El voto latino, clave para llegar a la Casa Blanca
36 millones de electores hispanos decidirán la presidencia de EE UU. Según los sondeos, la mayoría apoya a Trump
Se espera que en 2060 los blancos no hispanos supongan menos de la mitad de la población en Estados Unidos. Es la peor pesadilla de Donald Trump, que sueña con “hacer América grande otra vez” —como dice su eslogan— expulsando a millones de inmigrantes. Para eso, tendría que ganar las elecciones el próximo noviembre. Y para ello necesita el apoyo de millones de latinos. Esa idea, que parece un contrasentido, ya no lo es tanto. Muchos hispanos, más preocupados hoy por su bolsillo que por las fronteras, están dispuestos a votarlo. Son la mayor minoría estadounidense, con más de 62 millones de personas. Desde Texas a Arizona, y de Las Vegas a Nueva York, periodistas de EL PAÍS han recorrido algunos Estados donde se resolverán los comicios y han encontrado un mosaico de voces que desdibujan la idea de un voto latino uniforme. Los demócratas han perdido apoyo y la decisión de los 36 millones de latinos con derecho a voto es muy diversa, con Trump ligeramente por delante en las encuestas.
Hay republicanos de siempre, como Minerva Díaz, de McAllen (Texas), que cree que el Gobierno de Biden “persigue las libertades de las personas”. O antitrumpistas como Jiromi Peña, que lleva marcados en la memoria los llantos de su hermana cuando en 2016 el republicano ganó por primera vez y pensaron que deportarían a sus padres. Están los desencantados como Mara Rivera, una puertorriqueña que vota por “el menos malo” —“todo aquel que no sea Trump”—, hay conversos como Rigoberto Flores, que no volverá a votar por Biden porque “con tantas ayudas sociales la gente ya no quiere trabajar”, y los demócratas de siempre, como Ángel Lazcano, hijo de un sindicalista de Nevada, al que ver a Biden en un piquete le removió.
El actual presidente llegó a la Casa Blanca respaldado por seis de cada 10 latinos, pero hay serias dudas de que pueda renovar este apoyo. Y Trump, pese a su dura retórica antinmigrante y en ocasiones racista, ha ganado popularidad entre la comunidad hispana. En 2016, solo el 28% de los
latinos votó por él. Este año, obtendría el 46% de los apoyos, un 6% más que Biden, según un sondeo de The New York Times.
Los hispanos son suficientes para inclinar la balanza hacia cualquiera de los lados. “Van a ser determinantes, pero ningún partido debe dar por sentado su apoyo”, advierte Clarissa Martínez, vicepresidenta de la organización UnidosUS. Los latinos con derecho a voto, ya la primera minoría del país, han crecido hasta los 36 millones desde las presidenciales de 2020; son cuatro millones más.
También hay escépticos con el supuesto crecimiento de Trump. “El Partido Republicano está empujando esta narrativa, pero las encuestas sugieren que Biden mantiene márgenes cómodos de apoyo”, asegura John Tuman, académico de la Universidad de Nevada.
La elección de noviembre se definirá en seis Estados donde la batalla por el apoyo hispano será especialmente dura: Arizona, Georgia, Míchigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin suman 77 votos de los 270 necesarios para llegar a la Casa Blanca.
Kristian Ramos, experto de la consultora Autonomy Strategies, explica que “mantener el voto latino es un desafío y si no se le habla a la comunidad constantemente, se puede perder”. La campaña de Biden decidió invertir 30 millones de dólares en anuncios de televisión, radio y redes sociales para la conquista de las minorías. “Se ha dado cuenta de que necesita invertir en los latinos”, admite Josephine Peña-Melnik, delegada demócrata en la Cámara de Representantes de Maryland.
Cuatro millones más
Estos cuatro millones de nuevos votantes han movilizado las finanzas de los dos grandes partidos. La Iniciativa Libre, una plataforma de derechas que proyecta el supuesto fracaso económico de Biden, ha entrado con una inversión de “siete dígitos” (no se ha especificado). Su mensaje pretende alinear a los hispanos detrás de causas conservadoras en más de 20 distritos electorales demócratas. Entre los donantes está Charles Koch, miembro del clan multimillonario y conservador de Kansas. La cifra de Libre ha sido igualada o superada por otras iniciativas que trabajan por Biden. Somos Votantes, fundada en 2019, ha invertido 33 millones de dólares.
El Partido Republicano hasta ahora ha tenido serios problemas para conectar con el votante hispano. “Las campañas se acuerdan del votante latino al final, pero tiene que ser un esfuerzo consistente”, estima Leslie Sánchez, estratega republicana.
La inmigración no es el tema que más preocupa a la comunidad latina. La economía está primero, justo donde los republicanos están enfocando su mensaje. “La gente vota por la cartera”, asegura Juan Domínguez, el único latino en Maryland entre los 22 aspirantes demócratas que se presentaron a las primarias al Congreso el 14 de mayo.
Impulsada por el consumo, la economía estadounidense ha demostrado su fortaleza con un crecimiento interanual del 3,4% en el último trimestre de 2023 y la tendencia sigue siendo favorable, pero la presión inflacionaria sigue pesando. “La mayoría no tiene colchón económico, no tiene muchos ahorros ni seguros, les falta protección”, afirma Sánchez.
Cada cuatro años, los candidatos enuncian un listado de promesas que se evapora a medida que avanza el mandato. Biden prometió la mayor regularización del país en décadas, pero no cumplió. Su campaña se vuelca ahora para no perder un voto hasta ahora favorable. La otra opción se llama Trump y, aunque promete la mayor deportación de la historia del país, es el candidato de millones de latinos estadounidenses.