Una falta de ortografía.
Asistir en el Instituto Cervantes a la presentación de un libro sobre Luis Mateo Díez con el Cervantes presente es tan enriquecedor como gratificante. Pero, en estos malos tiempos en los que necesitamos más que nunca cercanía y calor humano, escuchar al presentador del acto decir que si queremos adquirir el libro hay una máquina expendedora de libros es como una terrible falta de ortografía.
José Antonio Martínez Lamoca. Madrid
Ser una nota.
Espero las notas con ansias e incluso angustia, como si mi vida dependiese de ellas. Me paso los días con ansiedad, incluso sufro insomnio por tener que entregar a tiempo todos los trabajos de las asignaturas que tengo en la universidad. Nada sirve si no superas un examen en una fecha determinada. Es una ruleta rusa, o rojo o negro, o par o impar. Pero se trata de formarnos para el futuro, no de destrozarnos mentalmente en el proceso. No somos máquinas, somos personas tratando de aprender para poder tener un futuro decente.
Andrea Cancelas Serra. O Porriño (Pontevedra)
Excesiva publicidad. Todo está envuelto en publicidad: en las estaciones de tren, en los pasillos del metro, en los andenes… Paseas por las calles y no hay un punto libre de una invitación a comprar o consumir. Intentas ver una película en la televisión, pero la constante interrupción publicitaria en muchas cadenas te hace desistir. Suena el teléfono y es un tormento aceptar una llamada tras otra ofreciéndote cosas que no quieres. ¿Es realmente necesaria tanta y tan agobiante publicidad, y que muchas veces altera la vida de los ciudadanos?
José Antonio Ávila López. Rubí (Barcelona)