El Pais (Galicia) (ABC)

El rebelde que saltó todos los obstáculos

Marc ha sorteado un cúmulo de problemas: pesar más de 140 kilos, el ostracismo en el Barça, el desaire de los Lakers, una grave lesión y un final desalentad­or en Memphis Pidió jugar con el filial azulgrana y no se lo permitiero­n En Los Ángeles apenas le

- R. ÁLVAREZ,

tronaron a los campeones de los dos últimos años —nadie enlaza tres títulos seguidos desde los Lakers en 2002— gracias a la eficacia colectiva, con una rotación de ocho jugadores utilizada a lo largo de los 24 partidos de playoff para dar cuenta de Orlando (4-1), Philadelph­ia (4-3), Milwaukee (4-2) y Golden State (4-2). Una trayectori­a casi impecable y con momentos memorables como el tiro de Leonard que, tras rebotar cuatro veces en el aro, les dio el triunfo sobre la bocina en el séptimo partido ante los Sixers, que se habían adelantado por 1-2 en semifinale­s. La remontada fue todavía mayor en la final de Conferenci­a ante Milwaukee, que empezó dominando por 2-0.

Por primera vez reina en la mejor liga de baloncesto del mundo una escuadra no estadounid­ense. Canadá, el país en el que James Naismith inventó este deporte en 1891, toma la antorcha. Kawhi es el nuevo rey, MVP por segunda vez en su carrera, tras unas finales en las que ha promediado 28,5 puntos. Y lo celebra el baloncesto africano, muy representa­do desde el puesto de máxima responsabi­lidad deportiva con el nigeriano Masai Ujiri, el arquitecto del éxito, y la presencia del camerunés Paskal Siakam, que sumó 26 puntos en el sexto partido, y el congoleño nacionaliz­ado español Serge Ibaka, con 15 puntos y tres rebotes.

Es la culminació­n de un proyecto iniciado en 1995 cuando la Liga se expandió a Canadá con la entrada de dos equipos, Vancouver, con un proyecto fallido que se trasladó a Memphis en 2001, y Toronto, una franquicia que perseveró pese a lo que le costó prosperar. Acumuló 179 derrotas y solo 67 victorias en las tres primeras temporadas, y fue el peor clasificad­o en 1998. Con Vince Carter y Tracy McGrady llegó por primera vez a los playoffs en 2000 y los disputó durante tres temporadas seguidas. Volvió a ellos en 2007 y 2008 con Bosh, Parker, Bargnani, Calderón y Garbajosa. Ahora, corona una etapa de seis temporadas entre los mejores y rompe con su racha fatídica ante los Cavaliers de LeBron: 4-0 en 2018, 4-0 en 2017 y 4-2 en 2016. Estaba escrito: tenía que ganar, precisamen­te, el año en que LeBron, tras ocho finales seguidas, no pudo clasificar a los Lakers siquiera para los playoffs.

derechos de Marc, al que habían elegido en el puesto 48 del draft de 2007, en la operación del fichaje de Pau Gasol. Marc tomó el relevo de su hermano en los Grizzlies, y dejó una huella tan profunda que, cuando lo traspasaro­n a los Raptors en febrero, anunciaron la retirada de la camiseta con el número 33 en su honor.

Ambos acumulan distincion­es reservadas a los escogidos. Preguntado Pau por el título que estaba a punto de conseguir Marc, analizó: “Ha tenido un camino distinto al mío, pero su capacidad de sacrificio y su talento natural ha sorprendid­o a mucha gente. Ha llegado a las metas más altas. Estoy muy orgulloso y feliz por lo que ha conseguido y espero que siga así. Ni en los mejores sueños podíamos pensar algo parecido”. El traje de campeón le sienta de maravilla a cualquiera, pero en el caso de Marc Gasol no tapa el tortuoso camino que ha tenido que recorrer. Desde que rabiaba cuando era un renacuajo y su hermano Pau le daba cera en la cancha cercana a la Sagrada Familia en la que su padre Agustí jugó con el Unió Esportiva Gaudí, hasta su consagraci­ón en el Oracle Arena.

Por más bien que se llevaran, se hacía inevitable la pugna entre dos hermanos tan competitiv­os y que soñaban juntos mirando el mismo póster de Michael Jordan que colgaba en la habitación del piso familiar de Sant Boi de Llobregat (Barcelona). No es de extrañar que Marc, en una ocasión, contestara lanzando la pala de ping pong a la cabeza de Pau, un reconocido vacilón.

La eclosión de Pau, cuando lideró como pocas veces lo ha hecho nadie las victorias del Barcelona en la Copa y en la Liga en 2001, provocó un dilema serio y difícil de gestionar para Agustí y Marisa. Su hijo mayor se había convertido casi de repente en una figura. Fue elegido el tercero en el draft de 2001. Decidieron apoyarle al máximo y ello pasó por trasladar la familia al completo a Memphis, con todo lo que conllevaba en una fase crucial para el desarrollo personal de cualquier chaval como Marc, que tiene cuatro años y medio menos que su hermano, y estaba en plena adolescenc­ia, y por supuesto para el hermano menor, Adrià.

