Los ‘e-fuels’, una opción cara y difícil de producir
Los e-fuels son combustibles artificiales climáticamente neutros (como el e-metano o el e-queroseno) que se producen con electricidad verde, como la renovable o baja en carbono. Por ahora, están en las primeras etapas, son muy caros de producir, por lo que escasean, y distintos estudios señalan que tampoco para el año 2035 serán una opción barata y abundante, sino todo lo contrario. La organización Transport&Environment ha calculado esta semana que incrementarían el coste medio de llenar el depósito de un coche hasta los 210 euros. En 2030 este tipo de combustibles costarían alrededor de 2,8 euros el litro, un 50% más que los fósiles (gasolina y diésel) que se usan actualmente en la mayoría de los vehículos de la Unión Europea.
Tras conocerse el acuerdo, uno de los ministros socialdemócratas de Olaf Scholz, Karl Lauterbach, de la cartera de Sanidad, tuiteó algo que en realidad sabía todo el mundo: “Los coches con e-fuels emplean seis veces más electricidad que los eléctricos. Son productos de nicho, nunca se
pondrán de moda”. Los expertos aseguran que este tipo de combustibles son más útiles en sectores de difícil electrificación, como el de la aviación o el transporte marítimo. Difícilmente se podrán generalizar en el caso de los coches. Por eso en Bruselas se ha asistido con sorpresa e indignación al papel que ha desarrollado Alemania. Muchos aliados lo consideran una deslealtad institucional que abre una puerta muy peligrosa, porque si Berlín, en teoría un socio confiable, se atreve a poner en peligro una norma clave en materia medioambiental y económica, ¿quién podrá frenar a otros socios que constantemente desafían la unidad legislativa del bloque?