¿Cuánto llegaron a robar en Brasil?
El director brasileño José Padilha disecciona la corrupción en su país en la serie de Netflix ‘O mecanismo’
A José Padilha (Río de Janeiro, 1967) le dejó muy buen sabor de boca la dirección de dos episodios de Narcos, la serie de Netflix que metió de forma digital la cocaína en millones de hogares. “Ellos también debieron de acabar contentos, porque en cuanto se plantearon hacer una serie en Brasil me llamaron”, cuenta entre risas el Oso de Oro del festival de Berlín de 2007 con Tropa de élite. Creador dotado para la acción, especialista en dar verosimilitud a tramas que se desarrollen en su país —su remake de RoboCop en 2014 no funcionó—, Padilha no dudó un segundo en aceptar el reto. “Me ahorré un montón de investigación previa porque sabía lo que quería contar: la operación Lava Jato, en la que estaba implicada toda la clase política. Yo tenía los derechos para adaptar un libro revelador de un periodista brasileño sobre ese caso y se lo enseñé a Netflix”. Así nació O mecanismo, serie de ocho episodios que la plataforma digital estrena hoy completa.
Padilha usa tres personajes ficticios (dos policías carismáticos y un empresario bien conectado que se encarga de lavar el dinero) para describir una situación real que llegó a incriminar a responsables de Petrobras, la petrolera pública brasileña; fiscales, policías y políticos en todos los niveles. “Brasil es muy interesante como caso de estudio, en el sentido de que la corrupción no se da en la política. La corrupción es la política”, asegura el cineasta.
Respecto al parecido de la situación brasileña, con la corrupción intrínsecamente enraizada con el poder político, con la de otros países, Padilha entiende que es una situación casi global: “La democracia está siendo cercenada. Las grandes corporaciones manipulan las elecciones y colocan a sus políticos. Así, en un momento dado, pueden controlar los proyectos de grandes inversiones públicas, inflar los presupuestos y repartir ganancias con esos peones que ellos han colocado. El resultado es que hay algo erróneo en la democracia actual. No me entienda mal, comprendo que es el único sistema de gobierno posible, pero estamos enfangados en problemas muy serios. En Brasil, esos problemas se han exacerbado de tal manera... Mira, no sé cuánto se llevará del dinero público la corrupción en España, pero, en Brasil, por esa alcantarilla desaparece hasta el 40% de los presupuestos. Para bien y para mal, seguro que eso hace que los espectadores la entiendan estén donde estén”.
Por mecanismo, Padilha se refiere en la serie al funcionamiento de ese sistema, que pasa por encima de siglas políticas o cuestiones morales: “El hecho de que el mecanismo no tenga una ideología es fundamental. Da igual que sean de izquierdas o de derechas, la corrupción pudre a todos los políticos. En mi país, la operación Lava Jato empezó antes de que Lula y el Partido de los Trabajadores llegaran al poder. ¡Y siguió con él! Así que no vengan los intelectuales de izquierdas a dar clases de moral. En la trama no hay discusiones ideológicas, porque los ideales han sido superados por el dinero negro”. Y eso lleva a una conclusión aún más dolorosa: “Las elecciones no enfrentan a diversos partidos políticos, sino a bandas de gánsteres”.
¿Qué posibilidades hay de poder salir de este tsunami de ponzoña? O mecanismo, desarrollada como un thriller, da pocas esperanzas, ya que se atiene a la realidad. “Es triste, porque estamos ilustrando el mayor caso de corrupción, sospecho, de la historia de la humanidad. Hablo de unas cantidades de millones de dólares... La policía incautó o recuperó 4.000 millones de dólares, así que ¿cuánto robaron? Es una locura”.