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MARCO INCOMPARABLE
SAU Taller d’Arquitectura es un estudio donde el paisaje importa tanto como la función del edificio
EN EL MISMO momento en que se terminaba esta conversación, sonó una vez más el teléfono en las oficinas de SAU y al otro lado de la línea una voz anunció que habían ganado su primer gran concurso: la construcción del nuevo pabellón de deportes de Palamós. Un salto de escala considerable para este estudio multigeneracional nacido en Sant Joan de les Abadesses, pero también con despachos en Barcelona y Puigcerdà. “Los concursos son una lotería, esta vez ha tocado”, sonríe Pol Jordà, joven arquitecto al frente del estudio, que lamenta que hoy esté de vacaciones su padre, Lluís, quien fundó el estudio hace 35 años. Padre, hijo e hija, es decir, Lluis, Pol y Nuria Jordà, dirigen y coordinan un estudio especializado en arquitectura y paisaje. Suyos son proyectos como el Embarcador de Manlleu, pasarela peatonal sobre el río Ter que une dos zonas de la ciudad separadas hasta entonces, o Ribes Enllaç, la estación del Cremallera de Núria en Ribes de Freser, una estructura metálica tridimensional integrada en el paisaje por su condición de horizontalidad (no deja se ser un paisaje ferroviario). En el despacho de Barcelona, frente a la playa de Poble Nou, Pol Jordà incide en la importancia de los orígenes y en el concepto de arquitectura evolutiva. Pol entiende la arquitectura desde la globalidad, lo que incluye las instalaciones, el cálculo de estructuras o el control energético. “Las cosas cambian, sobre todo cuando se hacen edificios públicos, tenemos mucha responsabilidad”, explica. “De mi padre aprendí el amor por el oficio, intentar hacer cualquier cosa lo mejor posible. Siempre que estamos ante una disyuntiva en un proyecto, él dice: ¿esto cómo lo haría el abuelo? Mi bisabuelo era pagès, vivía en Can Sau, de ahí venimos, nos gusta hacerlo como lo hacen los payeses, lo que se puede hacer fácil no lo compliques con filigranas. Sea cual sea la escala, el proyecto siempre debe pivotar sobre tres puntos: situación, función, emoción”.
Pol se formó en la Escuela de arquitectura del Vallès (ETSAV) y en Berlin con Jean-Philipe Vassal (premio Pritzker 2021 junto a Anne Lacaton). La filosofía SAU tiene una estructura muy definida: funcionalidad, uso y problemas formales y climáticos. “El paisaje no es un tema estético, es también social”, opina Pol, que menciona tres referencias: Can Sau —la casa siempre cambiante de sus bisabuelos—, los edificios noucentistes de Raimon Duran i Reynals —“hice toda mi escolaridad en un edificio suyo, y algo queda”—, y las grandes naves de la industria textil, cuya “eficiencia en la estructura ha marcado también nuestra arquitectura”, explica. ¿El resultado de esa síntesis? Un equilibrio natural.