Turull se presenta al Supremo sin lograr ser elegido presidente
La abstención de la CUP impide la investidura del aspirante en primera vuelta La segunda votación sería eliminada si el dirigente del PDeCAT ingresa en prisión Con este procedimiento se pone en marcha el plazo para unas nuevas elecciones
La abstención de la CUP hizo fracasar anoche el plan del independentismo para investir como president a Jordi Turull antes de que este acuda hoy al Tribunal Supremo. Junts per Catalunya y ERC intentaron hasta el límite el apoyo de los anticapitalistas y llegaron a ofrecer que Turull se sometiera a una moción de confianza en un mes. La CUP no cedió. Turull podría acudir a una segunda votación mañana si sigue en libertad. Si por el contrario el Supremo decreta hoy su ingreso en prisión, tendría que pedir su excarcelación, aunque posiblemente se le denegaría, como sucedió con Jordi Sànchez. Turull necesitaba los cuatro votos de la CUP para alcanzar la mayoría absoluta de 68 votos, ya que no contaba con los de Carles Puigdemont y Toni Comín, fugados en Bruselas. Cosechó 64 a favor y 65 en contra. Las cuatro abstenciones liquidaron la solución de urgencia tramada el miércoles por el independentismo al conocer la convocatoria del Supremo a los seis líderes del procés en libertad bajo fianza. Tres de ellos, incluida la secretaria general de ERC, Marta Rovira, renunciaron ayer a su escaño. La votación pone en marcha el reloj de la legislatura. Habrá elecciones si no se inviste a un presidente en dos meses.
El plan del secesionismo para investir president a Jordi Turull antes de que acuda hoy al Supremo encalló anoche tras la abstención de los cuatro diputados de la CUP. Junts per Catalunya y Esquerra intentaron hasta última hora el apoyo de los anticapitalistas, prometiendo incluso que Turull se sometería a una moción de confianza en un mes, pero la CUP se ratificó en la abstención que anunció hace tres semanas, cuando conoció el pacto de gobierno de las dos formaciones independentistas. El pleno confirmó el pronóstico (65 votos en contra y 64 a favor). El presidente del Parlament convocó la segunda sesión de investidura para mañana a las 10.00, pero su celebración dependerá de si Turull continúa en libertad tras acudir hoy al Supremo.
La votación de ayer en el Parlament confirmó lo previsto y rechazó la investidura de Turull con 65 votos en contra, 64 a favor y cuatro abstenciones. Lo más trascendente para el futuro es que se puso en marcha de una vez la cuenta atrás para una posible repetición de elecciones; si antes del 22 de mayo no se ha investido a un presidente de la Generalitat se volverán a celebrar comicios en Cataluña.
El pleno de ayer vino precedido de otras dos convocatorias fallidas. El pasado 30 de enero estaba prevista la investidura de Carles Puigdemont, huido en Bruselas. Esta sesión no se celebró después de que el Tribunal Constitucional impidiera la investidura telemática, como pretendían los independentistas. Y el pasado 12 de marzo se iba a celebrar otra sesión con Jordi Sànchez como candidato, que también se aplazó porque el Supremo no autorizó su salida de la cárcel para ir al pleno.
Turull requería en primera votación la mayoría absoluta de los 68 votos del independentismo, descontados los de Puigdemont y Toni Comín, huidos en Bruselas. Las cuatro abstenciones de la CUP fueron determinantes para que naufragara el plan tramado a toda prisa el miércoles por el independentismo al conocer la citación del magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena a seis líderes del procés en libertad bajo fianza, entre ellos, Jordi Turull.
Ocho renuncias
Tres diputadas de Esquerra Republicana citadas por el Supremo anunciaron su renuncia al escaño al acabar la sesión de anoche. Son la secretaria general de ERC, Marta Rovira; la expresidenta del Parlament Carme Forcadell y la exconsejera Dolors Bassa. Con estas renuncias ya son ocho los diputados secesionistas que fueron elegidos el 21 de diciembre y que han entregado sus actas.
