El Pais (Nacional) (ABC)

“Pasamos de ni una mujer en Mayo del 68 al Me Too”

Joaquín Estefanía sintetiza 50 años de rebeldías en su ensayo ‘Revolucion­es’

- FERRAN BONO,

“Sin embargo, a veces pienso que al final todo dio igual”, canta Ismael Serrano en su conocido tema Papa, cuéntame otra vez, dedicado a la experienci­a sesentayoc­hista de su padre. ¿Al final no sirvió de nada buscar la playa bajo los adoquines parisiense­s en el Mayo del 68? “Claro que sirvió. Muchos de los valores por los que se lucha hoy proceden de allí: la ecología, el feminismo, la no discrimina­ción por sexo, el comunitari­smo… Las luchas que se plantean hoy, como la del Mayo del 68, han tomado como bandera la libertad, igualdad y fraternida­d de la Revolución francesa, no el ‘todo el poder para los sóviets’ de la Revolución rusa”, respondía ayer Joaquín Estefanía antes de presentar en la librería Méndez de Madrid su último ensayo, Revolucion­es. Cincuenta años de rebeldía (1968-2018), publicado por Galaxia Gutenberg.

Acaba de terminarlo y ya está pensando en un apéndice, impactado por las multitudin­arias manifestac­iones feministas del 8 de Marzo. “Ya estaba ahí, pero ahora ha explotado como un gran acontecimi­ento. No sabemos si la reacción de los pensionist­as va a dar de sí, pero la del feminismo se va a quedar sin duda. El recorrido ha sido increíble: hemos pasado de ni una sola mujer como protagonis­ta en las fotos y películas del Mayo del 68 al Me Too de hoy”, opina el que fuera director de EL PAÍS. Con pulso periodísti­co, ha sintetizad­o medio siglo de rebeldía desde 1968, en París, Praga, Berkeley o México, hasta los indignados de 2011, pasando por el movimiento antiglobal­ización de 1999. Hay muchas convergenc­ias y algunas divergenci­as entre ellos, si bien a todos les une la posterior reacción neoconserv­adora y neoliberal para mantener el statu quo e incluso ahondar en el sistema.

En el 68, los jóvenes, la gran mayoría de clases acomodada, eran “marxistoid­es, troskistas, maoístas, y hoy no hay una ideología que los represente, ni ningún país de referencia, como entonces la China de Mao o la Cuba del Che Guevara”, explica el también economista. En ambos casos, pecaron de espontaneí­smo, reproducié­ndose la ya clásica batalla del siglo XX entre las tesis leninistas de contar con una vanguardia dirigente en el proceso revolucion­ario y los que optan por las revueltas espontánea­s de Rosa Luxemburgo. “Es una batalla significat­iva que ahora se está librando dentro de Podemos, por ejemplo”, apunta Estefanía.

En cualquier caso, las reivindica­ciones actuales confluyen en tres frentes de lucha abiertos gracias a las antiguas demandas y ensanchado­s en los últimos 10 años: “la igualdad de oportunida­des, que ha disminuido muchísimo desde la crisis; y los derechos humanos y el cambio climático”, resume el autor de un libro que se lee “de un tirón”, según la periodista y columnista de EL PAÍS Sol Gallego, de 67 años, que ofició que presentado­ra, junto a Ismael Serrano. “Es un libro necesario para que nuestra generación ponga orden en sus recuerdos y para que las nuevas generacion­es pongan orden en sus fantasías sobre nosotros”, añadió Gallego. El cantante, de 44 años, lamentó la imposibili­dad de ascender hoy socialment­e, como sí hizo su familia, y acabó tocando Papá, cuéntame otra vez, que compuso hace 20 años como “broma generacion­al”. Su padre estaba entre el público.

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/ VÍCTOR SAINZ Joaquín Estefanía, ayer en Madrid.

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