Los jóvenes lo bordan en la provincia de Jiangsu
Zhang Xue tiene 30 años y estudió en la Universidad de Finanzas y Economía de Nanjing. Pero en lugar de buscar un trabajo en su campo, ha preferido dedicarse al suxiu, una técnica de bordado típica de Suzhou, provincia de Jiangsu, en el este de China.
Zhang enseña a decorar pequeños sacos y abanicos en forma de luna en un estudio llamado MeWe que acaba de abrir en el pueblo de Zhenhu, en Suzhou. “Tenemos que difundir el oficio y convertirlo en un hobby”, cuenta. Zhang compagina su trabajo con el de guía en el Museo de Suzhou, dedicado al arte antiguo del país.
El suxiu tiene 40 tipos de puntada, aunque apenas se usa una decena en los bordados. Esta técnica ha estado dominada tradicionalmente por las mujeres. Zhang, uno de los pocos hombres bordadores de Zhenhu, reconoce que no tiene la destreza de su madre, Xue Jindi, pero lo suple con la búsqueda de nuevas oportunidades de mercado para esta ancestral forma de bordar.
Su idea pasa por decorar auriculares, relojes y carcasas de teléfono con los bordados, algo inspirado en el jin xiang yu, un arte que consiste en hacer incrustaciones de jade con oro.
Xue lleva cuatro décadas dedicada al suxiu. Algunas de sus obras se expusieron en el Louvre de París en 2013 con motivo del 19º Salón Internacional del Patrimonio Cultural. El suxiu tradicional es conocido por recrear minuciosamente dibujos extraídos de obras literarias. Una faceta en la que Xue es experta.
Una puntada universal
Uno de los trabajos más importantes de Zhang es la representación del sistema solar. Para ello utilizó una veintena de tipos de puntadas con las que distinguir los planetas. “Me preguntaba cómo dar vida a los hilos entrelazados, hasta que un día vi un documental sobre el cosmos. Decidí representar las órbitas, los rayos del sol y los planetas”, apunta.
El interés de Zhang por el arte contemporáneo le surgió en un viaje a EE UU y Europa, en 2013. “Por entonces tenía muy poco conocimiento, pero me di cuenta de que podría servirme de este arte para desarrollar nuevas formas de bordado”, dice Zhang, que se presentó a un programa de posgrado en la Escuela de Arte de la Universidad Soochow en 2014.
Arte contemporáneo
Influido por la inmersión en el arte contemporáneo, Zhang ha colgado agujas e hilos en una pared para crear una instalación en 3D titulada See the mountains. Una innovación que convive perfectamente con las características tradicionales del suxiu.
Zhang afirma que el bordado ha evolucionado en los últimos 2.000 años para defenderse de aquellos que temen por la pérdida de las esencias. “No impongo límites a los temas que elegimos, los materiales y las formas que empleamos. Se trata de combinar la artesanía de siempre con las necesidades del mercado”.
Zhang explica que en 2011, cuando ayudaba a su madre en el negocio, se dio cuenta de que había clientes que pedían cambios en el diseño de los bordados. A muchos artesanos les pilló con el pie cambiado. “El mercado demandaba cosas nuevas, así que orienté mi carrera en esa dirección”, relata. Por entonces era difícil que los jóvenes quisieran dedicarse al suxiu. Cuando tenían más oportunidades laborales si iban a la universidad.
“Ahora esto ha cambiado. Muchos de los hijos de los maestros han regresado a su ciudad natal para trabajar de bordadores”. Pero Zhang advierte: “Hay que ser talentoso y paciente para convertirse en un buen profesional”. Hay muchas parcelas en este campo. “Cada uno de estos jóvenes que han vuelto para dedicarse al suxiu debe encontrar su papel en la industria”.