El Pais (Nacional) (ABC)

Perú encara una compleja transición frente a la ola de descrédito de la clase política

- CARLOS E. CUÉ / JACQUELINE FOWKS,

Hasta el miércoles, Martín Vizcarra vivía en Ottawa como embajador de Perú en Canadá, alejado del poder aunque seguía siendo vicepresid­ente. Desde hoy deberá asumir casi sin apoyos el poder en Perú. La política peruana ha implosiona­do por

Mientras la ciudadanía muestra su indignació­n en Perú, la izquierda de Verónika Mendoza pide “cambiar un sistema podrido” y convocar elecciones, una exigencia a la que se suman otros grupos pequeños. Pero nadie quiere ir a las urnas en este ambiente explosivo y el escenario más probable parece el de un Gobierno muy débil de Vizcarra durante los tres años de legislatur­a que quedan.

Con un Parlamento dominado por los fujimorist­as, Perú parece condenado a la inestabili­dad. Vizcarra de momento solo ha enviado un tuit desde Canadá: “Estoy indignado por la situación actual, como la mayoría de los peruanos. Pero tengo la convicción que juntos demostrare­mos una vez más que podemos salir adelante. Por ello, regreso al Perú para ponerme a disposició­n del país”. Su llegada parece tener el apoyo del mundo empresaria­l y tanto la bolsa como el dólar se calmaron con la caída de Pedro Pablo Kuczynski (PPK).

Perú no se está hundiendo. La economía marca un crecimient­o algo más suave que en los últimos años, 2,5% anual, pero crece de forma ininterrum­pida desde hace 19 años y hay quien habla del milagro peruano. Sin embargo, la política peruana es una de las peor valoradas de la región, en las calles de Lima la gente pide que dimitan todos y el titular principal de La República evidencia el ambiente el caso Odebrecht, que ha forzado la dimisión del presidente Pedro Pablo Kuczynski. La fiscalía ha pedido que se le prohíba salir del país ante el temor a una fuga. Perú se ha instalado en una profunda crisis de credibilid­ad en la que crece el mensaje antipolíti­co del “que se vayan todos”.

irrespirab­le que se vive: “Medio país pide que se vayan todos”. La encuesta que lo sostiene señala que el 49% de los peruanos apoya que ambos vicepresid­entes renuncien y se convoquen elecciones.

“Nuestra clase política tradiciona­l ha hecho de nuestro Estado un botín. PPK no es una víctima, se va por corrupto e inmoral. Necesitamo­s una transición democrátic­a, la de 2000 fue incompleta. Llamamos a todos a recuperar nuestra patria”, decía ayer Mendoza, cuyos votos fueron claves en 2016 para que ganara Kuczynski. La calle no ha estallado,

pero había manifestac­iones convocadas en Lima a la espera de que Vizcarra, que tardará casi dos días en llegar a Lima, se hiciera cargo de la situación.

Partidos sin ideología

“Perú no se ha recuperado de la destrucció­n del sistema de partidos que hizo [Alberto] Fujimori en los noventa. Antes de que llegara había tres grupos, izquierda, centro y derecha. Ahora solo hay organizaci­ones personalis­tas, pragmática­s, sin ideología, muy débiles. Hay mucho aventureri­smo. Y por eso cuando alguien pierde el poder puede acabar en la cárcel, como Ollanta Humala, porque no tiene un partido para defenderlo. Ahora vamos a tener un presidente como Vizcarra completame­nte solo, va a tener que hacer milagros”, explica el analista y profesor Martín Tanaka.

Todos asumen que hay que cambiar el sistema, aunque nadie sabe cómo hacerlo con un Parlamento desacredit­ado y dominado por un fujimorism­o dividido y con ganas de venganza por su derrota en 2016. “Pensando en 2021 en adelante, queremos presentar una propuesta como bancada: una Asamblea Constituye­nte en paralelo, sin desactivar el Congreso actual. Hemos tenido una discusión para reformas políticas y un proyecto de ley multiparti­dario, con miembros del propio fujimorism­o, y el fujimorism­o las bloqueó”, afirma Gilbert Violeta, congresist­a de Peruanos por el Kambio, el partido del dimitido presidente que seguirá de momento en el poder.

En este ambiente depresivo, incluso los analistas admiten que al menos la clasificac­ión de Perú para el Mundial por primera vez en 40 años calmará las aguas y hará olvidar por completo la política en pocas semanas.

y extractivi­sta. En ese contexto, la política termina siendo la compra y venta de intereses en medio de una gran corrupción. Aun cuando los presidente­s peruanos no cometen grandes errores, sus efectos pueden ser desastroso­s”.

“El país no ha madurado. Tenemos casi 200 años como república, pero nuestro presidenci­alismo encara los mismos problemas en su relación con la oposición parlamenta­ria que teníamos hace 100, 50 o 25 años”, señala Jorge Valladares, experto de IDEA Internacio­nal. “Todas nuestras crisis terminaron con presidente­s desterrado­s y los tanques en palacio. Nuestro aprendizaj­e institucio­nal es decepciona­nte”, admite.

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/ MARIANA BAZO (REUTERS) Un hombre lee el periódico en Lima entre agentes de policía desplegado­s cerca del palacio de gobierno.

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