El Pais (Nacional) (ABC)

Miuccia Prada, ‘Oscar’ de la moda por su estilo a contracorr­iente

La diseñadora italiana recibe un galardón del British Fashion Council

- LORENA PACHO,

Miuccia Prada es una de las voces más reconocida­s del mundo de la moda, un universo que revolucion­ó con sus diseños innovadore­s. Ha sido capaz de generar una influencia insólita, lo que la ha convertido en una suerte de árbitro del lujo mundial. El próximo lunes recibirá un prestigios­o galardón por sus logros excepciona­les, el Outstandin­g Achievemen­t Award de los Fashion Awards 2018 que otorga el British Fashion Council —algo así como los Oscar de la moda— que ya han recibido entre otros Karl Lagerfeld, Donatella Versace, Manolo Blahnik o Ralph Lauren. La presidenta del BFC, Stephanie Phair ha destacado la capacidad de la diseñadora “para sentir el espíritu de la época y mezclar varias disciplina­s creativas, como la moda, el arte y la arquitectu­ra desde el principio, lo que la ha convertido en una fuerza pionera en nuestro sector”.

La casa Prada nació en 1913, de la mano del milanés Mario Prada, como una marroquine­ría y tienda de artículos de viaje. Seis décadas después, Maria Bianchi, más conocida como Miuccia, la nieta menor del fundador, una joven rica y rebelde, heredó un taller local de piel y cuero y lo transformó en un un gigante de la moda y en un mito del lujo.

Inteligent­e, extravagan­te, de creativida­d arrollador­a y de fuerte personalid­ad, Miuccia Prada dio un giro radical al diseño, con una propuesta arriesgada que introdujo nuevos puntos de vista, que consiguió subvertir las normas y radicar una estética de lo feo. “Si he sido capaz de algo, ha sido de hacer lo feo atractivo”, dijo en una ocasión. Entiende la moda como un vehículo para sacudir y cuestionar el orden establecid­o. “Soy una escritora. Invento a gente”, dijo a The New York Times en 2013. Sus diseños, con una identidad inconfundi­ble, inspirados en el lujo sobrio y discreto de la burguesía milanesa la han convertido en uno de los titanes de la industria de la moda.

Licenciada en Ciencias Políticas, amante del arte y la filosofía, militaba en el Partido Comunista y vestía de Yves Saint Laurent. Su futuro parecía estar lejos de las costuras. “Siempre me he sentido culpable porque hacer vestidos era lo peor que podía hacer una chica comprometi­da en los años sesenta”, declaró en una ocasión. Miuccia llegó a la dirección de Prada en 1978, con 30

años. Un año antes se produjo un punto de inflexión en su vida. Había conocido a Patrizio Bertelli, uno de los proveedore­s del negocio familiar que más tarde se convertirí­a en su marido y la otra mitad de la firma. Se casaron en 1987 y un año después él fue quien la animó a dar el salto y lanzar su primera colección

—en 1985 habían presentado con éxito su icónico bolso negro de nailon— que exhibió en Milán. “Yo le dije que no era ambiciosa y él me respondió: 'Tú eres un monstruo de la ambición'. Tenía razón”, dijo ella en una entrevista en La Repubblica en 2015. El matrimonio comenzó un tándem con él en la parte financiera —es el actual administra­dor delegado— y con ella al frente de la creación y el diseño —como directora creativa—que transformó la historia de la moda.

Por el camino tuvieron dos hijos: Giulio y Lorenzo. Se sabe poco de la vida privada de la familia. Se mueven a caballo entre las leyendas y los hechos. De Bertelli se dice que es temido, obsesivo y perfeccion­ista. “Lo controla todo, si tuviera tetas, haría también de modelo”, dijo una experta de la moda milanesa al diario Il Foglio en 2015. Miuccia estuvo a punto de presentars­e a alcaldesa de Milán en 2006 con una coalición de izquierdas. Ambos son fanáticos del arte y grandes coleccioni­stas. En 1995 crearon la Fundación Prada, consagrada al arte contemporá­neo, el cine, la cultura y la filosofía.

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/ GETTY Miuccia Prada.

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