DESCIFRAR EL SOL A TRAVÉS DEL ARTE
Unas ilustraciones del pintor Lin Dihuan resultan decisivas para que el fenómeno de los 24 periodos solares chinos forme parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.
Lin Dihuan, un pintor de 43 años, no se imaginaba que una decena de ilustraciones sobre la vida en el campo iban a ser tan decisivas para el reconocimiento de la cultura china. Gracias a estos dibujos, los 24 periodos solares, una antigua división del año que se rige por la posición del Sol respecto a la Tierra y que aporta información sobre la meteorología y las cosechas, forman parte de la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco desde noviembre de 2016.
Durante tres meses Lin mezcló elementos chinos tradicionales con una estética más contemporánea para producir las obras. La serie se había ideado originalmente para un libro de fotografía publicado en 2012.
Lin realizó composiciones circulares para representar los aspectos típicos de cada periodo solar. Las diez obras, basadas en otros tantos poemas antiguos, causaron una gran impresión por la técnica y la inspiración literaria. “Para nada esperaba que mi trabajo se convirtiera en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco”, cuenta orgulloso.
Los dibujos, hechos con la técnica china del pincel y tinta, le granjearon una gran notoriedad en el país. Lin da clases de comunicación y diseño en la Universidad Sun Yat-sen en Guangzhou, provincia de Guangdong.
Su popularidad se disparó cuando le encargaron diseñar el decorado del programa Rendezvous
With Chinese Poetry, emitido por la Televisión Central de China. El año pasado le pidieron de nuevo que pintara varios decorados para la última temporada del reality show.
Lin invierte diez horas a la semana en pintar. “A diferencia de otros artistas, no me obsesiono con la técnica. Intento mirar las obras desde la perspectiva de alguien ajeno a todo. Me asaltan preguntas como qué puede aportarme la pintura a mí y a los demás”, explica. Su estilo cambia según la temática, pero siempre aborda el trabajo con una actitud abierta y cercana y trata de transmitir ese sentimiento a los que contemplan sus obras.
A Lin, que creció en una familia rural en la ciudad costera de Zhanjiang, le encanta la caligrafía y el dibujo desde que era niño. De pequeño, a su familia no le alcanzaba para pagarle clases de pintura, por lo que aprendió por sí solo.
Al principio invertía sus ahorros en libros y revistas usados y copiaba las pinturas que en ellos aparecían. Para gastar menos recursos usaba una paleta muy limitada y los materiales eran sencillos. Lin comenzó a hacer caricaturas para varias publicaciones cuando estaba en el instituto.
Una carrera muy seria
Más tarde siguió los consejos de su padre y estudió medicina. Pero en lugar de ejercer la profesión, comenzó a trabajar como administrativo en la universidad. Sentía que era demasiado “inquieto y enérgico” para ser médico.
Desde entonces, Lin ha aprovechado al máximo su tiempo para dedicarse a lo que le entretiene y le gusta. En los noventa se convirtió en uno de los primeros diseñadores web del país. Gracias a eso, le trasladaron al departamento de Internet de la universidad.
En 2007 se hizo cargo de la edición gráfica y ahora es miembro de la Asociación Nacional de Fotógrafos. El periódico China Photography le reconoció en 2012 como uno de los fotoperiodistas más influyentes del momento. Ha publicado varios libros en este campo, incluido su éxito de ventas Waiting for a blossom.
El artista no ha dejado de inmortalizar los avatares de las personas corrientes. Su fuerte es capturar la vida cotidiana en ciudades pequeñas y zonas rurales.