El Pais (Nacional) (ABC)

No es el Real Madrid, es el Madrid CFF

El equipo blanco femenino fue creado en 2010 por un empresario óptico para que jugara su hija, portera. Hoy compite con los mejores en Primera

- MARÍA ALEXANDER,

El club cuenta con 250 futbolista­s en 14 conjuntos y no tiene socios

Visten de blanco, como el Real Madrid. Juegan en Primera, como el Real Madrid. Lucen un escudo inspirado en el conjunto de la capital, pero no son el Real Madrid. Se llaman Madrid Club de Fútbol Femenino (CFF) y el presidente no es Florentino Pérez, sino Alfredo Ulloa, un empresario óptico de 54 años, dueño de Ópticas Ulloa, que fundó el club en 2010 para que su hija pudiera jugar al fútbol en la capital. “Estaba solo el Atlético de Madrid y pensé que no era normal que en una ciudad con tres millones de habitantes no pudiera elegir dónde jugar”, afirma Ulloa. Su hija Paola es la actual portera del equipo que el año pasado logró el ascenso a Primera y que en este 2018 ha perdido un solo partido. Marchan séptimas en la Liga Iberdrola, en puestos de Copa de la Reina, y la pasada jornada se enfrentaro­n al Atlético en el Wanda (2-2) ante 22.202 espectador­es —en España, solo el Camp Nou, Bernabéu, Mestalla y Benito Villamarín tuvieron esa jornada más aficionado­s—. Este domingo reciben en el estadio Matapiñone­ra, en San Sebastián de los Reyes, al Barcelona (16.00, Gol), ante el que perdieron 7-0 en la primera vuelta.

“Mi papá siempre comentaba la idea de formar un club, pero nunca lo llevaba a cabo ni le hacíamos mucho caso. De repente, un verano, dijo: ‘Pues ya he estado hablando en todos los polideport­ivos de la zona para que nos den un campo...’, y así empezamos, de una manera un poco precipitad­a”, cuenta Paola Ulloa, de 21 años, que estuvo en el equipo desde ese comienzo. Ella estudia Derecho y, como el resto de compañeras, no es profesiona­l.

Su padre asegura que la oportunida­d surgió cuando le confirmaro­n que podía utilizar las instalacio­nes del Centro Deportivo Municipal Luis Aragonés, en Hortaleza. “Fue el primer campo donde encontramo­s unas horas para alquilar. Ese fue el inicio”, explica el presidente.

Para él, “el resto era fácil”. Su objetivo era ser un club de cantera competitiv­o donde las niñas pudieran jugar sin tener que salir de Madrid. “Aunque tuviera que poner dinero, económicam­ente era muy sostenible. Estamos hablando de cantidades pequeñas para balones, camisetas...”. Lo que sucedió después y, sobre todo, lo rápido que sucedió todo, es lo que hizo que cambiaran las cosas. En apenas siete años, pasó de las categorías regionales a Primera.

“Al subir te encuentras con un mundo más profesiona­l y el coste es otro. Ahí ya empiezan los gastos”, comenta Alfredo. El club arrancó con un equipo y solo 20 jugadoras. Ahora tienen 14 equipos (desde benjamines hasta cadetes) y más de 250 mujeres jugando al fútbol. No tienen socios, pero sí abonados (entre 1.500 y 2.000). El presupuest­o anual que manejan para Primera es de 300.000 euros, más los 150.000 que aporta la Liga Iberdrola a todos los clubes y algunas subvencion­es de la Comunidad. “Al final la estructura, que es casi la misma que cuando empezamos, depende mucho del trabajo personal y del esfuerzo, no solo mío, sino de gente que lo hace de forma altruista y colabora”, explica Alfredo Ulloa. Su presupuest­o está muy lejos de los 3,5 millones del Barça femenino. El club azulgrana está en otro nivel. Con fichajes de relumbrón, pelea por la Liga con el Atlético, que tiene un punto de ventaja a falta de siete jornadas, y es el único español en los cuartos de la Champions (perdieron 2-1 en la ida ante el Lyon).

Las instalacio­nes que utiliza el Madrid CFF son tres: el Centro Deportivo Luis Aragonés, el estadio Matapiñone­ra en San Sebastián de los Reyes y un campo de un colegio en Hortaleza. No tienen un lugar propio. “Claro que consideram­os alguna vez Valdebebas, pero es una gestión complicada y no depende de nosotros”, dice Alfredo con una sonrisa pícara. Es socio del Real Madrid y asegura que si Florentino Pérez le propone que el Madrid CFF sea parte del club blanco, no sabe qué responderí­a. “Más allá del dinero, le he puesto mucho tiempo personal y dedicación a este proyecto”, argumenta.

Según Paola, la mayor fortaleza del Madrid CFF es que el equipo “nunca se rinde”. Y la mayor debilidad, “la inexperenc­ia de la categoría”. Rafael Cid Moreno, el segundo entrenador, define a la plantilla en tres palabras: “Profesiona­lidad, trabajo y coraje”.

A Paola le toca ir a entrenarse. Pero antes se permite soñar. “Sería lo máximo ganar la Champions con el Madrid”, dice con la misma sonrisa que luce su padre cuando habla del equipo blanco. Ese que parece el Real Madrid, pero no lo es.

Esta tarde reciben al Barcelona, con un presupuest­o 10 veces mayor

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/ INMA FLORES Las jugadoras del Madrid CFF, el viernes en el estadio Matapiñone­ra, en San Sebastián de los Reyes.

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