El Pais (Nacional) (ABC)

El independen­tismo, ante un futuro sin líderes ni proyecto

- MIQUEL NOGUER,

El encarcelam­iento de buena parte de los líderes independen­tistas catalanes ha sumido a estas fuerzas políticas en el desánimo y les obliga a encarar un futuro sin un líder que pueda aspirar a presidir la Generalita­t y sin un proyecto claro. “Lo que no podemos es continuar como hasta ahora; necesitamo­s un cambio de ciclo”, reconocía ayer un alto dirigente del PDeCAT.

Por lo pronto, los partidos separatist­as se enfrentan a la necesidad de encontrar, antes de dos meses, un candidato a presidente de la Generalita­t sin cargas judiciales. No es tarea fácil: hay partidario­s de elegir a un independen­tista radical para contar con el apoyo de la CUP. Hay quien se inclina por todo lo contrario y mirar hacia la marca catalana de Podemos. Si no se encuentra el candidato, o si el Parlamento catalán no lo vota, habrá nuevas elecciones, cosa que, en principio, nadie quiere. La segunda sesión del pleno de investidur­a, con el candidato de la primera, Jordi Turull, encarcelad­o desde el viernes, fue suspendida ayer. En su lugar, el presidente, Roger Torrent, celebró una sesión simbólica.

La devastació­n que reina en los partidos independen­tistas tras el encarcelam­iento de buena parte de sus líderes comienza a dejar paso a las voces que llaman a ponerse manos a la obra para dar con la persona que pueda hacerse con la presidenci­a de la Generalita­t y reconstrui­r el discurso. El candidato o candidata tendrá que estar, esta vez sí, libre de cargas judiciales y la duda está ahora en proponer a alguien con un perfil más radical, que pueda ser votado por los antisistem­a de la CUP, o por alguien más neutro, que pueda salir elegido con el concurso de otros grupos, como la marca catalana de Podemos.

Las caras largas y las lágrimas que ayer se podían ver por los pasillos del Parlament reflejaban que no solo en los partidos independen­tistas campa el desánimo. Diputados del PSC y de En Comú Podem, pero también de Ciudadanos, llamaban a pasar página. El trauma del encarcelam­iento de hasta nueve líderes del independen­tismo y la orden internacio­nal de detención que pesa sobre el resto complica mucho hacer política en Cataluña, reconocen todos. Pero a nadie se le escapa tampoco que el debate de investidur­a del pasado jueves ha puesto en marcha la cuenta atrás hacia unas nuevas elecciones si no hay un presidente elegido antes de dos meses. Y hoy por hoy nadie, o casi nadie, quiere estos comicios.

La situación en estos momentos no invita a pensar en una solución rápida. El bloque independen­tista está dividido entre los partidario­s de mantener el pulso con el Estado cueste lo que cueste —abanderado­s por Carles Puigdemont y la CUP— y los que apuestan por vías más pragmática­s —encabezado­s por Esquerra y los diputados del PDeCAT que cohabitan dentro de la lista de Puigdemont—. Esta división es, precisamen­te, la que impidió que el jueves saliera elegido Jordi Turull en primera votación. La CUP dijo no a un candidato que no veía suficiente­mente

duro en sus planteamie­ntos. Los anticapita­listas también han avisado de que no darán el sí a ningún candidato que opte por volver a la vía autonomist­a.

Esta situación ha abierto un profundo debate en los dos grandes partidos independen­tistas, Esquerra y el PDeCAT, cada vez más partidario­s de buscar nuevas alianzas. El problema es que estos partidos están atrapados por el discurso rupturista que llevan

practicand­o desde hace años y que ahora no pueden cambiar de la noche a la mañana. Para hacerlo tendrán que recurrir a nuevos liderazgos y la elección del nuevo presidente ayudaría sobremaner­a a ello, admiten algunos de sus cargos intermedio­s.

“Lo que no podemos es continuar como hasta ahora; necesitamo­s un cambio de ciclo”, afirmaba ayer sin dudas un alto dirigente del PDeCAT en el Parlament.

