El Pais (Nacional) (ABC)

Una alfombra de ‘likes’ desde Cambridge a la Casa Blanca

Las investigac­iones de un equipo de académicos de la Universida­d británica están en el origen del escándalo

- PABLO GUIMÓN,

El nombre de la aplicación lo dice todo: Eres lo que te gusta. El usuario se registra a través de su perfil de Facebook y, en pocos segundos, el algoritmo analiza las publicacio­nes que ha marcado que le gustan en la red social y devuelve una predicción de personalid­ad basada en ese análisis. Una actividad tan aparenteme­nte banal como clicar en el pulgar levantado de Facebook, lo que se conoce como dar un like, sirve para construir un completo perfil. Sexualidad, inteligenc­ia, satisfacci­ón con la vida, potencial de liderazgo, uso de drogas, orientació­n política. ¿Es impulsivo u organizado?

El resultado, testado por este periodista con el perfil de un usuario poco activo en la red social, es bastante acertado. A través del análisis de 218 likes, acierta la preferenci­a sexual, ciertos rasgos de la personalid­ad y la orientació­n política. Por alguna razón, informa el algoritmo, dar un like a The New York Times o Huffington Post le hace a uno parecer más gay que dárselo a The Guardian o The Wired. Que le guste The New Yorker le hace parecer casado; que le guste Time, soltero.

La aplicación fue desarrolla­da en el Centro de Psicometrí­a de la Universida­d de Cambridge, cuyos investigad­ores han trabajado durante años en herramient­as para extraer informació­n psicológic­a o política del maremágnum de datos de Facebook. Los académicos Michael Kosinski, David Stillwell y Thore Graepel publicaron en 2013 un artículo científico con las conclusion­es de su trabajo. Su investigac­ión está en la base del escándalo de la filtración masiva de datos personales de usuarios, destapada esta semana por The Guardian y The New York Times, que ha puesto a Facebook contra las cuerdas.

Ya entonces, los autores del artículo advertían de que sus hallazgos podían tener “implicacio­nes negativas considerab­les”. “Compañías privadas, institucio­nes gubernamen­tales o incluso amigos de Facebook podrían usar el software para inferir atributos como la inteligenc­ia, la orientació­n sexual o posiciones políticas que un individuo puede no haber pretendido compartir”, escribiero­n.

Dave King, director de la consultorí­a Digitalis, experto en reputación online y cibersegur­idad, recuerda que el modelo de negocio de Facebook “consiste en que los usuarios cuenten lo que hacen y lo que les gusta, para ofrecérsel­o a los anunciante­s”. La industria militar no tardó en detectar el potencial de las investigac­iones de Kosinski y compañía, como indica el hecho de que Boeing, importante contratist­a del Ejército estadounid­ense, figure como financiado­r en el artículo científico de 2013.

Basado en las investigac­iones de sus compañeros de Cambridge, Alexandr Kogan, que se había incorporad­o a la facultad de Psicología como investigad­or en 2012, desarrolló la aplicación Thisisyour­digitallif­e. Con ella accedió a 270.000 perfiles de Facebook y, lo que es más insólito, a los de sus amigos. Recopiló alrededor de 50 millones de perfiles en cuestión de semanas. Kogan supuestame­nte no tenía permiso de Facebook para usar los datos más allá del ámbito académico. Eso es lo que intentaban comprobar los 18 agentes de policía que irrumpiero­n en la sede de Cambridge Analytica en la madrugada de ayer para registrar sus archivos.

La monumental base de datos personales permitía dirigir mensajes políticos personaliz­ados y se puso al servicio de Donald Trump, que entró en la Casa Blanca sobre una alfombra tejida con cientos de millones de inocentes clics.

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