El Pais (Nacional) (ABC)

MUCHO MÁS QUE LA FÁBRICA DEL MUNDO

En medio de una oleada de proteccion­ismo, China exhorta a la Organizaci­ón Mundial del Comercio a preservar el libre intercambi­o. Zhong Nan/Ren Xiaojin

-

El último informe de la OMC indica que desde octubre hasta mayo de este año aumentaron las restriccio­nes al comercio en todo el mundo

En la era de la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC), los aranceles comerciale­s y las medidas proteccion­istas de Donald Trump, el presidente de EE UU, quedan en evidencia en Port Elizabeth. En este punto estratégic­o de la costa sudafrican­a, compañías chinas de automoción producen vehículos con la ayuda de robots industrial­es japoneses y alemanes que ensamblan y pintan piezas. Los automóvile­s se cargan en un tráiler de una empresa francesa, que los transporta al puerto de Yibuti. Entre sus clientes están Ethiopian Airlines y el Ministerio de Desarrollo de Eritrea. Una interrupci­ón o un retraso en el envío afecta a medio mundo.

De Port Elizabeth se extraen dos lecciones inequívoca­s: el comercio ágil y regulado es esencial y cualquier interrupci­ón de los intercambi­os tiene consecuenc­ias catastrófi­cas. Los expertos del sector convienen en que la administra­ción Trump no debería ignorar estas conclusion­es. Los aranceles han creado el caos en el comercio internacio­nal. Estas trabas se han diseñado para perjudicar mercados como China, Rusia, Turquía, México y la Unión Europea y subrayan la necesidad urgente de unas normas universale­s serias para todos.

17 años en la OMC

China se incorporó a la OMC en 2001 y desde entonces ha compartido su talento y capacidade­s en los procesos de fabricació­n y tecnología con el resto del mundo y ha facilitado la inversión y acceso a sus mercados. Se ha convertido en un miembro indispensa­ble del comercio mundial. “Sin pertenecer a la OMC, habría sido imposible que impulsara su desarrollo económico”, afirma Mei Xinyu, investigad­or de la Academia China de Comercio Internacio­nal y Cooperació­n Económica en Beijing. Pero los acuerdos internacio­nales, que tardaron décadas en cristaliza­rse, están bajo la amenaza del creciente proteccion­ismo y el unilateral­ismo de EE UU.

Este nuevo escenario acarrea riesgos como la pérdida de empleos y el freno del crecimient­o económico, lo que podría incidir sobremaner­a en los países más pobres, según los altos funcionari­os chinos. Se necesitan reformas para defender el papel de la OMC y el sistema multilater­al de comercio.

Una ola de medidas restrictiv­as, como aranceles y regulacion­es aduaneras estrictas, amenaza con asfixiar el comercio internacio­nal. El último informe de la OMC indica que desde octubre hasta mayo aumentaron las restriccio­nes en todo el mundo. El volumen del comercio mundial afectado en ese periodo fue de 72.300 millones de euros.

Roberto Azevedo, director general de la OMC, afirma que este nuevo panorama podría convertirs­e en una norma en el futuro. Esto amenazaría la recuperaci­ón económica mundial y perjudicar­ía el crecimient­o, así como la creación de empleo.

Con el afán de mejorar su prestigio y eficacia, en los últimos años la OMC ha llegado a acuerdos impor- tantes como el de Facilitaci­ón del Comercio, la abolición de los subsidios a las exportacio­nes agrícolas y la ampliación del Acuerdo sobre Tecnología de la Informació­n. “Las discusione­s sobre el desarrollo de la economía deben continuar. Aunque hay ideas en el aire, aún no se ha alcanzado ningún consenso”, afirma Azevedo.

Los expertos aseguran que la marcha hacia un mundo totalmente globalizad­o se ha ralentizad­o tras la ronda de encuentros en Doha, que finalizó porque los socios discrepaba­n en cuestiones agrícolas. El primer mundo y los países en desarrollo han firmando acuerdos por su cuenta. Esto puede debilitar el poder de la OMC. “Tenemos que redoblar nuestros esfuerzos para satisfacer las necesidade­s de los socios”, apunta Azevedo.

El investigad­or Mei afirma que una visión económica cada vez más introspect­iva de los EE UU no tiene por qué socavar la ventaja competitiv­a de China en el comercio mundial. Pero sí hará más difícil que otros países puedan emular el exitoso modelo chino de exportacio­nes.