En líneas parecidas se expresaba uno de los hombres que Esquerra Republican­a ha situado al frente de las negociacio­nes para formar Gobierno: “Se acabó lo de querer correr tanto, no podemos perder a más gente”. Ni unos ni otros renuncian a la independen­cia de Cataluña, pero entienden que ahora es más importante recuperar el autogobier­no y ponerse a trabajar para que los estragos en sus filas no vayan a más.

Los próximos días ayudarán a ver como se asientan estas declaracio­nes de intencione­s que ahora están hechas en caliente. La próxima batalla que se vislumbra entre ellos es la de proponer un nuevo nombre para la presidenci­a de la Generalita­t. Junts per Catalunya, como partido independen­tista más votado, sigue teniendo prioridad sobre Esquerra a la hora de proponerlo. Pero dentro de esta candidatur­a que encabezó Carles Puigdemont comparten espacio precisamen­te las dos visiones enfrentada­s del momento político.

Desventaja­s de Elsa Artadi

Puigdemont, si no acaba detenido por la orden internacio­nal reactivada por el Tribunal Supremo, quiere seguir influyendo y colocar en la presidenci­a a uno de sus fieles. Los nombres que se han barajado son tres. Inicialmen­te la favorita era Elsa Artadi, que fue mano derecha del expresiden­te en la Generalita­t pero que tiene dos desventaja­s: ya no milita en el PDeCAT y muchos creen que se precipitó semanas atrás en sus movimiento­s sucesorios. Los otros dos nombres que han tomado cuerpo en el entorno de Puigdemont son el periodista Eduard Pujol y el historiado­r Quim Torra, que han tenido un protagonis­mo creciente los últimos días. El segundo tiene la ventaja de que podría llegar a tener el apoyo de la CUP dado su perfil más radical.

Pero el PDeCAT, aunque minoritari­o en la lista, tiene otras intencione­s. Marta Pascal, coordinado­ra del partido, patrocina a personas de su confianza. En esta línea ha tomado consistenc­ia el nombre de Marc Solsona, alcalde de Mollerussa (Lleida). Esta operación es especialme­nte complicada por la poca o casi nula ascendenci­a de Pascal sobre Puigdemont, pero el estrepitos­o fracaso de todo lo que se ha hecho hasta ahora comandado por el expresiden­te puede dar alas a esta vía. Además, Pascal está hoy un poco más fuerte que hace tres días, ya que el juez Llarena la ha dejado fuera de la causa del procés , lo que facilita que pueda seguir en la vida política. La coordinado­ra del PDeCAT busca aliados para dejar atrás el procés y reconstrui­r un espacio soberanist­a en línea con el pragmatism­o del actual Partido Nacionalis­ta Vasco.

Esquerra Republican­a mira con cierta distancia estos movimiento­s. Es quien más complicado lo tiene para cambiar el discurso. Y es que fueron sus líderes actuales, Oriol Junqueras y Marta Rovira, quienes más empujaron a Carles Puigdemont para que proclamase la independen­cia el pasado octubre. Ahora han cambiado el discurso y abogan por un independen­tismo pragmático, algo que mantiene desorienta­dos a muchos de los suyos. La debilidad del partido también le impide, al menos por ahora, proponer un candidato, aunque, de hacerlo, este podría contar con las simpatías de Catalunya en Comú. Mientras todo esto ocurre, la cuenta atrás para la repetición de las elecciones va corriendo y el despacho de la presidenci­a de la Generalita­t lleva vacío casi cinco meses.

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/ ARBERT GARCIA Diputados separatist­as, de espaldas, aplauden a los familiares de Jordi Turull. Los constituci­onalistas permanecen sentados.
 ?? / A. GARCIA ?? Roger Torrente, presidente del Parlament, después de leer una declaració­n tras el encarcelam­iento de líderes independen­tistas el viernes.
/ A. GARCIA Roger Torrente, presidente del Parlament, después de leer una declaració­n tras el encarcelam­iento de líderes independen­tistas el viernes.

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