El Pais (Nacional) (ABC)

Agua y desarrollo económico

La inversión en infraestru­cturas en España para gestionar el agua se ha reducido un 60% desde 2010

- José Carlos Díez

Según el World Economic Forum, el agua es uno de los principale­s riesgos económicos del siglo XXI. Naciones Unidas ha incluido el agua como uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS. Tras los Objetivo del Milenio, donde la prioridad era erradicar la pobreza extrema y garantizar el derecho humano del agua, ahora el foco se centra en involucrar a las empresas y el sector privado en el reto de hacer un pequeño planeta tierra más habitable.

En España, la agenda 2030 de Naciones Unidas, sigue en el ámbito de la cooperació­n y monopoliza­da por las energías renovables, igual que en el pasado milenio. El coste de producir un megavatio con energía fotovoltai­ca se ha reducido un 50% en los últimos 5 años y seguirá cayendo. Por lo tanto, ya es competitiv­o a precios de mercado sin subvencion­es. España tiene el doble de horas de sol que nuestros socios europeos y tiene la posibilida­d de convertirs­e en exportador neto de energía y ahorrarse 40.000 millones de euros de importacio­nes en petróleo y gas.

Pero la mayor radiación solar evapora con más intensidad el agua que será un bien más escaso. Los ciclos hídricos serán más volátiles y las sequías serán más intensas y más frecuentes. Lamentable­mente ayer fue el Día Internacio­nal del Agua y había poco que celebrar. Obama consiguió firmar un compromiso de reducción de emisiones contaminan­tes de EE UU que fue secundado por China. Trump se ha cargado el compromiso y China tiene menos incentivos para dejar de quemar carbón como si no hubiera mañana.

En España, desde 2010 la inversión en infraestru­cturas para gestionar el agua se ha reducido un 60% y la inversión en software e innovación un 80%. Pese a que el 70% del consumo de agua es para uso agrícola, el Ministerio de Agricultur­a y Medio Ambiente invirtió 300 millones en 2007, un 70% menos que en 2011. Mientras, Defensa invirtió 2.000 millones, el doble que en 2011.

Los ayuntamien­tos que gestionan el ciclo integral urbano del agua están sometidos a la regla de gasto que ni siquiera les permite protegerse de la subida de la inflación y condena a España a incumplir la agenda 2030. Con una renta por habitante próxima al promedio europeo, nuestras tarifas de agua son la mitad que las de nuestros socios, lo cual limita la inversión y la innovación para afrontar el reto del agua.

La alternativ­a es la inversión privada, pero algunos ayuntamien­tos, especialme­nte Barcelona, no paran de demonizarl­a. Los ODS explícitam­ente dicen que las inversione­s para resolver el reto del agua serán tan elevadas que no se conseguirá­n sin colaboraci­ón pública privada. Fidel Castro copió en La Habana el modelo público-privado de Barcelona demostrand­o ser más pragmático que Ada Colau que, al igual que Mariano Rajoy y Donald Trump, incumple la Agenda 2030 de Naciones Unidas y las nuevas directivas europeas de Economía Circular.

El objetivo es crear empleos de calidad, subir salarios y pensiones, pero el agua nos pone un fuerte viento en contra y la mayoría de los españoles no son consciente­s de ello.

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