Esta nueva era es muy importante para China. Wang Shouwen, el viceminist­ro de Comercio, afirma: “Esperamos que el principio fundamenta­l de la OMC no se vea lastrado por cualquier posible reforma”.

Fuentes del Ministerio de Comercio de China opinan que la reestructu­ración de la OMC debería fortalecer su autoridad y liderazgo, y consolidar las funciones básicas y el papel del principio de libre comercio. “Debemos mantener un orden comercial multilater­al”, opina Gao Feng, su portavoz.

Aunque China puede avanzar en su industrial­ización con sus propios recursos, está dispuesto a aprovechar las opor- tunidades del exterior. A través de las importacio­nes y la inversión directa en el extranjero compartirá sus avances con los socios comerciale­s. “El país es consciente de que su mayor contribuci­ón al mundo pasa por hacer una buena labor en casa”, recalca Mei.

Ningún miembro de la OMC se ha visto perjudicad­o por la participac­ión de China desde 2001. Por el contrario, los 120 países que ejercen como sus socios comerciale­s se han beneficiad­o enormement­e.

Las exportacio­nes de EE UU a China pasaron de 22.340 millones de euros en 2001 a 128.890 millones el año pasado. El país asiático se convirtió en el tercer mercado más grande para EE UU, cuando hace 15 años ocupaba el número 11, según el Ministerio de Comercio.

Reforzar el sistema legal

China ha fortalecid­o su sistema legal para proteger la propiedad intelectua­l. En los últimos años ha modificado varias leyes: la de marcas, la de competenci­a desleal, la de patentes y la de derechos de autor, y ha tomado medidas contra la piratería.

Desde 2001, los derechos que China ha pagado por el uso de patentes extranjera­s aumentaron de media un 17% cada año hasta alcanzar los 24.574 millones de euros en 2017.

Varios empresario­s extranjero­s coinciden en que China, el mercado de consumo más grande del mundo, ofrece enormes oportunida­des en el marco de la OMC. Denis Depoux, que dirige la unidad china de la consultora alemana Roland Berger, confirma cuánto se ha beneficiad­o el país asiático del comercio libre.

Después de haber representa­do la fábrica del mundo, ahora destaca por el enorme crecimient­o de su demanda interna, la mejora de la calidad de sus productos y servicios, y la conciencia­ción medioambie­ntal de su fuerte sector secundario. “En China hay oportunida­des para aquellas empresas que se acoplen al mercado nacional”, explica Depoux. “Las inversione­s chinas en el extranjero aumentarán la influencia del país asiático en el mundo”, añade.

George Xu, director de la división china de Airbus, señala que el sector de la aviación tiene un gran potencial de crecimient­o. “Solo el 10% de los chinos tienen pasaporte. Si esa cifra ascendiera al 20 o 30%, se convertirí­an en un mercado enorme”, asegura George. Uno de cada cuatro aviones que la compañía aeroespaci­al europea fabrica vuela a China, su principal mercado.

“Hace veinte años, la mayoría de las multinacio­nales querían instalar sus fábricas en China, pero esto ha cambiado”, explica Bill Winters, director ejecutivo del grupo Standard Chartered Bank. “Ahora ven a este país como un comprador”, concluye.

Nuevas inversione­s

En medio de la creciente preocupaci­ón por el aislacioni­smo y el proteccion­ismo, el gigante químico alemán BASF anunció en julio que invertiría 8.605 millones de euros en la provincia de Guangdong (en la costa sur). BASF construirá una planta para químicos, que estará terminada en 2030 y constituir­á su proyecto de mayor envergadur­a hasta la fecha.

Para entonces, la OMC se habrá fortalecid­o gracias a los esfuerzos liderados por China. Guangdong y muchas otras ciudades de todo el mundo podrán emular a Port Elizabeth como paradigma de un comercio mundial eficiente, justo y equitativo.

El 10% de los chinos tienen pasaporte. Si esa cifra ascendiera al 20 o 30%, constituir­ían un mercado enorme para la aviación

 ?? TIAN HE / PARA CHINA DAILY ?? Un empleado en una planta de montaje de aviones Airbus A320 en Tianjin, a 114 kilómetros de Beijing. Uno de cada cuatro aviones que la compañía aeroespaci­al europea fabrica vuela a China, su principal mercado.
TIAN HE / PARA CHINA DAILY Un empleado en una planta de montaje de aviones Airbus A320 en Tianjin, a 114 kilómetros de Beijing. Uno de cada cuatro aviones que la compañía aeroespaci­al europea fabrica vuela a China, su principal mercado.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain