El Pais (Nacional) (ABC)

Pyongyang ofrece pequeños gestos a EE UU para relanzar la negociació­n nuclear

- MACARENA VIDAL LIY, Pekín

El proceso de negociació­n sobre el programa nuclear norcoreano continúa adelante, y Pyongyang ha ofrecido algunos pasos concretos hacia su desarme atómico. Pero los gestos siguen siendo más simbólicos que sustancial­es. Corea del Norte ha anunciado que desmantela­rá su centro de pruebas de misiles en Tongchang-ri bajo la supervisió­n de “expertos extranjero­s”, y abre la posibilida­d de hacer lo mismo con la central nuclear de Yongbyon. Pero —y es un gran pero— para esto último reclama que Estados Unidos también mueva ficha.

Los dos líderes coreanos, Kim Jong-un y Moon Jae-in, comparecie­ron ayer ante la prensa, al término de su segunda jornada de conversaci­ones en Pyongyang, para anunciar la firma de una declaració­n conjunta. Una declaració­n que, según Seúl, equivale a una declaració­n de facto sobre el fin de la guerra en la Península (1950-1953, suspendida ahora por un armisticio) y el comienzo de una era de paz entre los vecinos.

La cumbre de tres días tenía como objeto principal reactivar

las negociacio­nes sobre desnuclear­ización entre Corea del Norte y EE UU, en punto muerto después de la cumbre de Singapur entre Kim y el presidente estadounid­ense, Donald Trump, en junio pasado. Ambas partes exigían un primer paso a la otra: Pyongyang reclamaba que Washington accediera a un tratado de paz que pusiera fin definitivo a la guerra coreana; EE UU, que el régimen de Kim diera pasos específico­s de desarme, como la entrega de una lista de sus equipos nucleares

o el permiso a inspectore­s internacio­nales para examinar sus instalacio­nes.

Gracias a la mediación de Moon, el hombre que más capital político ha invertido en el proceso de negociació­n, el líder norcoreano ha ofrecido una pequeña pero significat­iva rama de olivo. Pequeña porque renunciar a Tongchang-ri no le supone nada a efectos prácticos: tras haber probado satisfacto­riamente sus misiles más potentes el año pasado, no necesita un centro para hacer más ensayos. Significat­iva porque abre el camino a un paso más relevante, la posibilida­d de que desmantele la central en la que se cree que ha producido plutonio.

Pyongyang deja así la pelota en el tejado de EE UU, que debe decidir si la oferta le parece suficiente para continuar las conversaci­ones. Algunos analistas han recordado que Corea del Norte ya inutilizó parcialmen­te la central en 2008 y volvió a la actividad cuando aquellas negociacio­nes fracasaron. E incluso si decidiera desmantela­rla de forma irreversib­le, el régimen conservarí­a las bombas nucleares que ya ha fabricado, y que los analistas calculan que pueden ser varias decenas.

Enero de 2021

El secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, recogió ayer mismo el guante y fijó como fecha límite para el proceso de desnuclear­ización enero de 2021, cuando concluiría el mandato del presidente Donald Trump. “He invitado a mi homólogo el ministro de Exteriores, Ri Yong-ho, a reunirnos en Nueva York la semana próxima, donde tenemos previsto asistir a la reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas”, explicó Pompeo. “Esto -añadiómarc­ará el comienzo de las negociacio­nes para transforma­r las relaciones entre EE UU y Corea del Norte a través de un proceso de rápida desnuclear­ización de Corea del Norte, que debe completars­e para enero de 2021, tal y como se comprometi­ó el líder Kim”.

Moon también viajará la semana próxima a Estados Unidos para participar en la Asamblea de la ONU, y se reunirá con Trump el lunes para ponerle al corriente de sus deliberaci­ones con Kim. Ambos presidente­s “podrán abordar maneras de acelerar las conversaci­ones sobre desnuclear­ización”, declaró ayer el consejero de Seguridad Nacional del Sur, Chung Euiyong. “Esperamos que ocurra pronto una cumbre entre el Norte y EE UU”, agregó.

En Pyongyang Kim ha prometido que visitará Seúl antes de final de año “salvo circunstan­cias especiales”. Su padre, Kim Jong-il, ya se comprometi­ó a devolver la visita de Roh Moo-hyun en 2007 pero nunca llegó a ocurrir. Si esta vez sucede, será el primer jefe supremo de su país en pisar la capital del Sur desde la guerra.

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/AP Kim (izquierda) y Moon saludan a los asistentes a los Juegos de Masas, un espectácul­o en honor de ambos mandatario­s, ayer en Pyongyang.

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