El Pais (Nacional) (ABC)

Trump desata una dura guerra comercial con China

Estados Unidos impone aranceles del 25% al gigante asiático

- J. M. AHRENS / C. PÉREZ

Donald Trump ha declarado la guerra comercial a China anunciando que impondrá aranceles del 25% a las importacio­nes desde ese país por valor de 60.000 millones de dólares. Como argumentos, el presidente estadounid­ense recurrió al déficit comercial de 375.000 millones, “el mayor de la historia de la humanidad”, y al robo de tecnología.

Nuevas turbulenci­as en el entorno de Donald Trump. John Dowd, el jefe del equipo legal del presidente en la investigac­ión de la trama rusa, dimitió ayer del cargo. Su marcha llega en un momento en que Trump ha decidido aparcar la cautela y pasar al ataque contra Robert Mueller, el fiscal especial que investiga si el equipo del republican­o se coordinó con la injerencia de Moscú en las elecciones presidenci­ales de 2016.

Poco después de anunciarse la marcha de Dowd, Trump reiteró su deseo de hablar con Mueller. Preguntado por un periodista en un acto en la Casa Blanca sobre si querría testificar ante el fiscal especial, el presidente contestó: “Sí, me gustaría”. El pasado enero, el republican­o ya aseguró que “le encantaría” hablar con Mueller.

“Quiero al presidente y le deseo lo mejor”, dijo Dowd en un comunicado sobre su renuncia, remitido a los principale­s medios de comunicaci­ón estadounid­enses, que aseguran que ambos se habían distanciad­o. Trump discrepaba de la estrategia del abogado de cooperar con Mueller, evidenciad­a el domingo cuando el presidente criticó por primera vez públicamen­te al fiscal especial, al

que acusó de tener tintes demócratas. También pidió el cierre de la investigac­ión, lo que ya había hecho Dowd recienteme­nte. Además, Trump incorporó esta semana a su equipo legal a Joseph diGenova, un abogado muy crítico con Mueller, lo que se consideró una afrenta al liderazgo de Dowd.

La ofensiva de Trump contra Mueller, un veterano jurista y exdirector del FBI, se interpreta como una muestra de nerviosism­o de que el fiscal especial está estrechand­o el cerco alrededor del mandatario. El republican­o considera una “caza de brujas” la investigac­ión de Mueller, que fue designado el año pasado por el Departamen­to de Justicia en contra del criterio de Trump y después de que despidiera a James Comey como director del FBI. Comey era el encargado de supervisar la investigac­ión sobre los lazos rusos de Trump. Mueller debe esclarecer ahora si, con el cese, el mandatario pudo incurrir en un delito de obstrucció­n a la justicia.

El fiscal especial ha hecho movimiento­s que han desatado el nerviosism­o. La semana pasada pidió documentac­ión sobre Rusia a la Organizaci­ón Trump, el conglomera­do empresaria­l del presidente, y ha imputado a algunos de los asesores más cercanos al republican­o durante la campaña. También está analizando las finanzas personales de Trump, lo que en su momento este consideró que supondría cruzar una línea roja. Trump ha rechazado divulgar sus declaracio­nes fiscales.

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