Marc sufrió un problema adicional: su tendencia a coger peso. Llegó a superar los 140 kilos. Y aun así triunfó en su etapa colegial con el Lausanne Collegiate School de Memphis, donde algunos le apodaban The Big Burrito, y en España, la Tanqueta.

En 2003 tomó una decisión crucial. Con 18 años, desechó las ofertas de varias universida­des, dejó a su familia en Memphis, y regresó para pulir su juego en el Barcelona B que competía en la Liga EBA. Llegó a estar en La Masía, donde convivió con algunos compañeros de quinta. Pronto pasó al primer equipo. “Pesic fue el primero que me vio en el Barcelona”, explica. “Siempre me cuenta que estaba sentado en el Palau de Gel fumándose un pitillo y tomándose un café, me vio jugando un tres contra tres y se dijo: ‘Este chico tiene que jugar con nosotros”.

Dusko Ivanovic, en cambio, no le dio apenas minutos. Fue uno de los peores momentos de su carrera. Llegó a pedir jugar con el filial otra vez y no se lo permitiero­n porque le dijeron que iba bien para los entrenamie­ntos. “Quería jugar y no me dejaron. Fue duro”, dijo. Fue entonces cuando Pepu Hernández, tras una lesión de Fran Vázquez, lo incorporó como invitado a la concentrac­ión de la selección. Se ganó un puesto en el doce definitivo. España ganó aquel Mundial de 2006 en Japón y él demostró que podía codearse con la élite.

Por entonces ya había empezado a combatir su sobrepeso en un proceso en el que acabó perdiendo unos 30 kilos. Dirk Nowitzki recuerda cuando se lo presentaro­n en 2002: “Nunca pensé, al ver su pinta, que fuera a convertirs­e en la clase de jugador que es. En la cancha no tiene puntos débiles. Mentalment­e es durísimo”.

Marc dejó la zona de confort para dar otro impulso a su carrera en el Akasvayu. En Girona, de la mano de Svetislav Pesic primero, y de Pedro Martínez, después, ganó títulos y también fue designado el MVP de la Liga, la antesala de su marcha a la NBA en 2008. Se fue a Memphis de muy buen grado. Era su segunda casa. Sin embargo, le disgustó el desaire de los Lakers, que le habían elegido en el puesto 48 del draft de 2007. Se limitaron a ofrecerle una sudadera para participar en unos entrenamie­ntos con algunos pipiolos. “Al principio nadie me quería. Nunca me hablaron de ir allí y formar parte del equipo”, recordó tiempo después de que traspasara­n sus derechos a Memphis, formando parte del paquete de jugadores para obtener a cambio a su hermano Pau. Su progresión con los Grizzlies fue fantástica: mejor jugador defensivo del año en 2013, All Star en 2012, 2015 y 2017, líder y capitán del equipo.

Entre medias, debido a las ausencias de Pau y Navarro, asumió un papel de líder de la selección que obtuvo el bronce en el Eurobasket de 2013. Un año después, en el Mundial, pasó el trago más amargo con la selección. Pocas horas antes del partido de cuartos en Madrid, en el que España fue eliminada por Francia, viajó a Barcelona para asistir al nacimiento de su primera hija. Recienteme­nte explicó: “Hice un partido de mierda, recuerdo que me criticaron mucho, la gente no entendió que me fuera a Barcelona pasar asistir al nacimiento de mi hija. Incluso hubo compañeros de la selección que no lo entendiero­n. Pero yo pensé que era mi vida y yo tomaba mis decisiones. Y sí, jugué como la mierda, pero lo volvería a hacer. Me di cuenta de lo que es importante en la vida. De que no se trata todo de mí”. Otro revés: la fractura del pie derecho en febrero de 2016 que le impidió disputar los Juegos de Río. “Nunca me sentí tan vulnerable como jugador de baloncesto”, afirmó.

En su tramo final en Memphis fue causa de polémica. En la campaña 2017-2018 le pusieron en el disparader­o tras el despido de David Fizdale como entrenador, un día después de que le dejara sin jugar un solo minuto en el último cuarto ante Brooklyn. “Me reprocho no haber solucionad­o antes mi relación con él, pero no que lo echaran”, dijo. El equipo fue penúltimo en el Oeste. Aquel verano, el 33 de los Grizzlies avisó: “Ahí está mi conflicto mental, entre mi deseo de ganar y mi lealtad”. Fue el preludio de su traspaso en febrero a Toronto, donde tras muchos codazos ha tocado la gloria.

 ?? / EFE ?? Arriba, Pau y Marc Gasol en el salto inicial del All Star de 2015. Abajo, Marc ante Schortsian­itis en el Mundial de Japón 2006.
/ EFE Arriba, Pau y Marc Gasol en el salto inicial del All Star de 2015. Abajo, Marc ante Schortsian­itis en el Mundial de Japón 2006.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain