a la que se enfrentan los españoles o las barreras al acceso a la profesión elegida tienen efectos directos en la economía del país. Según las estimaciones de Lighthouse y este periódico, este desperdicio de talento extranjero en España supone la pérdida de cerca de un punto del PIB (0,89%). Y más palpable es el efecto negativo que genera en los trabajadores extranjeros. “El duelo migratorio es durísimo. Hay personas que han dejado su familia, su estatus, su casa, que viven en una habitación compartida. Se ven obligados a abandonar sus carreras profesionales, a trabajar en lo que surja para salir adelante”, lamenta Puglisi. “Cuando ven que no van a poder ejercer, muchos recurren al autoempleo. Los conocimientos no se los quita nadie, así que al menos lo intentan con algún negocio”, añade.
La red de contactos es otro elemento importante. “Para los extranjeros es más difícil conocer a trabajadores de sectores cualificados”, añade Aparicio. Es raro, de hecho, verlos en algunos tipos de empresas, en la televisión o en la administración pública.