La abstención de la CUP es más que una actuación puntual y tendrá efectos durante toda la legislatura. Carles Riera, portavoz de la formación antisistema, anunció que dan por acabado el “ciclo del procés y las alianzas” que construyeron con Junts per Catalunya y Esquerra durante más de dos años y que la CUP iba a empezar ahora en solitario “el ciclo de la república”.
“Vamos a pasar humildemente a la oposición con nuestros diputados. Pero no nos pidan ser cómplices de una política autonomista”, advirtió Riera. El diputado reclamó a los que fueron sus socios parlamentarios que no les pidan la “unidad por la unidad en abstracto”. “Ya hemos hecho
demasiadas hojas de ruta; y estructuras de Estado sobre el papel”, puntualizó. La aplicación de ese anuncio marcará la legislatura, pues sin los cuatro votos de la CUP el independentismo queda en minoría en el Parlament.
Antes de que se produjera la votación Jordi Turull realizó un discurso que se esperaba moderado, ante su comparecencia de hoy en el Tribunal Supremo, pero no tanto como el que finalmente pronunció. El candidato
obvió por completo la actuación del separatismo en los últimos meses y no aludió ni a la celebración del referéndum del 1 de octubre, organizado cuando él era consejero de la Presidencia de la Generalitat, ni a la declaración de independencia aprobada el 27 de octubre.
El candidato también evitó cualquier referencia a la “legitimidad democrática”, al proceso constituyente, al derecho a decidir y tantas expresiones que formaron
parte del discurso secesionista y abogó por restituir la autonomía, intervenida ahora por la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
Fue un discurso gris, cansino, de casi una hora de duración, en el que apenas levantó la vista del papel que iba leyendo y que solo arrancó un breve aplauso de la bancada independentista cuando recordó la figura de la fallecida Muriel Casals, expresidenta de Òmnium Cultural y diputada
en la anterior legislatura. Turull también lanzó un mensaje de pacto y ofreció diálogo. “Por nosotros no quedará que haya mano tendida si hay la más mínima esperanza de recibir también la mano tendida del jefe del Estado o del Gobierno de España. Está en juego la esencia misma de la democracia y el respeto a la voluntad de los catalanes expresada en las urnas”, dijo. Al inicio de su discurso fue aún más épico, consciente de la posibilidad
de ser encarcelado hoy. “Prefiero asumir el riesgo de ser víctima de injusticias que agachar la cabeza y no dar ningún paso”, manifestó.
Sergi Sabrià, portavoz de Esquerra, quiso ver la botella medio llena y afirmó que la celebración del pleno era, en sí misma, una victoria de la “mayoría republicana”, tanto si Turull era investido como si no lo era. “Si no es hoy será otro día. Encontraremos el camino pese a las presiones”, dijo Sabrià, que intervino en sustitución de Marta Rovira.
La oposición coincidió, por diversos motivos, en censurar el discurso de Turull. Inés Arrimadas dijo que había sido capaz de “decepcionar a todo el mundo”, en alusión tanto a los independentistas, como a los que no lo son por no haber reconocido que el procés es “una farsa”.
Miquel Iceta, líder de los socialistas catalanes, se preguntó qué sentido tenía el pleno ante el discurso autonomista que hizo Turull. Para el líder del PSC, la intervención del candidato suponía “un giro copernicano”, por lo que se mostró “esperanzado” ante el cambio.
Xavier Domènech, portavoz de los comunes, lamentó que la candidatura de Turull solo respondiera a un calendario judicial y remarcó que el independentismo no tenía “estrategia ni táctica”. Más ácido se mostró Xavier García Albiol, líder del PP, quien dijo que Turull exhibió durante el debate menos alegría que cuando sus hijos van al colegio. “Y lo entiendo”, afirmó el diputado, en alusión a la cita que el candidato tiene hoy con el juez.
Una cita sobre la que se pronunció ayer por la noche el expresidente Felipe González. “Ojalá no se le ocurra meter en la cárcel a ninguno de ellos, por favor”, afirmó en referencia a todos los líderes del procés citados hoy por Llarena.