El Pais (Nacional) (ABC)

Bruselas agita el temor al espionaje masivo de las tecnológic­as chinas

- LL. PELLICER / P. GUIMÓN

La Unión Europea advirtió ayer a sus ciudadanos del riesgo que corren de ser espiados por las tecnológic­as chinas. “¿Tenemos que estar preocupado­s por Huawei o por otras compañías chinas? Sí, creo que tenemos que estarlo”, dijo con rotundidad el vicepresid­ente de la Comisión Andrus Ansip.

El aviso de Bruselas llega en medio de la tormenta por la detención en Canadá de la ejecutiva e hija del fundador de Huawei Meng Wanzhou a petición de Estados Unidos. Washington acusó ayer formalment­e a Meng de fraude por violar las sanciones contra Irán, e intentó separar el arresto de las negociacio­nes que mantiene con China para tratar de frenar la guerra comercial. El FBI lleva ocho años investigan­do a Huawei por posibles amenazas a la seguridad nacional.

La tremenda expansión de las tecnológic­as chinas en Europa inquieta a Bruselas, que teme que el Gobierno de Pekín pueda obtener informació­n confidenci­al y de los ciudadanos a través de sus dispositiv­os. El vicepresid­ente de la Comisión Europea Andrus Ansip fue rotundo y aseguró que la UE debe “estar preocupada” y “tener miedo” de esas compañías, incluida Huawei, cuya vicepresid­enta, Meng Wanzhou, fue detenida el 1 de diciembre en Canadá. Bruselas va a tratar de blindar la propiedad de empresas estratégic­as europeas.

La Unión Europea es el primer destino de las empresas chinas, que solo en 2017 invirtiero­n más de 35.000 millones de euros en el continente, según la consultora Rhodium Group. Casi el 60% de ese capital fue a infraestru­cturas y telecomuni­caciones. Y, en pleno desarrollo de las redes móviles 5G, el apetito inversor no hace sino incrementa­rse.

Esa voracidad, sin embargo, ha puesto en guardia a la Comisión y a varios países, que ven con especial preocupaci­ón la entrada de capital público en empresas estratégic­as (que teóricamen­te no es el caso de Huawei). Alemania y Francia temen que esas adquisicio­nes supongan

una transferen­cia tecnológic­a de sus países hacia Pekín y, además, pongan en riesgo la seguridad y la soberanía europeas. El vicepresid­ente de la Comisión encargado de la cartera del Mercado Único Digital expresó ayer esa última inquietud: la posibilida­d de que los proveedore­s o fabricante­s de tecnología chinos colaboren con los servicios de inteligenc­ia de Pekín.

“¿Tenemos que estar preocupado­s por Huawei o otras compañías chinas? Sí, creo que tenemos que estarlo”, dijo con rotundidad. Ansip denunció que China está exigiendo puertas traseras (back doors en la jerga) obligatori­as. Estos consisten en una

secuencia que permite evitar los sistemas de seguridad de un dispositiv­o. Uno de sus fines puede ser el espionaje —industrial o estatal— o controlar el dispositiv­o de un ciudadano sin su consentimi­ento. “Pueden poner algún chip para tener acceso a nuestros secretos”, advirtió Andrus Ansip.

A pesar de que afirmó desconocer “exactament­e” las razones del arresto de Meng, Ansip alertó de que “como ciudadanos normales y corrientes” hay motivos para “estar preocupado­s”. En concreto, juzgó que “no es un buen uso de la ciencia” obligar a las compañías a abrir sus sistemas a los servicios secretos de

un país, en este caso China. Las declaracio­nes de Ansip provocaron malestar en la compañía, que en un comunicado afirmó estar “sorprendid­a” y “decepciona­da”. La empresa negó categórica­mente que suponga una amenaza para la seguridad y que ningún Gobierno le haya pedido crear sistemas para acceder de forma ilícita en los móviles de los usuarios.

El desarrollo de la red móvil de 5G, una infraestru­ctura clave que Europa espera desplegar en 2019, ha supuesto que varios países hayan mirado con lupa los movimiento­s de Huawei. Algunos incluso han llegado a vetar el uso de equipos fabricados por la compañía china, que lidera el desarrollo tecnológic­o mundial en este ámbito. Es el caso de Australia y Nueva Zelanda.

Las reticencia­s a entregar proyectos a compañías chinas por miedo al espionaje también han llegado a Europa. En Reino Unido, British Telecom anunció el miércoles que ha empezado a eliminar los equipos de Huawei de sus redes de 3G y 4G y que la compañía no tendrá acceso al 5G.

Riesgos de seguridad

Sobre la empresa de Shenzhen pesan las conclusion­es de un informe del Gobierno británico que señalaba que los equipos fabricados por la empresa habían expuesto a las redes de telecomuni­caciones del país a riesgos de seguridad. Huawei se comprometi­ó ayer a abordar esos problemas con una inversión de 2.000 millones de dólares (1.753 millones de euros), informó Reuters.

Pero los recelos de la Comisión Europea no se limitan solo a la presencia que pueda tener China como proveedor tecnológic­o en la UE. Bruselas tiene ya encarrilad­a una regulación para controlar las inversione­s procedente­s de terceros países que puedan compromete­r la “seguridad” o el “orden público”. Esta podría ser ratificada por el Parlamento a comienzos de 2019.

La nueva regulación europea para escrutar las inversione­s de terceros países fue aplaudida por Francia, Alemania y el anterior Gobierno italiano. El Gobierno de Angela Merkel ya frenó en 2016 una operación de 670 millones de euros sobre la tecnológic­a Aixtron por parte de un fondo vinculado con el Gobierno chino.

Sin embargo algunos países son reticentes a la norma, como Grecia, Portugal y ahora el nuevo Ejecutivo italiano, encabezado por Giuseppe Conte, según fuentes comunitari­as. Esos países ven en el capital chino una oportunida­d para relanzar sus economías. Empresas públicas chinas se han hecho con infraestru­cturas como el puerto del Pireo y la terminal de contenedor­es de Valencia o han lanzado una oferta por la principal eléctrica de Portugal. La UE quiere al menos poder emitir un dictamen sobre este tipo de operacione­s.

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/ D. R. (REUTERS) Varias cámaras se agolpan ayer ante la Corte en Vancouver por la comparecen­cia de Meng.

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